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Lunes, 30 de diciembre de 2013
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Gerardo Martino fútbol

Sacó rédito en el banco

Campeón con Newell’s en la primera mitad del año, se fue a dirigir al Barcelona...

Por Daniel Guiñazú
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De una punta a otra del almanaque, Gerardo Daniel Martino fue uno de los grandes protagonistas del año futbolístico. Primero armó el Newell’s que salió campeón del torneo Final y que llegó a las semifinales de la Copa Libertadores, de la que lo eliminó el mismísimo campeón, Atlético Mineiro. Y luego dio un gran golpe de escena: contra todos los pronósticos, fue contratado para dirigir al gran Barcelona de España, al que ha puesto en la punta de la Liga y ha clasificado para los octavos de final de la Champions League.

Sin embargo, 2013 no cierra en calma para él. Cruzado por la mirada conspirativa de la prensa catalana (para la cual Martino es un error del sistema que no debería estar ocupando el cargo que ocupa, reservado sólo para técnicos salidos del riñón del club o consagrados europeos) y por la ira de la prensa madrileña (capaz de mentir, inventar, tergiversar o difamar con tal de voltear la hegemonía del Barcelona), el Tata ha quedado en medio del fuego de enemigos que sólo parecen coincidir en algo: lo quieren cuanto antes fuera de allí. Tampoco Sandro Rosell colabora con su estabilidad. El presidente del Barcelona ha hecho saber que a finales de la temporada podría haber grandes cambios. Y que uno de ellos sería la llegada del brasileño Luiz Felipe Scolari a la dirección técnica azulgrana.

Pero en medio de una guerra que no buscó ni propuso, Martino sigue apostando a lo suyo: el fútbol de pelota bien jugada a ras de piso, salida por los costados, movilidad incesante y permanente talante ofensivo. Con eso llevó a Newell’s a los planos más altos. Y le fue suficiente para ganar títulos y reconocimientos. Barcelona le demandó todavía más. Y como en algún partido aislado, llegó a tener menor posesión de pelota que su rival y en algún clásico con el Madrid, quiso cerrar el resultado a la argentina sacando a un delantero para poner un volante de marca, quienes lo estaban esperando agazapados le saltaron a la yugular. Y lo consideraron indigno, un intruso que nada tenía que hacer donde estaba.

Sin embargo, ahí están los números para definir lo que ha sido (y lo que sigue siendo) Martino en el Barcelona: ganó 24 de los 30 partidos que jugó y perdió apenas dos, con 91 goles a favor y 20 en contra. Una campaña intachable que promete lo mejor, mucho más ahora con el regreso de Lionel Messi, con el que casi no pudo contar. Martino apuesta a salir campeón de la Liga y de la Champions. Pero para eso necesita tiempo. Un tiempo que sus enemigos no parecen dispuestos a concederle.

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