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Los jugadores del Gremio prometieron aprovecharse de la “euforia anticipada” de Boca para revertir la desventaja con la que jugarán la segunda final de la Copa Libertadores, el miércoles. El equipo brasileño necesita ganar por al menos cuatro goles de ventaja el partido que se disputará en su estadio Olímpico, debido a la derrota por 3-0 sufrida en la Bombonera.
“Con los tres goles en el partido de ida, Boca se cree que ya es campeón de la Libertadores, y es de eso de lo que tenemos que sacar provecho. Vamos a buscar un gol a la vez, y si nos ponemos 2-0 el equipo de ellos quedará debilitado”, afirmó el zaguero William.
También el mediocampista Tcheco confía en que los argentinos están “cantando victoria antes de tiempo” para sorprenderlos en casa. “Boca ya debe estar conmemorando el título a causa de la ventaja en el primer partido y puede suceder que ellos entren a la cancha sin concentración. Por eso vamos a tener que sacarle provecho a esa situación para ganar el título. Aún confiamos en esta conquista”, manifestó.
Si bien el técnico del Gremio, Mano Menezes, optó por el misterio sobre la formación del elenco que intentará realizar la difícil proeza, el volante Lucas, quien volvió a la cancha hace dos semanas tras permanecer sin jugar durante dos meses debido a una lesión en la rodilla derecha, está garantizado entre los once elegidos.
Lucas jugó el sábado en un partido de la sexta fecha del Campeonato Brasileño, en el que los gaúchos perdieron ante el Cruzeiro por 2-0, con un equipo formado en su mayoría por suplentes. “Me sentí bien contra el Cruzeiro, y no sentí cansancio físico. Estoy en plenas condiciones de hacer un buen juego ante Boca y actuar durante los 90 minutos. Estoy a disposición de Menezes para entrar a la cancha, dar un gran espectáculo y ayudar a mis compañeros a garantizar este título”, dijo Lucas.
Menezes dijo a su turno que si bien “no da para andar dándole armas al enemigo divulgando la formación con anticipación, es innegable que Lucas es una gran opción para ocupar el lugar de Sandro, pues llega bien adelante para apoyar y tiene un excelente sentido de marcación”.
Por su parte, el dirigente del Gremio, Paulo Pelaipe, volvió a arremeter contra el árbitro Jorge Larrionda por su “pésima actuación” en la primera final. El asesor de la presidencia del Gremio explicó por qué tras la derrota en la Bombonera afirmó que el árbitro colombiano Oscar Ruiz, quien dirigirá el próximo miércoles en Porto Alegre, “sentirá en la nuca el aliento de la hinchada gremista”.
“Dije eso para mostrar mi irritación por el pésimo arbitraje de Larrionda, que decidió la disputa en la Bombonera”, aclaró Pelaipe, refiriéndose especialmente a que el árbitro uruguayo convalidó el primer gol del equipo argentino, anotado por Rodrigo Palacio en una jugada en la que tanto el autor como Martín Palermo, quien realizó el pase-gol, estaban en posición adelantada.
“Oscar Ruiz hará un buen arbitraje en Porto Alegre y queremos ganar ese título dentro de la cancha”, enfatizó el dirigente, quien en manifestaciones anteriores había prometido una “fuerte presión de la hinchada” sobre el árbitro. Asimismo, Pelaipe provocó al club argentino afirmando que “Boca Juniors es un Caxias de marca”, aludiendo al equipo brasileño de tercera Caxias do Sul, al cual el Gremio eliminó en las semifinales del torneo provincial después de perder el partido de ida por 3-0 y revertir el resultado goleándolo como local 4-0. “Vamos a conseguir revertir el resultado en el partido de vuelta, dentro de casa y con un arbitraje neutro”, vaticinó Pelaipe.
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