FrenesÃ
José MarÃa Brindisi
Emecé
123 páginas
José MarÃa Brindisi es de la misma generación de escritores como Ariel Bermani y Pedro Mairal. Son autores que empezaron a escribir y a publicar a finales de los años ’90 y sus libros –por lo general volúmenes pequeños y accesibles– le confieren un poco de aire nuevo a las librerÃas argentinas. Brindisi publicó Permanece oro (1996), un libro de cuentos premiado por el Fondo Nacional de la Artes y BerlÃn (2001), una novela que hoy circula esquiva. También fue el autor más joven de los incluidos en la antologÃa de cuentos La selección argentina (Tusquets, 2000). Ahora publica su tercer libro, una extraña nouvelle con la que ganó el premio de novela corta Casa del Escritor 2005, y que se llama FrenesÃ.
¿Hay una historia? Se preguntaba alguna vez en su inicio una novela argentina, y quizá la pregunta de Piglia en Respiración artificial nos sirva para leer FrenesÃ. Porque si bien habrÃa que responder que sÃ, que por supuesto hay una historia, lo más interesante de Frenesà es el modo en que el narrador –una primera persona del plural jadeante que usa indistintamente el pasado y el presente– hace y deshace lo que creemos que es un relato, una anécdota. La escritura de Brindisi es experimental, y quizá tengamos que desempolvar la añeja noción de vanguardia para resignificarla y determinar hasta qué punto estamos ante una escritura vanguardista hecha con la materia de estos tiempos modernos. Frenesà narra el viaje de cinco amigos a través de cinco ciudades. Y es curioso: es la historia de un viaje escrita con una prosa claustrofóbica, ensimismada, de encierro. Es como si Brindisi hiciera confluir un imaginario beatnik con una escritura faulkneriana.
Las páginas de Frenesà tienen algo pictórico, algo de jeroglÃfico literario. Páginas enteras regadas de frases cortÃsimas dan paso súbitamente a un paréntesis reflexivo de cuatro páginas, que se corta con una serie rápida de frases incluidas dentro de otras con el recurso de los dos puntos. Un frenesÃ: pocas veces en los últimos tiempos un tÃtulo encajó mejor con una búsqueda literaria. Porque el nombre del libro hace referencia a la historia, sÃ, pero está hablando también de la escritura. Quizás el verdadero eje temático de la novela no sea la amistad y las promesas entre un grupo de amigos, sino el retrato fragmentario pero preciso de una generación. Brindisi habla de aquellos argentinos que tenÃan veinte años en 1990, en los albores del menemismo, y que forjaron una idea de individuo y de sociedad basada en la posibilidad ilimitada del consumo, del viaje, de la desmesura. En ese sentido, Frenesà narra el ascenso y la vertiginosa caÃda de la fantasÃa menemista en un grupo de amigos. Y parece como si recién hoy la literatura pudiera pensar aquella época con la perspectiva necesaria que aporta el tiempo, como si esa generación que ahora ya entró de lleno en la adultez sintiera que tiene que explicarse a sà misma la escenografÃa de cartón en la que vivieron su adolescencia. Hace poco, en una entrevista en este diario, José MarÃa Brindisi dijo: “No por nada está anclado en esa época; hay que recordar el momento de desolación estúpida que uno vivÃa, ¿no? Me acuerdo de una tapa de El Porteño del ’88: La militancia yogur. Y eso tenÃa onda. Uno ganaba minas si no creÃa en nadaâ€.
Por lo pronto, es auspicioso que se premie una nouvelle que propone algún diálogo con el abismo de las formas. Frenesà es un libro que desafÃa al lector, sin en ese acto convertirse en una literatura crÃptica o sectaria.
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