Lunes, 7 de octubre de 2002
EL VOLEY VOLVIO A CONVOCAR LA PASION
Fin de semana con Luna lleno
Con Jap贸n el viernes, con Bulgaria el s谩bado, anoche ante Italia... En tres jornadas saturadas de emociones, la historia volvi贸 a hacer escala en el Luna Park gracias a la gente y al voley.
Por Juan Jos茅 Panno

D贸nde est谩 el reloj que mir贸 Monz贸n, groggy, casi sobre el final final del noveno round de la pelea con Benny Briscoe? No est谩, no hay ning煤n reloj. S贸lo hay dos tableros electr贸nicos, uno en la cabecera de Lavalle y el otro en la de Corrientes, que informan el resultado final del primer partido: ITA 3, JPN 1. Dentro de poquito van a empezar a jugar Argentina y Bulgaria el partido clave para la clasificaci贸n a los cuartos de final y el p煤blico, las 10 mil almas 鈥搄贸venes en su inmensa mayor铆a鈥 no sabe nada del reloj y en realidad no ve la hora de que por fin comience a volar la pelotita. S贸lo el cronista y un veterano colega atacados de nostalgia convocan al reloj, a Monz贸n y otros fantasmas, en la noche del s谩bado en el Luna.
鈥揕ocche con un gallego que se llamaba Barrera Corpas o algo as铆..
鈥揝铆, esa noche estuve, el gallego termin贸 mareado...
鈥揕os Seis D铆as en bicicleta.
鈥揢h, claro... Y Los Globetrotters, Holiday on Ice, el Circo de Mosc煤...
鈥揈l Mundial de b谩squet del 鈥90, que en la final de Yugoslavia y Rusia se arm贸 quilombo entre los serbios y los croatas por un par de banderas que flameaban en la tribuna.
鈥揋oyo Peralta-Bonavena, el d铆a que se bati贸 el record de p煤blico...
鈥揈sa no la vi, pero s铆 estuve en el velorio de Ringo.
鈥揧o en el de Julio Sosa, que tuvieron que trasladar el caj贸n desde la Casa Suiza de tanta gente que hab铆a...
鈥揋atica-Prada, Selpa-Lausse...
鈥揈h, par谩, que yo ni hab铆a nacido...
鈥撀縔 Serrat, en el 鈥82?
鈥揊ueron como quince d铆as seguidos, estaba en la popu, en la tribuna de Corrientes. Volv铆a la democracia, los buenos tiempos.
鈥揧 en el 鈥82, 驴no estuviste en el otro Mundial de v贸leibol?
鈥揕a gente cantaba: 鈥淪e va a acabar... / Se va a acabar... / La dictadura militar鈥. Fue la primera vez que se cant贸 eso en un estadio. Fue lo mejor del Mundial.
La gente, ahora, en este Mundial, canta: 鈥淎 esos putos les tenemos que ganar鈥, extrapolando modernos hits de las hinchadas futboleras. 鈥淎 esos lungos les tenemos que ganar鈥, explica una madre, recatada, a su hijo que pregunta porque no oye bien qu茅 es lo que dicen. El pibe no se queda muy conforme y el amigo del cronista, vuelto al presente, dice: 鈥淗ay que poner un poco m谩s de Weber鈥, para estar a tono con la tribuna futbolera, cuando los jugadores comienzan el calentamiento.
Est谩 lleno el Luna Park y tiene un clima fant谩stico. Hay m谩s gente que el viernes, cuando el partido contra Jap贸n; hay m谩s bombos, m谩s banderas y m谩s conciencia de lo dif铆cil que es la parada. Bulgaria hab铆a perdido 3-2 ante Italia el d铆a anterior y se sabe que es imprescindible el aliento que agranda a los propios y presiona a los rivales y a los 谩rbitros. Nunca, en toda la noche, dejar谩 de abuchearse a cada sacador contrario, pero cierto rasgo de civilidad asoma con los himnos y se escucha el de los b煤lgaros en silencio. Por suerte, no se exacerba el fervor patri贸tico y de los himnos s贸lo pasan las introducciones.
