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Lunes, 8 de abril de 2002
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La fiesta inolvidable

El Buenos Aires Lawn Tennis tuvo una fiesta inolvidable. Los memoriosos aseguraban que no recordaban una locura semejante; otros apenas se animaban a compararla con el triunfo de Guillermo Vilas a John McEnroe en la serie de 1983 o con la victoria de Mart铆n Jaite ante Michael Stich en los cuartos de 1990. Pero, m谩s all谩 de las similitudes, la efervescencia que se vivi贸 ayer en un estadio de tenis tiene muy pocos antecedentes.
La ansiedad por festejar la clasificaci贸n que se acumul贸 con la derrota del dobles el s谩bado y con la ca铆da de Chela en el primer turno deb铆a canalizarse de alguna manera. Por eso, el 谩rbitro alem谩n se cans贸 de pedir silencio en todos los idiomas luego de cada punto. Por eso, Lucas Arnold no aguant贸 quedarse en el banco y prefiri贸 subir a la tribuna para cantar con los hinchas. Tanta euforia, que hasta se puso una camiseta de Excursionistas que cambi贸 con uno de los pibes de la improvisada barrita. Luego se sum贸 Guillermo Ca帽as, que no dud贸 un instante en hacerle caso al 鈥渜ue venga Ca帽as / que tenemos que ganar鈥 con que lo arengaban su compa帽ero de dobles y la banda. Incluso se animaron a pedir que subiera Gabriela Sabatini, aunque Gaby con una sonrisa apenas se limit贸 a saludar. Pero si de por s铆 el clima era extraordinario, la llegada de Diego Maradona, junto con Guillermo Coppola, cuando promediaba el segundo set, termin贸 de armar la fiesta. Por m谩s que Diego intent贸 con se帽as que la atenci贸n se mantuviera sobre lo que Gast贸n Gaudio demostraba en la cancha, su objetivo no se cumpli贸. Hasta el mismo Gaudio admiti贸 que la aparici贸n de Diego lo desconcentr贸, ya que se emocion贸 con su llegada. Incluso los croatas abandonaron su banco algunos games antes de que terminara el partido para saludar al ex capit谩n de la Selecci贸n. Luego de que Goran Ivanisevic le regalara su raqueta y recibiera a cambio una camiseta de Diego, los visitantes volvieron a la cancha las corridas, justito para ver la definici贸n del juego.
A esa altura, nadie se manten铆a sentado. Todo val铆a para revolear por sobre las cabezas. 鈥淓s un sentimiento / no puedo parar...鈥 Cuando Gaudio liquid贸 el tr谩mite ante Karlovic y re-vole贸 su raqueta a la tribuna, el desahogo fue total. Ca帽as y Chela se abrazaron a un costado. Gaudio corri贸 a regalarle su camiseta a Maradona. Arnold lo busc贸 especialmente a Gattiker, y luego carg贸 en andas al h茅roe de la serie. El champagne rociaba a todo aquel que pisaba la cancha. La gente no paraba de alentar. Ante semejante imagen futbolera, la vuelta ol铆mpica se torn贸 inevitable. Todos abrazados, todos cantando, incluso Gattiker, que admiti贸 que no quer铆a darla, pero por la emoci贸n no pudo resistirse. Hasta qued贸 tiempo para una ovaci贸n para la retirada del equipo croata, una postal de la hospitalidad de todo el fin de semana y de la simpat铆a que despertaron los visitantes.
El festejo se prolong贸 en el vestuario. Los primeros en sumarse a los integrantes del plantel fueron Gaby y Diego, que se llev贸 las remeras de todos. 鈥淨ue de la mano / del Colorado...鈥, se escuchaba desde afuera. Un s铆mbolo de la unidad que muestra el grupo.

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