Imprimir|Regresar a la nota
Domingo, 1 de octubre de 2006
logo libros
nota de tapa

Hacer memorias

Contra la costumbre de escribir sus recuerdos al final de la vida, los escritores de las 煤ltimas generaciones han optado en muchos casos por hacer memoria en plena posesi贸n de madurez y vigor. Tal es el caso del narrador indio Vikram Seth, quien en Dos vidas (Anagrama) abord贸 tramas familiares an贸nimas pero cargadas con el peso de la historia del siglo XX.

Por Rodrigo Fres谩n (desde Barcelona)
/fotos/libros/20061001/notas_i/nota_tapa.jpg

Hubo un tiempo 鈥損ensar en Henry James o en Thomas Mann鈥 en que los escritores se reservaban para el final, como canto del cisne o graznido del cuervo, la compleja tarea de hacer memoria. As铆, al final del camino 鈥搚 habi茅ndola utilizado lateralmente en m谩s de una ocasi贸n para sus cuentos y novelas鈥 resultaba l铆cito recordar la vida propia porque, a punto de agotarla definitivamente en el plano de la realidad, no estaba mal inmortalizarla en lo literario.

Ahora no. Ahora los escritores parecen cada vez m谩s inclinados a hacer memoria y memorias cuando son j贸venes y, en teor铆a, queda mucho por delante. Y son muchos los que se han apuntado a la dif铆cil partida. John Updike y Philip Roth y John Irving y Martin Amis y Kurt Vonnegut hicieron 鈥搊 rehicieron鈥 lo suyo hace ya unos a帽os. Pero ahora parece haberse desatado un verdadero hurac谩n autobiogr谩fico por anticipado, mucho antes de la crepuscular temporada de los 煤ltimos monzones: Donald Antrim, Dave Eggers, Jonathan Franzen, Hanif Kureishi, Jonathan Lethem, Rick Moody son, apenas, algunos de los narradores que en los 煤ltimos tiempos han optado por contar lo sucedido de este lado (lo sucedido a ellos y a los que los rodean, esos que, en m谩s de una ocasi贸n, no les dejan escribir en paz) por encima de lo que podr铆a suceder del otro. 驴Cargar las bater铆as? 驴Recreo trabajoso? 驴Necesidad refleja de comprender de d贸nde se viene para saber hacia d贸nde se va? 驴Mejor recordar en caliente y no arriesgarse a la g茅lida posibilidad de la amnesia senil o, peor, la poco fidedigna autofascinaci贸n que contagian el bronce de los a帽os y de los premios? 驴O tal vez la inconfesable necesidad de confesar algo, lo que sea, sinti茅ndose as铆 m谩s personajes que personas?

Le pregunto acerca de este fen贸meno al escritor indio Vikram Seth, de paso por Barcelona, presentando Dos vidas: una tumultuosa historia de los odios del siglo XX proyectada sobre el tel贸n de la peculiar y serpenteante love-story de dos hermosos perdedores hist贸ricos y an贸nimos nacidos en 1908: el indio Shanti Behari Seth (quien pierde su brazo en la Batalla de Monte Cassino, convirti茅ndose en el segundo dentista manco de Inglaterra) y de la judeo-alemana Henny Caro (quien pierde a su familia en los campos de concentraci贸n de Auschwitz y Theriesenstadt), que se conocen en el Berl铆n de 1933 y 鈥揷asi seis d茅cadas despu茅s鈥 acaban viviendo en Londres 鈥渃omiendo galletitas y tomando el t茅 como dos perfectos ingleses鈥, pero discutiendo en alem谩n. Uno y otra, t铆os abuelos de Seth con los que el escritor, a partir de 1969, pas贸 buena parte de su vida joven, una vida destinada a ser singular, una vida 煤nica.

Me promet铆 que todo ser铆a absolutamente real y que ni siquiera me permitir铆a comentar un pensamiento que no estuviera debidamente documentado. Lejos de sentirme frustrado por esta disciplina, el efecto fue liberador.
Vikram Seth

