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Domingo, 10 de febrero de 2008
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Anatomía del amor, de Helen Fisher

Mono no engaña mono

La monogamia, el adulterio y el divorcio, enfocados como parte del proceso natural de la evolución humana.

Por Veronica Bondorevsky

Anatomía del amor
Helen Fisher
Anagrama
402 páginas

¿Hasta dónde es posible comparar comportamientos entre hombres y mujeres, entre distintas culturas e incluso entre animales, sin caer en simplificaciones, equiparaciones reduccionistas o conclusiones un tanto asombrosas, por no decir inverosímiles? Esta cuestión comparativa es materia corriente para el discurso antropológico y, en este caso, para Helen Fisher, una antropóloga norteamericana que ya ha publicado en castellano libros como Por qué amamos y El primer sexo.

Fisher explica el origen de su libro: “Leía unas estadísticas sobre el matrimonio en los Estados Unidos cuando descubrí lo relativo al divorcio. Me pregunté si ese mismo esquema aparecería en otras culturas. Entonces analicé la información sobre el divorcio en sesenta y dos sociedades... Me encontré con patrones peculiares muy semejantes. Luego examiné datos sobre adulterio en cuarenta y dos culturas. Cuando comparé estas cifras sobre los vínculos humanos a escala mundial con modelos de monogamia, ‘infidelidad’ y abandono en pájaros y mamíferos no humanos, encontré semejanzas tan impresionantes que llegué a formular una teoría general sobre la evolución de la sexualidad y de la vida familiar en los humanos”.

Tamaña tarea la de investigar modos de comportamientos y hábitos humanos legendarios, y sobre todo bajo una perspectiva concreta: por sobre las cuestiones o imperativos culturales, Fisher se propone llegar a aproximaciones sobre la naturaleza biológica de nuestra vida erótica.

Esta línea de largada natural tiene como resultante un ensayo rebosante de ejemplos, revisiones históricas y comparaciones –algunos son tan norteamericanos que no pueden sino generar un poco de gracia, como encuestas de la revista Cosmopolitan en tanto fuentes de análisis, o proponer que “cazamos y recolectamos en el supermercado y llevamos la presa a casa”.

Sin embargo, vale decir que otras tantas afirmaciones son más logradas, como plantear que estamos desprendiéndonos de nuestra tradición agrícola y que vamos camino de regreso a nuestras raíces nómadas. Estas verdades diversas parecen ser el resultado de la propia narración antropológica con fines de divulgación general que de la naturaleza del estudio en sí.

De todas formas, es necesario recalcar que Fisher es una figura reconocida en el tema, incluso ha obtenido una distinción del American Anthropological Association, y también tiene amplia experiencia en divulgar, ya que es una científica con vasta producción a través de diversos medios.

Pero, puestos a comparar, y siguiendo el modelo comparativo que la autora propone en Anatomía del amor, si tomáramos como referencia, por ejemplo, a Carl Sagan y su obra también de divulgación Los Dragones del Edén, en donde indagaba en la posible evolución de la inteligencia humana y, para ello, combinaba distintas disciplinas, podemos concluir que Fisher, utilizando un procedimiento similar, no logra conferir todo lo científico que ella pretende evidenciar a través de sus páginas. En gran parte, por la propia naturaleza del relato.

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