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Lunes, 15 de enero de 2007
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OPINION

Las vedettes del mercado

Por Daniel Guiñazú

Dos vedettes tiene hasta aquí el presente período del libro de pases. 1º) Los técnicos. 2º) Los “grupos empresarios”. El enroque Miguel Russo a Boca y Ricardo La Volpe a Vélez y la reaparición de Ramón Díaz al frente de San Lorenzo aportaron atractivo y ruido mediático al receso futbolero. Si siempre resultaron interesantes los sucesos en los bancos de suplentes, mucho más habrán de serlo en el Clausura que se viene.

Pero las grandes figuras, sin duda, son los llamados “grupos empresarios”. Definición ambigua, si las hay, que cobija a los inversores nacionales y extranjeros quienes, deslumbrados por las suculentas ganancias en dólares que genera una buena venta al exterior (el pase de Gonzalo Higuaín al Real Madrid es el último ejemplo), invierten en jugadores de fútbol como antes lo hacían en acciones de la Bolsa de Nueva York, o en el mercado inmobiliario. Sin los fondos frescos de turbia procedencia que arriman, casi ninguna operación se hubiera concretado. A ellos les sobra para apostar el dinero que a los clubes les falta para soñar.

Salvo Boca, Vélez, Estudiantes y Colón, que reforzaron sus planteles con plata propia, otros equipos no tuvieron reparos en asociarse con estos grupos para potenciarse. River fue el que llegó más lejos en su relación. Le acercaron siete millones y medio de dólares para traer a Villagra, Rubén y Ojeda, y es posible que esta semana le pongan otro tanto sobre la mesa para ir por Lavezzi o Pavone. El presidente Aguilar no parece preocupado por el hecho de que River sirva de escaparate y que estos jugadores estén de paso en la entidad. Estas son las reglas de juego y, de última, la ambición de ganar la Copa y el Clausura antes de que se vayan todos, avala cualquier maniobra.

Racing también echó mano a los fondos buitre para conseguir a Cristian Pellerano y a Nicolás Cabrera. San Lorenzo aguarda que los que prometieron invertir con la llegada de Ramón Díaz, se jueguen para conseguir los refuerzos prometidos. Y a Lanús le llovieron del cielo tres millones y medio de dólares por la venta de Sebastián Leto a uno de estos holdings que colocará al volante en el Liverpool de Inglaterra a partir de junio. Queda claro, a esta altura, que la plata grande viene no se sabe bien de dónde. Y como nadie tiene muchas ganas de averiguar nada, ésta parece ser la única manera de hacer negocios que hay, hoy en día, en el fútbol argentino. A quienes se ubiquen fuera de ella, sólo les aguarda la intemperie. Y enormes dificultades para poder traer a un jugador, aunque más no sea a préstamo.

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