Charlotte d鈥橧ngerville y otros relatos er贸ticos
Georges Bataille
El cuenco de plata
186 p谩ginas
Hay obras que s贸lo pueden contemplarse de perfil. De espaldas casi, como si las m煤ltiples sensaciones que generan dificultaran una lectura en fr铆o. Sobre Charlotte d鈥橧ngerville y otros relatos er贸ticos de Bataille puede decirse mucho, pero sobre todo que calienta, algo que parad贸jicamente no suele suceder con la literatura er贸tica, en cuyos extremos podemos aventurar la risa que propicia el Marqu茅s de Sade y la envidia po茅tica que inspira la gran Marosa di Giorgio; extremos que se tocan, justamente, porque escamotean ya sea por defectos o virtudes la sensaci贸n f铆sica esperada.
Conformado por algunos de los textos aparecidos en el tomo IV de sus Oeuvres compl猫tes, el correspondiente a la obra p贸stuma, y nunca publicados en castellano, esta compilaci贸n muy bien traducida por Silvio Mattoni (autor adem谩s de un pr贸logo) es er贸tica caliente en varios sentidos, y casi siempre en el sentido de Bataille. Ante todo por hacernos fisgonear en ese terreno siempre algodonado de toda obra literaria que constituyen los textos p贸stumos, mucho m谩s teniendo en cuenta la indisociable relaci贸n entre muerte y erotismo que sign贸 no s贸lo su literatura publicada en vida 鈥揈l azul del cielo, Historia del ojo, etc.鈥, sino tambi茅n sus ensayos 鈥揈l erotismo, Las l谩grimas de Eros, etc.鈥. Todo lo cual se materializa en peque帽as vacilaciones que van sufriendo los textos: escritos en el margen que el editor franc茅s Thad茅e Klossowski tradujo en notas al pie, tachaduras profundas, frases inconclusas y pasajes ilegibles; en fin, toda una serie de 铆ntimos desv铆os que llegan a la cima en las 煤ltimas p谩ginas con los llamados Esbozos, un conjunto de croquis cuasi pornogr谩ficos.
El volumen arranca, parad贸jica y justamente, con El muerto (鈥淣ada m谩s opuesto al juego er贸tico y su atm贸sfera escabrosa que el nacimiento鈥, dir谩 Bataille en otro texto), tal vez el relato m谩s impactante: una especie de rotaci贸n completa a partir de peque帽as y salvajes pinceladas que siguen y persiguen la ninf贸mana huida de Marie, luego de la muerte de Edouard, en un periplo alcoh贸lico y sexual con marineros finos, marineros grotescos, mujeres expertas y hasta un conde enano que llega a temblar de la cabeza a los pies 鈥渃omo un cart铆lago triturado por un perro鈥, al tiempo que se sonroja.
Una de las caracter铆sticas de casi todos los personajes de estos relatos es, en efecto, el rubor en desvergonzad铆simos contextos y una permanente ingesta alcoh贸lica con est贸mago vac铆o, algo similar a lo que ahora se conoce con el rimbombante y reci茅n acu帽ado t茅rmino de alcoholexia. Sucede en Julie 鈥揺specie de macrotexto de El muerto, en el que las reticencias de los telegramas adquieren gran protagonismo鈥, en el cuento que da t铆tulo al libro 鈥搖na pervers铆sima historia que tiene como protagonistas a un muchacho incestuoso y a la amante de su madre, quienes a su vez son primos鈥 y el seguramente m谩s profundo y, a la vez, enigm谩tico y, por eso mismo, m谩s er贸tico relato 鈥淪anta鈥, la historia de un deseo tan intenso que s贸lo puede consumarse en el fracaso. Estos dos relatos, especialmente, constituyen una incubadora de frases preciosas como 鈥淟a voluptuosidad era para ella m谩s verdadera y sobre todo m谩s completa que la felicidad, que nunca es m谩s que la prudencia dictada por el temor a perderla鈥. O: 鈥淭e deseo tan intensamente que no s茅 c贸mo tomarte鈥.
La conocida observaci贸n de Barthes acerca de que Flaubert nos hace saber en 鈥淯n coraz贸n simple鈥 que las hijas del subprefecto ten铆an un loro porque luego ese loro cobrar铆a suma importancia, toma sorpresivas dimensiones en estos relatos: si aqu铆 los personajes se la pasan tomando ajenjo, licores de todo tipo, whisky y cerveza es porque, en otro nivel, condimentar谩n con lluvia dorada sus relaciones sexuales; y, a su vez, cuanto m谩s intenso sea ese v铆nculo menos ser谩 recordado al d铆a siguiente.
Pero este libro no se alimenta s贸lo de la ficci贸n: muchos de estos relatos concluyen con palabras explicativas y preliminares de su autor o, en defecto, su editor que, inteligentemente pospuestas, recrean tambi茅n los momentos introspectivos que, cigarrillos mediante, suceden al sexo.
Volviendo al Barthes estructuralista, tal vez ninguna frase pueda ajustarse con m谩s certeza, tanto al sexo como a los relatos de Bataille que aquella recomendaci贸n de no quedarse 煤nicamente con la historia lineal y horizontal para poder indagar en los impl铆citos ejes verticales de la literatura, dado que 鈥渆l sentido no est谩 al final del relato, sino que lo atraviesa鈥.
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