Aqu铆 hay veneno
Georgette Heyer
284 p谩ginas
Salamandra
Georgette Heyer no vivi贸 para ver ninguno de sus libros rese帽ado por un diario serio. A pesar de su gran popularidad, la cr铆tica nunca la registr贸. Aparentemente, a ella poco le importaba: escrib铆a para divertir a sus lectores y para ganar dinero, y seg煤n aseguran sus bi贸grafos, no sufr铆a por la falta de reconocimiento. Hija de una familia de clase media alta de Londres, empez贸 su carrera a los 19 a帽os, con un relato escrito para entretener a su hermano, enfermo de hemofilia (La polilla negra, 1921). Muertos sus padres, escribi贸 para sostener a su familia y luego, ya casada, para sostener el ingreso familiar en un nivel importante. Cuando muri贸, en 1974 (a los 72 a帽os), 53 de los 57 libros que public贸 en vida se segu铆an reeditando. Y eso a pesar de que ella jam谩s promocion贸 su trabajo. Es que la publicaci贸n de una de sus primeras novelas, These Old Shades (de 1926), coincidi贸 con una huelga general en Inglaterra, y sin embargo vendi贸 miles de ejemplares. Eso la convenci贸 sobre lo innecesario de la publicidad, y jam谩s dio una entrevista. Ni una. En los a帽os 鈥30, cuando empez贸 a escribir policiales de enigma, publicaba dos libros por a帽o: una novela rom谩ntica y un thriller. Pocos conoc铆an su cara, nadie su vida privada.
Georgette Heyer sigue reinando hasta hoy en la ficci贸n popular, pero con el g茅nero que 鈥渋nvent贸鈥: las novelas de romance ambientadas en el per铆odo de la Regencia (entre 1811 y 1820), la misma 茅poca que retrat贸 Jane Austen. Sin embargo, ahora Salamandra rescata su otra faceta, la de escritora de policiales, con una serie de suspenso y enigma que se inaugura con Aqu铆 hay veneno, uno de sus best sellers ambientados en los a帽os 鈥30.
La trama es bien t铆pica: el patriarca de la familia Matthews, Gregory, corredor de Bolsa, aparece muerto en su cama de la mansi贸n de Poplars. La familia cree que se muri贸 de una pataleta tras un atrac贸n de pato asado y whisky, pero la adusta cu帽ada Gertrude tiene sus sospechas, exige una autopsia, y pronto se descubre que alguien lo envenen贸 (con nicotina, veneno por dem谩s extra帽o para ser utilizado en un asesinato). Entonces llegan a la casa los polic铆as investigadores (el d煤o conformado por el superintendente Hannasyde y el sargento Hemingway) y descubren que cada integrante de la familia tiene sus motivos particulares para terminar con la vida de Matthews. Desfilan, entonces, personajes que en sus di谩logos a puro ingenio apelan a las comedias de clase y costumbres de Oscar Wilde: el sobrino Randall, un dandy disoluto; la t铆a Harriet, avara y exc茅ntrica; Stella, la sobrina libertina; Guy, el joven quejoso que est谩 a punto 鈥揷ontra su voluntad鈥 de ser enviado a Brasil para continuar los negocios del muerto; el m茅dico de la familia, que oculta un padre alcoh贸lico. Todo es leve, vivaz y coqueto, pero al mismo tiempo amargo en su implacable iron铆a; y aunque no est谩 a la altura de un enigma de Dorothy Sayers o de Agatha Christie, Heyer suma fuerzas por el lado de la observaci贸n de los tipos sociales, consiguiendo que ciertos pasajes resulten una s谩tira de clase y hasta de g茅nero (especialmente con los personajes del dandy y las esposas que tejen sus redes de poder). Heyer fue contempor谩nea de Christie, y est谩 claro que no compite con la gran maestra en el tabulado terreno del policial de enigma; tampoco lo hizo en vida, cuando sus novelas rom谩nticas de 茅poca vend铆an unos 100.000 ejemplares y sus policiales alrededor de 15.000. Se sabe por sus bi贸grafos que Heyer se tomaba estas novelas como un juego, y que ped铆a sugerencias a su marido y a su hijo para la trama. Pero le铆da desde la actualidad, una novela de puro entretenimiento como Aqu铆 hay veneno revela los modos de la clase privilegiada en la Gran Breta帽a de entreguerras 鈥搉o de la aristocracia, sino de la burgues铆a acomodada, que Heyer conoc铆a鈥. Sin embargo, la observaci贸n social se queda en el umbral, y 茅sa es la intenci贸n de la autora, que no tiene mayores pretensiones. Ella, que nunca fue rese帽ada como una escritora leg铆tima, ten铆a una mirada muy inteligente sobre su propia obra. A prop贸sito de la publicaci贸n de una de sus novelas, escrib铆a en una carta que recogen sus bi贸grafos: 鈥淎 veces creo que deber铆an pegarme un tiro por escribir semejantes tonter铆as. Pero s茅 que es buena literatura escapista y creo que la disfrutar铆a si estuviera en un refugio antibombas o recuper谩ndome de una gripe鈥.
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