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Lunes, 21 de noviembre de 2011
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El cero a cero fue casi un símbolo de un campeonato que no deja mucho para el elogio

La especulación dominó los tiempos del clásico

Por Adrián De Benedictis
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El árbitro Pitana le muestra la roja a Teo Gutiérrez. Racing queda con nueve.

La especulación volvió a estar presente en el duelo más atractivo de este torneo, y le terminó ganando a la audacia, entre el líder y su perseguidor principal. Una vez más, el fútbol fue el que recibió el castigo más grande en medio de un campeonato sin muchos atractivos. La igualdad sin goles hizo que ambos se mantengan a ocho puntos de distancia, y Boca ahora está más cerca de la meta que se propuso. Pero aquel término fue el que dominó la escena inclusive desde varios días antes del encuentro, con el cruce de declaraciones.

Boca entendía bien que si no perdía ante el otro invicto habría dado un paso importante hacia el título; mientras Racing era el que estaba casi obligado a quedarse con un triunfo para seguir con aspiraciones. Pero los roles se invirtieron desde el comienzo, ya que Boca parecía el que estaba urgido por los tres puntos, y salió decidido en busca de ello. Con esa actitud tuvo cuatro oportunidades claras para desnivelar, y Saja fue el que lo impidió en dos de ellas.

El conjunto de Avellaneda pareció reaccionar recién a los 25 minutos del primer período, con una aproximación por intermedio de Hauche para exigir a Orion, luego de una buena combinación entre Pillud y Gutiérrez. A partir de ahí, los visitantes equilibraron un poco más la situación, pero carecían de la profundidad necesaria para poder igualar en cantidad de oportunidades para convertir.

El partido tuvo una acción clave a los cuatro minutos del segundo tiempo, cuando Pelletieri se fue expulsado por doble amonestación. Curiosamente, Racing se sintió más relajado, ya sin la obligación de tener que ganar, y esa soltura hizo que comenzara a estar más cerca de Orion. Más allá de que Boca seguía teniendo el control, y agigantaba aún más la figura de Saja, Racing provocaba peligro apostando al contraataque, contando con la movilidad de Gutiérrez y Hauche adelante. Otra reacción equivocada del colombiano, prepoteando al árbitro por una jugada que reclamó penal donde no lo hubo, dejó a Racing con nueve hombres y con más problemas.

Boca sintió ahí que la exigencia de quedarse con el triunfo le pertenecía, pero el apuro por desbordar a su rival le generó no sólo confusión, sino desorden defensivo, algo poco común en este certamen.

Cuando cada uno tuvo su momento para ir en busca de algo más, no lo hizo, y esperó para ver cuál era la idea del adversario. Y así el fútbol volvió a estar ausente. Los dos que todavía no perdieron hasta aquí siguen haciendo lo que más les conviene, pero el premio será de uno y el lamento de muchos.

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