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Domingo, 22 de marzo de 2009
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El Extranjero

Grandes desesperanzas

Cuando Dickens muri贸, llevaba publicada la mitad de las entregas de The Mistery of Edwin Drood. Desde entonces, el libro despert贸 especulaciones, conjeturas, algunas resoluciones y hasta un musical. Ahora, Dan Simmons retoma el caso de un modo inesperado.

Por Rodrigo Fres谩n
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Drood
Dan Simmons

Little, Brown, 2009
777 p谩ginas

Hasta ahora, Drood era nada m谩s que el apellido de uno de los personajes de The Mistery of Edwin Drood: un desaparecido que, con su s煤bita e inexplicable ausencia, activaba una extra帽a novela con mesmerismo, drogas y los bajos fondos subterr谩neos de una Londres victoriana pero muy g贸tica.

El problema es que la trama nunca tuvo resoluci贸n: con apenas seis entregas publicadas 鈥搄usto la mitad del camino鈥 y muchos misterios por resolver, su autor fallec铆a el 9 de junio de 1870 luego de haber pasado el d铆a trabajando en el libro en cuesti贸n.

El autor 鈥搎ue dej贸 apenas un pu帽ado de cr铆pticas anotaciones en cuanto a lo que deber铆a suceder鈥 era Charles John Huffam Dickens.

Y la falta de soluci贸n a su obra m谩s misteriosa provoc贸, a lo largo de los a帽os, m煤ltiples conjeturas 脿 la Jekyll, soluciones alternativas, un musical y hasta la teor铆a metaficcional de que 鈥揺n el 煤ltimo cap铆tulo鈥 el misterioso escritor Dick Datchery se presentar铆a a los lectores no como un Edwin Drood disfrazado sino como el mism铆simo Charles Dickens y adi贸s, amigos, adi贸s. Pero qui茅n sabe... 鈥淟a 煤nica novela que Dickens no termin贸 fue la 煤nica entre todas las suyas que realmente necesitaba un final鈥, apunt贸 en su momento, dando en el blanco, G. K. Chesterton.

Drood es tambi茅n, de aqu铆 en m谩s, el t铆tulo de la voluminosa nueva obra del polimorfo y polifac茅tico norteamericano Dan Simmons (Illinois, 1941). Narrador todoterreno y todo g茅nero quien 鈥搇uego de El Terror, otro thriller imperial ocup谩ndose de la desafortunada expedici贸n al Polo Norte de Sir John Frankin, tragedia que vuelve a explorar lateralmente en Drood鈥 no se propone aqu铆 concluir lo inconcluso sino fantasear sobre su turbulenta g茅nesis.

Y todo arranca con el accidente de ferrocarril de 1865 al que sobrevivi贸 de milagro el autor de David Copperfield y 鈥搕odos sus bi贸grafos coinciden en ello鈥 que lo cambi贸 para siempre transform谩ndolo en un hombre sombr铆o y atemorizado por fuerzas oscuras que no alcanzaba a comprender. Seg煤n Simmons, en la escena de la terrible cat谩strofe ferrocarrilera, Dickens 鈥搎uien morir铆a exactamente cinco a帽os despu茅s de la tragedia鈥 conoce a una suerte de ser espectral, mezcla de Dr谩cula con Moriarty y Jack, que se le presenta como Drood.

Quien nos cuenta todo esto no es otro que Wilkie Collins: amigo y colega y autor de los cl谩sicos La dama de blanco y La piedra lunar quien, desde el vamos, pone bien claro cu谩l es su rol en el asunto. Collins admira a Dickens, pero est谩 un tanto cansado de ser un Salieri para su Amadeus. Y, para colmo, de pronto descubre que ahora tendr谩 que ser, tambi茅n, un Watson siguiendo y obedeciendo las 贸rdenes de un Dickens sherlockholmesiado y prisionero de la obsesi贸n de averiguar qui茅n es y qu茅 quiere el misterioso Drood, acaso la avanzada de una misteriosa secta egipcia que pretende restaurar el orden de los faraones en la entonces enorme Gran Breta帽a. Y el resultado es m谩s bien curioso: Drood funciona como policial cl谩sico, como biograf铆a alternativa y como una virtual enciclopedia de la 茅poca girando en un v茅rtigo ca贸tico que consigue emular a la perfecci贸n, s铆, los grandes aciertos de Dickens sin por eso olvidarse (de esto se mofa Collins en Drood, quien, con raz贸n, se considera un mucho m谩s riguroso arquitecto narrativo) de las adorables improbabilidades caracter铆sticas de sus argumentos, s铆, inequ铆vocamente dickensianos. As铆, Drood es homenaje, pastiche y 鈥揷onsciente o inconscientemente鈥 estudio cr铆tico m谩s o menos subliminal.

Mucho m谩s cauto y ordenado parece haber sido Matthew Pearl 鈥揷onocido por El club Dante y La sombra de Poe鈥 en la reci茅n publicada The Last Dickens, al ocuparse de dar su versi贸n de lo ocurrido con el manuscrito inconcluso (en realidad terminado, pero imposible de publicar por ciertas revelaciones true crime) que tantas conclusiones ha provocado. No lo he le铆do a煤n pero, por lo que cuentan las cr铆ticas, a Pearl parece preocuparle m谩s la conjura mientras que Simmons se ocupa de la paranoia.

Porque finalmente 鈥搈谩s all谩 de tantas persecuciones, muertes y revelaciones鈥 lo m谩s interesante de Drood pasa por el misterio casi 铆ntimo de un Dickens infeliz y desesperanzado que intuye que le queda poco tiempo, que odia la idea de envejecer, que no quiere morir y que dar铆a cualquier cosa por ser inmortal. Tal vez de ah铆, la obvia soluci贸n al sencillo misterio: nunca alcances la 煤ltima p谩gina de tu 煤ltimo libro.

Mejor dejarlos a todos en vilo.

Para que no dejen de pensar en ti.

Para que as铆 te mantengan vivo para siempre mientras se preguntan c贸mo terminar谩 todo esto, c贸mo habr铆a terminado todo aquello.

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