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Lunes, 27 de octubre de 2014
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Opinión

Un título auspicioso por lo que puede producir

Por Pablo Vignone
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Resulta ocioso en esta circunstancia repasar las virtudes de conducción de José María López, porque han sido subrayadas constantemente a lo largo de la temporada. Puede criticarse el nivel promedio del Mundial de Autos de Turismo (WTCC), dominado por la opulencia del equipo Citroën y con una jerarquía inferior a lo que supone un auténtico campeonato del mundo, pero esta consagración es incontestable. Y lo mejor de todo es que abre un par de perspectivas interesantes.

En primer lugar porque, aunque López es un piloto formado en Europa, el ambiente deportivo en el que más cómodo se siente, el impecable rendimiento que mostró esta temporada es un reflejo de la competencia interna del automovilismo argentino, en la que López se doró (con penas y glorias) en el último lustro, contra pilotos como Rossi, Canapino, Fontana y otros. No es poco como signo de aliento para la actividad local pensar que cualquiera de esos muchachos que salga a competir en igualdad de condiciones al exterior puede, en la categoría adecuada, debatir mano a mano el triunfo en la pista.

En segundo término, porque el automovilismo puede ilusionarse con que, así como sucedió con el básquetbol y su Generación Dorada, o el hockey sobre césped y sus Leonas, el éxito internacional de sus representantes devenga en un crecimiento del interés por la actividad local. Si el automovilismo ha ido perdiendo seguidores e importancia en el último tiempo –aunque ésa sea más la impresión que produce caminar habitualmente los autódromos, que un dato fehaciente–, cabe ilusionarse con que esta conquista de López pueda mitigar ese proceso y generar nuevas camadas de hinchas de los fierros, a caballo (de fuerza) de los sucesos en el exterior.

Difícilmente este título sea una revancha para López, después de haberse quedado (dos veces) a la puerta de correr en Fórmula 1. Se supone que al cordobés eso ya le importa muy poco. Está donde quiere estar: manejando para un equipo poderoso, en un campeonato mundial, en un ambiente en el que se siente extremadamente cómodo. Además gana con una transparencia pocas veces vista.

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