Domingo, 27 de marzo de 2005
Mercedes Benz y el dinero nazi en Argentina.
El otro lavado
La conexi贸n alemana
El lavado de dinero nazi
en Argentina
Gaby Weber
Edhasa
186 p谩ginas
Por Sergio Kiernan

Desde su mismo t铆tulo, este nuevo libro de la alemana Gaby Weber necesita una aclaraci贸n. No es un libro sobre el lavado de fondos nazis en el pa铆s, sino sobre la fundaci贸n de la Mercedes Benz Argentina con fondos nazis evacuados del Reich agonizante y tra铆dos a estas costas por una vasta mara帽a de curros y personeros capitaneados por Jorge Antonio. Weber hizo una muy prolija investigaci贸n sobre una empresa a la que ya le hab铆a dedicado un libro en el que denuncia c贸mo hizo desaparecer a comisiones obreras enteras entregando listas a los militares durante la dictadura.
Las investigaciones de Weber cierran: la Daimler Benz se encontr贸 con una causa judicial en Alemania a ra铆z del libro.
En este caso, la historia es anterior. Primero vienen las maniobras para sacar dinero de Alemania a partir de 1943, cuando los empresarios ven venir el fantasma de la derrota. Luego, terminado el combate, la creaci贸n de una empresa en Argentina cuyos capitales aparecen m谩gicamente, sin justificaci贸n contable. Antonio, vendedor de autos, es el mago que hace que todo suceda, respaldado muy pero muy de cerca por cierto general llamado Juan Per贸n. El curro fue eficiente y le cost贸 al p煤blico argentino un dineral. Durante la guerra, la Daimler Benz deduce que no podr谩 salvar todas sus f谩bricas ni todas sus m谩quinas, por lo que se concentra en salvar capitales, sac谩ndolos por distintas v铆as a varios pa铆ses, encabezados por la fronteriza Suiza. La conexi贸n argentina sirve no s贸lo para hacer buenos negocios, que los hicieron, sino para blanquear ese dinero que no tiene justificaci贸n legal: la Alemania ocupada no puede tomar cr茅ditos y cada d贸lar debe explicarse con boletas y facturas.
Pero en Argentina nadie es tan prolijo y hasta el Presidente est谩 en el negocio. La Daimler Benz sobrefactura groseramente sus exportaciones y sus gastos en el lejano Plata, como si la gilada aqu铆 pagara cualquier cosa por un auto o un cami贸n. La gilada paga, aunque no tanto, y la diferencia aparece blanqueada como d贸lares argentinos. Antonio remarca en un 300 por ciento los autos importados, iniciando una tradici贸n argentina de arrancarle la cabeza al pr贸jimo, y Per贸n tiene derecho a quedarse con la mitad de los coches que llegan, para revenderlos o regalarlos.
La Mercedes Argentina se transforma en un verdadero imperio de sociedades an贸nimas dedicadas a disimular dineros y justificar exportaciones a Alemania. La Libertadora corta el negocio pero no hace mucho m谩s: a帽os de investigaciones quedan en la nada y la obsesi贸n de los golpistas es culpar a Antonio y a su Tirano Depuesto. Los alemanes se recuperan bastante f谩cilmente y a nadie se le ocurre investigar qui茅nes son todos esos inmigrantes que llegaron para trabajar con ellos, como el tal Adolf Eichmann, contratado personalmente por Antonio.
Viendo el calibre de la historia y el detalle documental con que la cuenta, es una pena que Weber no haya chequeado algunas macanas en las que incurre al darle contexto a la investigaci贸n. Por ejemplo, afirmar que un Unimog es un blindado, cuando cualquiera sabe que es un simp谩tico camioncito. O hablar de Checoslovaquia como un pa铆s que no exist铆a antes de la guerra y fue inventado a partir de las Sudetes, cuando en realidad fue al rev茅s. O ignorar los activos negocios alemanes con la URSS antes de los nazis, decir que los criminales de guerra empezaron a llegar al pa铆s s贸lo a partir de 1950 y poner mal la coma en algunas cuentas millonarias. De hecho, hasta aparece mal la fecha en que termin贸 la Segunda Guerra Mundial. Pero estas chambonadas no disminuyen la siniestra y c铆nica historia que cuenta Weber con solidez rotunda, mostrando un modelo que seguramente se repiti贸 con otras empresas alemanas en Argentina.
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