Domingo, 6 de abril de 2003
Bolero
DORMIR JUNTOS UNA NOCHE
Ana Quiroga
Ciudad de lectores
Buenos Aires, 2003
110 p谩gs.
POR JORGE PINEDO
Con un m贸dico pu帽ado de notas musicales, Maurice Ravel formul贸 una base sobre la cual armoniz贸 sucesivas variaciones que desembocaron en su c茅lebre Bolero. Por encima de las consideraciones est茅ticas que la obra haya desatado, su perdurabilidad basta para incluirlo en el pante贸n creativo, dejando en el misterio de la emoci贸n est茅tica la diferencia entre el simple ejercicio estudiantil y la obra de arte.
En otra dimensi贸n 鈥攏o s贸lo la literaria鈥, Ana Quiroga (San Juan, 1967) convierte lo que en el plancton parece una convencional tarea de taller en una praxis narrativa donde el ejercicio de la palabra transforma las previsibles neuronas del lector. Los dieciocho cuentos reunidos en Dormir juntos una noche, efectivamente, comparten una similar estructura: en las tres primeras l铆neas se presentan los personajes (鈥淧recisamente porque sab铆a que iba a perderla, Lucio Gandolfo parec铆a demostrarle poco apego a In茅s Todd鈥). Con un ritmo entre cotidiano y subjetivo, a continuaci贸n de una escena de tensi贸n que acaricia el suspenso, la trama traza un rizo que modifica los sentidos. Finalmente, un segundo rizo, al modo de una banda de M枚bius, instala el relato en una dimensi贸n alterada respecto del inicio, un sacud贸n, una sutil apoteosis de crueldad.
En seis p谩ginas o en quince l铆neas, Ana Quiroga juega esa estructura en un sistema de cajas chinas capaz de concentrarse 鈥攃omo en el breve relato 鈥淟os recuerdos鈥, probablemente el m谩s logrado del libro鈥 en un remate contundente donde el sistema de escritura se relanza a s铆 mismo: 鈥淎 vos voy a recordarte siempre con tu 煤ltima cara de odio; y a tu marido, a trav茅s de algunos olores, de palabras que s贸lo yo o铆, de algunos miedos confesados entre l谩grimas, del aliento en la nuca para sorprenderme, de las cosas peque帽as que se hacen fuera de la cama鈥.
Con la burgues铆a como escenario, Dormir juntos una noche abarca una burbuja que en la narraci贸n se torna universo toda vez que requiere de personajes con nombre y apellido, h谩bitos recurrentes, objetos que los representan y ambiciones que los particularizan. Ergolog铆a que ser铆a intrascendente si no estuviera hilvanada por conductas que hacen, a posteriori, cada uno de tales atributos jam谩s intercambiables. En efecto, los atributos pertenecen a sus due帽os tanto como sus propiedades materiales, agreg谩ndoles un plus de coherencia irracional a aquellos actos a los que las palabras les quedan irremediablemente peque帽as. En una literatura que, durante las 煤ltimas dos d茅cadas, tematiz贸 hasta la apolog铆a el realismo minimalista, la marginalidad y el reviente, los cuentos de Quiroga brindan un cosmos apaciguado para la miseria humana tanto como para la belleza.
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