鈥淓ste libro aspira a ser compartido tanto por lectores ni帽os y j贸venes, como por adultos curiosos de saber c贸mo se gest贸 y transform贸 ese singular universo geogr谩fico y cultural situado al sur del r铆o Colorado.鈥 De este modo presenta la prestigiosa historiadora Hebe Clementi su libro La Patagonia. Y para decirlo de una vez, se trata de una obra sutilmente elaborada, bellamente escrita y, como si fuera poco, est谩 acompa帽ada por ilustraciones de Marcia Schvartz.
La lectura se abre como un abanico a partir de la gran variedad de textos que circulan alrededor de la historia de los 鈥減atagones鈥, como los bautizara Antonio Pigafetta, all谩 por 1520, cuando recorriendo los acantilados not贸 las enormes huellas que los nativos dejaban sobre la playa. Entre relatos y leyendas, pasando por fragmentos de libros de viaje y cr贸nicas, el libro permite adentrarse en lo m谩s arraigado de la cultura patag贸nica tanto desde la perspectiva de los primeros habitantes de la regi贸n como de los conquistadores espa帽oles. La Patagonia est谩 elaborado a partir de tres grandes momentos, el primero lleva por t铆tulo 鈥淟a cuna鈥, donde se narra toda la cosmolog铆a y modo de vida de las distintas tribus, entre los que se encuentran 鈥淟a leyenda del pehu茅n y del lago Nahuel Huapi鈥, enmarcada en una historia de amor que nada tiene que envidiar a la mitolog铆a griega, tambi茅n un relato en primera persona sobre los onas y un cuento del cacique Abel Curuhuinca sobre c贸mo se hizo el primer fuego; ligados a estos textos se encuentran peque帽os recuadros que, a modo de vocabulario, dan entrada a palabras como gualichu, por ejemplo, que resulta ser una deidad pampeana y origen de todas las adversidades. El segundo cap铆tulo titulado 鈥淟a conquista鈥, narra el advenimiento de los conquistadores con todo lo que eso significa, haciendo fundamental hincapi茅 en relatos de primeras impresiones, como es el caso de Thomas Falkner, quien escribiera sobre las tehuelches: 鈥淟as mujeres, una vez que aceptan al marido, son fieles y laboriosas. La verdad es que sus vidas no pasan de ser el desempe帽o de labor sin tregua, porque aparte de tener que criar a sus hijos, tienen que someterse a toda clase de servicios; en una palabra, todo lo hacen, no siendo cazar y pelear, y hasta en lo segundo suelen tambi茅n tomar parte鈥. El tercer y 煤ltimo cap铆tulo se titula 鈥淟a independencia鈥 y est谩 colmado de interesantes historias sobre las dos vertientes que lo definen: exploraci贸n y poblamiento de las tierras. La pulper铆a es uno de ellos: 鈥淔ue 茅sta una creaci贸n original de nuestra pampa y nuestro desierto, con nombre ancestral de ra铆z latina e hisp谩nica que proviene de 鈥榩ulpa鈥, o fruto. Parecer铆a, por lo que los documentos dejan saber, que no hubiera habido pulpero decente, sino que por medio de la bebida y de la comercializaci贸n tramposa de cueros y ponchos indios, a cambio de bebida o yerba, hubieran sido los pulperos los m谩s ladinos pobladores del desierto鈥.
Del cacique Casimiro, pasando por el explorador Carlos Moyano y la historia de El Valle de las Frutillas, se llega a un curioso franc茅s llamado Aureliano, que se autoproclam贸 rey de Araucania y la Patagonia, llegando incluso a constituir un imperio con parlamento y nobleza, contando con una cantidad importante de parcialidades araucanas. Finalmente, los tres momentos cierran con una reflexi贸n sobre las Malvinas que resulta muy necesario y aleccionador para quienes todav铆a no entienden la gravedad del asunto. En suma, La Patagonia de Hebe Clementi es un libro cuya dimensi贸n sobrepasa sus aspiraciones formales de discurso hist贸rico para convertirse en una preciosa obra narrativa.
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