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Lunes, 25 de marzo de 2002
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RIVER vencio A VELEZ EN LINIERS Y SE MANTIENE COMO PUNTERO

Ganó sin sobrarle nada

Con un primer tiempo flojo y un segundo más
animado, al puntero le alcanzó un chanfle de Andrés D’Alessandro para sostener la ventaja de tres puntos que llevaba en la tabla. Sufrió mucho porque Ortega estuvo ausente y Cavenaghi no acertó a embocarla, pero con D’Alessandro y el Cuchu Cambiasso supo cambiar a tiempo. A Ramón Díaz lo escupieron a tras el encuentro.

Por Ariel Greco
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D'Alessandro maniobra ante Cubero. El pibe fue el mejor de la cancha.
River dio un examen muy importante en su camino al título. Sin poder desarrollar su juego vistoso salvo en algunos pasajes del segundo tiempo, el equipo de Ramón Díaz se impuso 1-0 a Vélez con un golazo de tiro libre de Andrés D’Alessandro y mantiene los tres puntos de ventaja sobre Gimnasia. A River no le sobró nada, es cierto, pero el triunfo quedó justificado por esos ratos en que D’Alessandro se cargó el equipo sobre sus espaldas y encontró en Cambiasso un socio ideal para generar fútbol. Lo más trascendente es que River ganó a pesar de que varias de sus figuras tuvieron rendimientos muy bajos, lejos del nivel habitual.
Para River era una prueba complicada por varios factores. En principio, por la dificultad que representaba Vélez. Con muchos chicos, pero con personalidad, los de Liniers no son un rival sencillo, mucho menos en su casa. También flotaba el fantasma de los empates ante Chicago y Banfield, partidos en los que el equipo de Ramón Díaz no había podido convertir y dejó puntos importantes en el camino. Además, los resultados del sábado le habían agregado un grado extra de presión. Con los triunfos de Gimnasia y Racing, ambos de visitantes, el puntero estaba obligado a ganar para seguir cómodo arriba.
Con todos esos condicionantes, River salió de entrada a imponer su juego. Claro que en la cancha se encontró con un nuevo inconveniente, tal vez el que menos esperaba y el que más lo afectó: Ariel Ortega, su principal figura y máxima preocupación para los defensores rivales, estuvo casi ausente. Eduardo Coudet nunca se metió en el partido, por lo que el equipo sintió la falta de llegada por el sector derecho. Fernando Cavenaghi, pese a la voluntad de asociarse, quedó bastante aislado del resto. Ante tanto bajón individual, al líder le costó hacerse cargo de su responsabilidad. Por eso, en el primer tiempo, Vélez llevó la iniciativa y estuvo muy cerca de sacar ventaja. Comizzo, con dos intervenciones muy acertadas, sustentó el cero en el arco propio. River apenas se acercó por dos errores del fondo de Vélez, que Cavenaghi y Ortega no supieron aprovechar.
La segunda parte fue otra historia. En los primeros cinco minutos, el visitante mostró más peligro por mérito propio que en todo el primer tiempo. En ese pasaje pudo ponerse 1-0 con un cabezazo de Zapata y un remate de Cambiasso apenas desviado. Todo, porque D’Alessandro comenzó a tomar más protagonismo, al tiempo que Vélez ya no mandaba en la mitad de la cancha. Y por la zurda de su conductor, River comenzó a ganar el partido: chanfle perfecto por encima de la barrera, lejos del inútil vuelo de Sessa.
El gol terminó de potenciar las tendencias. Con D’Alessandro y Cambiasso como abanderados, River se adueñó definitivamente del desarrollo y, por momentos, desplegó su fútbol. Vélez apenas inquietó con centros cruzados, que nunca encontraron un destinatario cierto. Para colmo, los cambios que intentó Bauza no dieron los resultados esperados. Así, River edificó un triunfo fundamental. Porque volvió a ganar después del tropezón ante Banfield, porque mantuvo la diferencia con sus perseguidores y porque se sobrepuso a la baja performance de varias de sus figuras.

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