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Lunes, 10 de diciembre de 2012
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Federer llega a la Argentina para jugar con Del Potro

Sabor latino

El suizo, uno de los mejores tenistas de la historia del deporte, concluyó una gira de cinco días por Brasil y arriba a Buenos Aires como parte de un tour por la región que le reportará una ganancia de siete millones de euros. Lo que hizo en San Pablo y lo que hará aquí.

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En cinco intensos y calurosos días, que incluyeron degustación de frutos exóticos y afrodisíacos, tenis ante ídolos brasileños y partidos de fútbol con niños de una favela paulista, el suizo Roger Federer hizo realidad su “sueño” de estar en Brasil. Hoy llega a Buenos Aires en un vuelo privado, procedente de San Pablo, y se alojará en una mansión del centro porteño. El miércoles y el jueves jugará sendos partidos de exhibición ante Juan Martín Del Potro en Tigre.

“Vi personas llorando por verme. Eso pasó otras veces, pero aquí más que en cualquier otro lugar”, dijo en medio del torbellino de actividades el tenista de 31 años, quien ya conquistó 74 títulos y estuvo en el primer lugar del ranking mundial durante 302 semanas.

Desde el pasado jueves, cuando el máximo ganador de títulos de Grand Slam desembarcó en San Pablo para disputar una serie de partidos de exhibición junto a otras grandes figuras del tenis mundial, el número 2 del mundo no hizo siquiera una pausa en el país cuyos fanáticos describió como “los más cálidos” que nunca encontró. ¿Dirá lo mismo en la Argentina?

En un intento por retribuir la “calurosa” acogida –esto dicho tanto metafórica como literalmente, ya que las altas temperaturas fueron el marco del pasaje de Federer por Brasil–, el suizo firmó autógrafos en toda clase de objetos –pelotas de tenis, camisetas, gorros, libros– y se sacó centenares de fotos con los aficionados, sin perder ni por un momento su característica sonrisa, mezcla de simpatía y timidez.

El jueves, primer día de estadía en suelo brasileño, comenzó afeitándose en público para honrar la marca que patrocina su gira sudamericana, y visitó el popular Mercado Municipal de San Pablo, donde probó dos “excentricidades”, al menos para él: frutas exóticas afrodisíacas, sobre las que, bromeando, preguntó si servían “para hacer bebés”, y un sandwich de mortadela.

Por la noche, la alegría de estar en el “gigante sudamericano” no se vio empañada ni por el calor “de sauna” que se respiraba en el Gimnasio de Ibirapoera ni por el debut con derrota por tres sets ante el brasileño Thomaz Bellucci, de quien dijo que le ve “potencial para ser Top 10”.

Después de “ponerse en el bolsillo” a la torcida brasileña, que pagó fortunas para verlo y lo recibió ovacionándolo de pie, algunos portando incluso la bandera de Suiza, Federer se “adueñó” de la prensa.

Siempre cálido y vistiendo una chaqueta “verdeamarelha” con un inmenso “Brasil” escrito en la espalda, repitió lo que ya había comunicado a través de su cuenta en Facebook: “El sueño se hizo realidad. Para mí fue muy especial jugar aquí, y lucir esta chaqueta es un respeto a Brasil. Soy fan de Guga (Kuerten) y de (Ayrton) Senna. Estoy muy feliz de estar aquí”.

El viernes, el tenista visitó la favela de Paraispolis, donde asistió a la final del Campeonato de Fútbol de la CUFA (Central Unica de las Favelas) y pateó unos penales junto a los chicos del barrio en una cancha de salón. Después, y sin mostrar cansancio, enfrentó dos animados “minipartidos” de tenis con “su” ídolo, el brasileño Gustavo Kuerten, y con la legendaria “reina” del tenis de Brasil, Maria Esther Bueno. “Ella venció 19 torneos de Grand Slam (sumando singles y dobles) y todavía juega maravillosamente bien”, se asombró Federer tras jugar con Bueno, de 73 años.

El sábado, antes del gran partido de exhibición ante el francés Jo–Wilfried Tsonga, el suizo “se midió” ante la estadounidense Serena Williams, en una improvisada cancha armada en la entrada del famoso Museo de Arte de San Pablo. Tras el partido de unos diez minutos que paralizó virtualmente el centro de la gran ciudad, Federer jugó con niños que participan de un programa social, y expresó su deseo de que su estadía los “inspire” a seguir sus pasos. “Quién sabe si, en el futuro, ellos jugarán el circuito representando a Brasil. Definitivamente, ésta es una de las razones de que estemos aquí”, afirmó.

Por último, el sábado, en el clímax de su visita a Brasil, Federer tuvo el “honor” de conocer a Pelé, con quien intercambió camisetas autografiadas y a quien demostró inmensa admiración, y cerró con un triunfo el choque ante Tsonga, en un estadio en el que cerca de 10 mil personas lo alentaron. Ayer venció a Tommy Haas en el cierre de su gira brasileña.

Hoy comienza el periplo argentino, el segundo tramo de su tour por América latina, que tendrá su posterior escala en Colombia y le reportará un monto final cercano a los 7 millones de euros.

Un día antes, la leyenda viva del tenis brindará una conferencia de prensa en el escenario de las exhibiciones, que tiene sus localidades agotadas para ambas fechas. El público pagó entre 750 y 3500 pesos para disfrutar del suizo, que tiene previsto visitar la Bombonera y brindar una clínica de tenis, entre otras actividades.

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