Una vida

Porque Vikram Seth (Calcuta, 1952) no es un escritor indio normal. En realidad, Seth no es un escritor normal con una obra normal o predecible o f谩cil de categorizar y anticipar. Y para ser m谩s preciso: Seth no es una persona normal, su vida se las ha arreglado hasta la fecha para aunar los aconteceres de varias vidas y su obra no se queda quieta, es dif铆cil de definir y su 煤nica constante reside en su calidad y su talento. Seth es 鈥揳dem谩s de novelista, poeta, escritor de viajes, autor infantil y libretista de 贸pera y, ahora, memorialista familiar鈥 un respetado economista formado en Oxford (de ah铆 su tan temida como justificada fama a la hora de negociar sabrosos y leoninos y crecientes adelantos para cada uno de sus libros; por el manuscrito de Dos vidas se llev贸 1.400.000 libras s贸lo en el Reino Unido) y firmante de una influyente disertaci贸n sobre la planificaci贸n y distribuci贸n del pueblo en China, sitio en el que vivi贸 e investig贸 a lo largo de varios a帽os. Seth es hijo de una familia tradicional india 鈥搒u madre fue la primera mujer en ejercer como jueza en la High Court en Delhi y en Simla鈥 que acept贸 su bisexualidad sin problemas ni reproches (鈥淓s una parte de mi vida que es m铆a y no me interesa ser definido a partir de ella鈥, apunt贸 una vez Seth, lo que no impide que sea presencia habitual en las campa帽as por los derechos de los gays en la India). Adem谩s del ingl茅s en el que escribe y el hind煤 natal, Seth habla varios idiomas incluyendo el alem谩n, el gal茅s, el urdu, el mandar铆n, el franc茅s y 鈥揹urante la rueda de prensa en la que present贸 Dos vidas en Barcelona鈥 se la pas贸 jugue- teando con un librito llamado Instant Spanish y haciendo chistes con perfecta pronunciaci贸n de la letra z. Cuando no est谩 ocupado aprendiendo algo nuevo, Seth se distrae tocando la flauta india, el chelo o cantando Schubert.

En lo que a su carrera como escritor se refiere, Seth comenz贸 primero como poeta (鈥渕i verdadera vocaci贸n鈥) y despu茅s se hizo novelista superando este elegante conflicto con la publicaci贸n, en 1986, de The Golden Gate: una novela en verso sobre las vidas de un grupo de yuppies de San Francisco inspirada por la lectura del Eugene Onegin de su admirad铆simo Pushkin. El curioso y muy logrado artefacto no s贸lo obtuvo 茅xito de cr铆tica y elogio de sus pares (Gore Vidal la bendijo como 鈥淟a gran novela californiana鈥) sino que adem谩s consigui贸 ventas m谩s que considerables. Enseguida, Seth volvi贸 a la casa de sus padres en Delhi y se encerr贸 en su habitaci贸n infantil para escribir lo que intu铆a como 鈥渦na novela breve鈥 inspirada a partir de un comentario o铆do al azar: 鈥淭煤 tambi茅n te casar谩s con el muchacho que yo escoja鈥, oy贸 Seth que alguien le dec铆a a alguien. Y siete a帽os despu茅s y m谩s de 1500 p谩ginas despu茅s, para 1993, hab铆a conseguido Un buen partido, no s贸lo la perfecta fusi贸n entre Dickens y la saga hist贸rico-familiar india escrita por un confeso fan de Dynasty y Dallas sino, de paso, un atronador best-seller ganador de todos los premios menos el Booker. Tiempo despu茅s, paseando por Kensington Gardens, Seth contempl贸 a un hombre solitario mir谩ndose en las aguas del arroyo The Serpentine y se pregunt贸 鈥溌縀n qu茅 estar谩 pensando?鈥. La respuesta fue Una m煤sica constante (1999) novela armonizando el amor entre un par de miembros de un cuarteto de cuerdas y 鈥損ara los m谩s reputados music贸logos鈥 el libro que mejor se las ha arreglado para transferir el esp铆ritu y sonido de notas cl谩sicas a letras contempor谩neas.

