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Lunes, 30 de junio de 2003
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VICTOR ZAPATA, AUTOR DEL PRIMER GOL

“Yo quise patear al arco”

Me siento plenamente interpretado con el fútbol que juega River.” Con esas palabras, el director técnico del nuevo campeón del fútbol argentino, Manuel Pellegrini, expresó su alegría por la nueva conquista. Además, el ingeniero chileno destacó que “en lo personal, esto es muy importante. Nosotros hicimos una gran campaña, ya que perdimos un solo partido en este torneo, con Vélez y en el último minuto”. A la salida del vestuario visitante del estadio de Olimpo, el entrenador rescató que no está “abocado a ganar la Copa Libertadores, a mí no me contrataron para ganar una Copa. Estoy seguro de que es algo que sería muy lindo si se consigue”.
Por su parte, y ya con el título asegurado, el volante de River, Víctor Zapata, precisó que quiso “patear al arco” en el primer gol de su equipo, y que abrió el camino para la victoria por 2-0. “Me pasó lo que sueña todo jugador, entrar y hacer el gol”, señaló Zapata. El jugador que pretende el Nantes de Francia remarcó que en la acción trascendente tiró “al arco” al advertir que “no había nadie” para recibir un centro. Zapata subrayó que esta coronación es un premio merecido porque “venían remando desde hace bastante” y le dedicó el logro muy especialmente a su familia y a su compañero Leonardo Astrada, quien permaneció en Buenos Aires debido a que el lunes le secuestraron al padre.
Otro de los campeones, Esteban Fuertes, dijo que quiere “compartir este campeonato con mi familia, mi representante, y con Astrada”.
Los festejos por la nueva conquista se prolongaron durante toda la noche de ayer. Varios simpatizantes de River se concentraron luego del partido en el Obelisco de esta Capital. Los hinchas que se presentaron allí vestían camisetas y llevaban banderas del club de Núñez, mientras le dedicaban la vuelta olímpica –la trigésimo primera en la era profesional– a su eterno rival, Boca. Una vez consumada la victoria de los dirigidos por Pellegrini en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, y como ocurre en otros festejos deportivos, hombres, mujeres y niños, aunque en su mayoría adolescentes, aparecieron en las cercanías del emblemático monumento de la Ciudad de Buenos Aires. Algunos hinchas, desbordados por la alegría y el excesivo consumo de cerveza, se mostraban eufóricos, aunque sin causar desórdenes ni desmanes en una noche fría, desapacible y sin mucha gente ajena a la alegría “millonaria”.
La fiesta ya había comenzado, y seguramente culminará el próximo domingo cuando River reciba a Racing.

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