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Lunes, 2 de enero de 2006
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CARLOS D’ANGELO, ESPECIALISTA ANTIDOPING DEL CENARD

“Para cambiar la situación hay que hacerlo desde abajo, trabajando con los jóvenes”

El experto opina que la relación entre alto rendimiento y doping es tan estrecha que el combate contra el flagelo tiene que hacerse desde un ángulo distinto. “El enfoque sobre el alto rendimiento tiene que cambiar –asegura– porque se ha perdido casi toda la esencia de lo que es una actividad deportiva. Ya no es un deporte sino un juego por plata”, señala.

Por G. V.
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“EL CASO PUERTA ES IMPORTANTISIMO SI JUZGAMOS QUE MUCHAS FEDERACIONES HAN DESPERTADO.”
Cuando se habla del doping y cómo buscar anticuerpos para luchar contra él, Carlos D’Angelo es un referente para la divulgación de un tema complejo como ése. Médico clínico, con cuarenta años de trayectoria e innumerables intervenciones en congresos o conferencias, desde 1997 está al frente del laboratorio que funciona en el Cenard. Asimismo, es el presidente de la Comisión de Doping del Consejo Americano del Deporte (CADE) y menciona con orgullo que trabajó en la redacción de la Convención Internacional contra el Doping de la Unesco. Por estas razones, Líbero lo entrevistó para que analizara su actividad en la Argentina y qué debería hacerse en materia de controles.
–Usted ha sostenido en recientes declaraciones que existe una estrecha vinculación entre el doping y el alto rendimiento. ¿Por qué?
–El enfoque sobre el alto rendimiento tiene que cambiar. Porque se ha perdido casi toda la esencia de lo que es una actividad deportiva. Por eso digo que ya no es un deporte sino un juego por plata.
–¿Qué balance hace de lo que ocurrió con el doping en el país durante el 2005?
–Acá cerramos un poquito por encima de los valores internacionales, que están en un 1,7 o 1,8 por ciento. Nosotros andamos en el 2 y pico por ciento. No es una diferencia abismal con lo que sucede en el resto del mundo.
–¿A qué conclusión llegó cuando analiza un caso como el de Mariano Puerta que, por sus repercusiones, resulta emblemático?
–Su situación se la puede mirar de dos maneras. Por un lado, es un deportista que ha transgredido una norma, de lo cual es responsable. Un tenista de alto nivel no puede desconocer ciertas reglas. Se lo sancionó de manera muy dura y, de esa forma, la sociedad deportiva podría quedarse tranquila. Esa sería una visión, aunque muy recortada. Que no nos permite ver la realidad de lo que ocurre con el doping. La otra sería preguntarse qué está pasando con el deporte y el tenis en particular. Y es que el problema no es individual... El caso Puerta es importantísimo si juzgamos que muchas federaciones han despertado y se dieron cuenta de que tienen que empezar a trabajar.
–¿La sanción de la Federación Internacional de Tenis (FIT) fue de ocho años porque existe una política cada vez más agresiva de la Agencia Mundial Antidoping para castigar los positivos?
–En realidad, a Puerta no le aplicaron las penas que establece la WADA, que son, por la primera vez dos años y por la segunda, una suspensión de por vida. En este caso, hubo una sanción intermedia, aunque yo, en ese tema, no prefiero adentrarme porque es un problema de abogados, Puerta tiene todo el derecho de hacer su apelación y los tribunales, en última instancia, resolverán. Pero sí digo que no podemos circunscribir el problema del doping a una cuestión estrictamente jurídica, ya que no veremos el bosque. Y el bosque es el alto rendimiento.
–¿Cómo mejoraría las condiciones del deporte de elite?
–Que cambie la situación desde el alto rendimiento va a ser difícil. Si viene un cambio, será desde abajo, desde los jóvenes, desde los que empiezan. Por eso hay que trabajar muchísimo con ellos. A los que de modo insensible se les está coartando la libertad de crear, la diversión de jugar y tantas cosas... Porque nada de eso sirve en el alto rendimiento y lo único que importa es ganar. Yo rescato en muchas de mis charlas a personajes como Ginóbili, Cachito Vigil, Bielsa... tipos que hacen del alto rendimiento una ideología distinta.
–¿El sistema de controles antidoping en el mundo funciona bien?
–Yo creo que, en general, sí. Porque las tecnologías están muy aceitadas, la transgresión es difícil, aunque los controles dejen la sospecha de que se pueden transgredir y hasta ser corrompibles. Pero en el caso del doping hay una metodología muy normatizada y compleja para vulnerar.
–Así como hay un laboratorio llamado Balco en Estados Unidos bajo la mira de la Justicia por proveer sustancias prohibidas a muchos atletas, ¿se puede saber si en Latinoamérica y, en la Argentina en particular, esto puede repetirse?
–Si existe, no lo conozco.

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