Dos vidas (publicado en ingl茅s con gran 茅xito en octubre de 2005 y ahora traducido por Anagrama; el editor espa帽ol Jorge Herralde recuerda a la perfecci贸n y comenta in situ la visita de Seth a su hotel en Londres con una abultada carpeta llena de fotos y documentos que despleg贸 sobre el suelo de la habitaci贸n para explicarle la flecha del futuro libro y el arco de su trama verdadera) surge de est铆mulos m谩s directos: la madre de Seth pregunt谩ndole a su hijo un 鈥溌縋or qu茅 no escribes sobre el T铆o Shanti?鈥. Despu茅s, el descubrimiento de un arc贸n con cartas de la T铆a Henny 鈥搗arias de ellas reproducidas en el libro, explay谩ndose en un romance de juventud as铆 como insinuando un affaire l茅sbico鈥 y Seth comprendiendo, enseguida, que ah铆, en las existencias de esos dos seres comunes pasando por situaciones poco comunes, ten铆a un poderoso destilado. Una historia del siglo que era, s铆, tambi茅n, la Historia del Siglo, una teor铆a hecha pr谩ctica de las complejas relaciones entre Oriente y Occidente llevadas al plano dom茅stico (m谩s que afortunada la cubierta de la edici贸n inglesa donde se funden los colores y motivos de dos empapelados, uno europeo y otro indio) y, por 煤ltimo pero no en 煤ltimo lugar, una historia de amor diferente. Un amor m谩s pr谩ctico que rom谩ntico, al que Seth prefiere definir como una 鈥渉istoria de perseverancia鈥, entre dos seres aparentemente imposibles de conciliar (Shanti nunca se cansa de hablar sobre su familia, Henny rara vez la menciona), entre dos formas muy distintas de entender la pasi贸n pero que, sin embargo...

Y otras vidas

Aunque la g茅nesis fue lenta y cuidadosa (la 煤ltima parte del libro cuenta la vida de Dos vidas, Seth comenz贸 a conversar con su t铆o abuelo sobre el tema, en once largas y exhaustivas entrevistas, hace trece a帽os; Henny muri贸 en 1987, Shanti cinco a帽os despu茅s agobiado por el dolor de su ausencia); esta historia de seiscientas p谩ginas y varias d茅cadas se lee a una velocidad pasmosa y placentera. La idea, explica Seth, era 鈥渕overse alternativamente entre lo micro y lo macro鈥. Y as铆 Dos vidas 鈥損rosa cl铆nica y c谩lida al mismo tiempo鈥 produce la original pero bienvenida sensaci贸n de fluir entre el fresco hist贸rico y la acuarela hogare帽a, entre la home-movie y el Cinemascope, entre el minuto y la centuria abarcando desde el ascenso del nazismo hasta el fin del milenio y el descenso de tantas cosas. Lo mejor de ambos mundos. Algo as铆 como una de aquellas amorosas superproducciones de David Lean que en lugar de lanzarse a las vastas extensiones del paisaje exterior opta por el henryjamesiano detalle oculto en la alfombra de la sala de una casita en Hendon, al norte de Londres. 鈥溌縌ue por qu茅 la escrib铆?鈥, me responde pregunt谩ndose Seth. Y 鈥搇uego de descartar toda motivaci贸n generacional o gen茅rica鈥 se encoge de hombros, sonr铆e t铆mido y confiesa: 鈥淓s un libro sobre el que me cuesta hablar o explicarlo. Me ha sucedido con todos mis t铆tulos anteriores pero con este la sensaci贸n de incomodidad es a煤n mayor. Por lo general no me gusta iluminar todos los rincones de mi escritura. No me interesa iluminar o tener claros todos los porqu茅. No me parece necesario ni importante ni imprescindible. De lo que s铆 estaba seguro con Dos vidas es de que me impondr铆a una f茅rrea disciplina a la hora de no inventar nada. Me promet铆 que todo ser铆a absolutamente real y que ni siquiera me permitir铆a comentar un pensamiento que no hubiese sido debidamente comunicado o documentado. Lejos de sentirme frustrado por esta disciplina, el efecto fue liberador. La realidad jam谩s le result贸 decepcionante a mi parte de novelista. Todo lo contrario. Y, fundamentalmente, quer铆a explicar y explicarme c贸mo funcionaba el coraz贸n de un hombre apasionado junto al coraz贸n de una mujer apasionada por todo menos, me temo, por la mism铆sima pasi贸n. El amor de dos seres felices por haberse encontrado en un mundo en el que se sent铆an solos. Sus vidas, juntas, les funcionaron a ellos como un muelle luego de una larga tormenta en altamar. Un muelle al que yo llegu茅 durante mi adolescencia, desde la India, y que tambi茅n me ofreci贸 refugio en un mundo nuevo y extra帽o para m铆 como alguna vez lo hab铆a sido para ellos. Y hab铆a ah铆 algo nuevo, algo verdadero y que, sin embargo, conectaba de alg煤n modo con los temas de mis ficciones. Para ser sincero, escrib铆 Dos vidas por un motivo muy personal: quer铆a, necesitaba, que Shanti y Henny fueran completa y complejamente recordados鈥.

