En el comienzo de esta novela hay una cita de Roland Barthes de su libro La cámara lúcida que da comienzo al texto y opera a modo de pequeña sÃntesis argumental: “Asà es la foto: no sabe decir lo que da a verâ€.
Es a propósito de esta idea que ya en las primeras páginas se describe a dos matrimonios que, reunidos para cenar, observan varias diapositivas –los anfitriones las encontraron dentro de una valija antigua comprada en una feria– de una pareja de desconocidos en sus viajes de vacaciones. Mientras pasan una a una las imágenes, juegan a imaginar la vida de los dos personajes a quienes observan haciendo un detallado análisis del contexto que los rodea. Primero los bautizan Cacho y la tÃa Alicia; luego se concentran en el auto, un Renault Dauphine –que aparece en reiteradas ocasiones casi como otro integrante del grupo familiar y podrÃa dar algunos indicios de su posición en la escala social, una adscripción probable de clase media–; más tarde abordan la fecha del diario que se observa borrosa en las manos de Cacho y no logra revelar la época de que se trata; también analizan sus facciones, para determinar si estaban felices, tristes o recién levantados.
Lo interesante del planteo de Gustavo Nielsen es que describe a sus personajes principales por medio de los comentarios que ellos mismos hacen de esos otros a quienes observan. Un juego de espejos narrativos que ponen distancia para luego acercar al lector a los misterios que los mismos personajes se plantean. El espejo termina por enfrentarlos a ellos mismos, a ellos entre sÃ. Sus fantasÃas acerca de los viajeros terminan por definirlos, develando las caracterÃsticas de su propia personalidad. Antonio –personaje principal de esta novela– sugiere la posibilidad de que Cacho y la tÃa Alicia estén muertos: “Dejame disfrutarâ€, contesta Zopi, su amigo. “¿Qué querés, que lloremos?â€.
Antonio es fotógrafo y desde hace un tiempo siente que no ama a su mujer, se halla fuera de lugar aun dentro de su ámbito familiar. Sale diariamente a la calle con su cámara a tomar fotografÃas. Asà conoce a una joven que llama poderosamente su atención, aunque él no puede determinar el motivo de tal atracción por alguien desconocido. Ella parece no notar su presencia, pero sin embargo termina posando para él.
El lector podrá descubrir que en los primeros capÃtulos de la novela se observan varios indicios sutiles que indican que más adelante el texto podrÃa dar un vuelco sorprendente. Asà lo demuestra Antonio en una de las charlas con Zopi durante las caminatas por la playa: “Si la precognición existiera, y uno pudiera ver el futuro en los sueños, o en estado de trance, y los vaticinios se cumplieran, querrÃa decir que estamos viviendo en el pasado, en algo que ya ha sucedido. Un suceso que para nosotros puede ser nuevo, pero que para el tiempo es memoriaâ€.
Gustavo Nielsen nació en Buenos Aires, es arquitecto, dibujante y narrador. Su libro de cuentos Playa quemada (1994) fue Primer Premio en la Bienal de Arte Joven de 1989 y Primer Premio del Consejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires en 1993. Es también, entre otros, autor del libro de relatos Marvin (2004) y la novela Auschwitz (2004). En su libro de relatos Playa quemada, más precisamente en el cuento que da nombre al libro, Nielsen abordaba el género fantástico transformando en muñecos de lava negra a los veraneantes de una playa que diariamente se movÃan buscando el mar. En esta novela vuelve a construir un relato fantástico pero que curiosamente está enraizado en un principio de realidad que lo hace más verÃdico, ya que utiliza la idea de la imagen, la fotografÃa y su observador para construir una trama atrapante.
La otra playa pareciera ser el espacio propicio para plantear un modo conmovedor de reconciliarse con lo irremediable.
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