Ya en la presentaci贸n de los equipos comienza el toqueteo. Todo lo que el v贸leibol carece de contacto f铆sico con el rival lo compensa con el pegoteo entre compa帽eros. Van hacia la cancha, en orden: Milinkovic, Elgueta, Conte, Weber, Spajic, Bidegain y Meana, el l铆bero que, como tal, se viste diferente. Cu茅ntense, si se puede, las tocaditas de Meana. Antes de ir hacia el centro de la escena, choca las manos con Ferraro, Giani, Porporatto, Darraidou y Patti y con cada uno de los ocho integrantes del cuerpo t茅cnico; cuando llega, primero se saluda con la mascota, que seg煤n los muchachos de 鈥淐QC鈥 es Baby Etchecopar, participa de un scrum con los que est谩n en la cancha y, ya separados, los saluda uno por uno, mientras los dem谩s se tocan entre s铆. La tradici贸n manda que tendr谩n que manosearse cada vez que se logra un tanto propio as铆 sea porque el sacador rival la mand贸 al Correo Central o la dej贸 colgada en la red, y que hay que tocar al que comete un error para darle aliento y al que entra y al que sale y a cualquiera que pase cerca por las dudas. Es como una especie de psicodrama como parte de una terapia de grupo. El licenciado Getzelevich podr铆a dar las indicaciones desde el costado: 鈥淎hora cerramos los ojos, ponemos todos los sentidos en las yemas de los dedos y reconocemos al compa帽ero y en ese contacto, con tacto, nos re-conocemos a nosotros mismos: mucho gusto鈥. Y as铆.
Si a uno se le ocurriera hacerle alg煤n reportaje tipo ping pong a cualquiera de los jugadores del plantel, saldr铆a una cosa m谩s o menos as铆: 驴Un m煤sico?: Toquinho. 驴Un jugador de f煤tbol?: Pentrelli. 驴Un t茅cnico?: Tocalli. 驴Un escritor?: J.R.R. Tolkien. 驴Un elemento de limpieza?: Jab贸n de tocador. Y as铆. Tan efusivo est谩 el saludaje del s谩bado que al armador Weber casi lo desarman de un piquete de ojos en el festejo de un tanto cuando el partido se pone 5 a 3 en el tercer set.
Lo verdaderamente tocante, sin embargo, es el tramo final del cuarto y 煤ltimo set, con las tribunas y los jugadores interpretando letra y m煤sica de un triunfo inolvidable.
鈥淏i-de-gain... Bi-de gain...鈥, cantan antes del saque. Y el jugador n煤mero 11, la gran figura de la noche, mete un palazo impresionante que los b煤lgaros devuelven con dificultad y se la dejan a Conte, que suma con un toque sutil por arriba del bloqueo.
鈥淥le/ Ole/ Ole/ Hugo/ Hugo鈥, baja desde la popu.
Los b煤lgaros resisten, pero Milinkovic est谩 imparable y parte en pedazos el bloqueo mientras la barra quilombera festeja por adelantado, cuando el marcador crece inapelable: 22, 23, 24... 鈥淯no m谩s/y no jodemos m谩s.鈥
Y Milinkovic, que est谩 en el saque, se levanta, pega y cumple: hoyo en uno, pelota contra la raya opuesta, ace, golazo.
鈥淥hh... Argentina... / es un sentimiento/ no puedo parar...鈥, devuelve la gente. Y no pueden parar. Diez, quince minutos dura el canto mientras los jugadores celebran con vuelta ol铆mpica y todo. Es que lograr la clasificaci贸n y estar entre los ocho primeros es como salir campeones. Ese s谩bado de Luna lleno se empez贸 a ganar el partido de ayer contra los italianos, en otra victoria de las que quedaran marcadas para siempre. Lo que les importa, en el fondo, a los jugadores es haberse sacado el mote de 鈥減echo fr铆o鈥 con el que vienen cargando desde hace tiempo. El Luna, palacio real de la m煤sica tribuna, cajita vibrante y colorida, qued贸 a la medida de la selecci贸n en un fin de semana inolvidable.
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