Por lo que Seth 鈥搎uien en m谩s de una ocasi贸n coment贸 que 鈥渓a familia es lo m谩s importante para m铆, es mucho m谩s que la fuente de la que brota casi todo lo que he escrito鈥濃 comenz贸 a abrir puertas de altillos y de armarios y de s贸tanos de par en par dejando tan s贸lo entreabiertas aquellas que mostraban demasiado la decadencia f铆sica y mental de su t铆o 鈥減or una cuesti贸n de respeto y dignidad鈥. Le pregunto cu谩l fue el efecto de sus descubrimientos en parientes y allegados y Seth explica que Dos vidas 鈥減rodujo dos efectos notables: el primero fue un profundo asombro y admiraci贸n por la prehistoria de Henny, de la que sab铆amos poco y nada; el segundo fue cierto malestar por la exhibici贸n de los 煤ltimos a帽os de Shanti y algunos comentarios desagradables que hizo cerca del final antes de redactar un testamento un tanto extra帽o. M谩s all谩 y por encima de esto, la idea no fue la de ofender a nadie. Tampoco, pensando en el lector general, quer铆a ser obvio o did谩ctico. Quer铆a que resultara interesante tanto a conocidos como a desconocidos鈥.

Le pregunto a Seth si, terminado el libro, su idea del matrimonio como instituci贸n hab铆a cambiado y Seth responde: 鈥淟a respuesta es s铆. Luego de vivir tan profundamente estas Dos vidas he comprendido que, al contrario de lo que asegur贸 Tolstoi, los matrimonios o las familias felices tambi茅n pueden ser muy diferentes. El libro, adem谩s, ha significado para m铆 algo muy personal. Un rito de paso. No he tenido hijos y ya tengo una edad en la que podr铆a tener nietos. Por lo que Dos vidas es, tambi茅n, mi vida filtrada por la de dos personas que, como digo casi al final del libro, han sido parte importante de mi propia historia鈥. Seth abre el libro y lee, en espa帽ol instant谩neo: 鈥淓s posible que a esas dos personas, que me quisieron y a las que quise, no les gustaran todas las pinceladas 鈥揳 veces distorsionadas, a veces demasiado expl铆citas鈥 de este retrato. Pero ya han muerto y no ha de importarles y quiero que se les recuerde en toda su complejidad: en la salud y en la enfermedad, en la debilidad y en la fuerza, en su franqueza y en su reserva. Para m铆 sus vidas fueron puntos cardinales, y siguen gui谩ndome; quiero haberlas mostrado con fidelidad鈥.

Dos vidas concluye con un adi贸s a 鈥渦n siglo malvado鈥 y una advertencia acerca de 鈥渙tro que a煤n tenemos por delante鈥.

Le pregunto a Seth si el advenimiento de tiempos oscuros, en su opini贸n, romper谩 o potenciar谩 el latido de los corazones enamorados. Seth vuelve a abrir su libro y lee y desea y ruega y espera 鈥渜ue no seamos tan necios como solemos ser casi siempre. Si no podemos evitar el odio, evitemos al menos el odio entre comunidades. Que comprendamos que s贸lo por un azar no somos nuestro pr贸jimo. Que creamos, en resumen, en una l贸gica humanitaria, y quiz谩, con el tiempo, en el amor鈥.

Y agrega: 鈥淓l problema es que ahora tenemos una tecnolog铆a mucho m谩s avanzada y que esa tecnolog铆a, encausada hacia la destrucci贸n, probablemente no deje sitio o espacio para una posible posterior reconstrucci贸n. Puede decirse que, luego de la experiencia de la escritura de Dos vidas, de contemplar desde la 贸ptica de dos personas an贸nimas los acontecimientos hist贸ricos a los que tuvieron y pudieron sobreponerse, soy el m谩s optimista de los pesimistas o el m谩s pesimista de los optimistas. Una de las cosas que me gustan del libro es que nunca digo o aconsejo 鈥搕ampoco lo hacen Shanti o Henny鈥 en cuanto a c贸mo debemos o c贸mo no debemos comportarnos. Esa no es la responsabilidad del autor o, por lo menos, no es la m铆a. Quiero pensar que se trata de una responsabilidad de los lectores. Es decir, de una responsabilidad de todos nosotros鈥.

Y despu茅s Seth sonr铆e. En espa帽ol y en ingl茅s y en hind煤 y en cualquier otro idioma que se le cruce, instant谩neamente, por los caminos y las p谩ginas de una vida que vale por muchas.

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.