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Domingo, 12 de julio de 2015
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Pierre Bourdieu

EL ÚLTIMO CLÁSICO

La recopilación de textos de Pierre Bourdieu que acaba de publicar Siglo XXI, Intervenciones políticas, fue realizada a seis manos con sus colaboradores Franck Poupeau y Thierry Discepolo, y se publicó en 2002, pero no como homenaje póstumo: se trata de un proyecto iniciado en vida del fundamental sociólogo francés que reúne manifiestos, artículos, seminarios y entrevistas y funciona como una autobiografía intelectual.

Por Damián Huergo
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En los primeros minutos del documental La sociología es un deporte de combate, se ve a Pierre Bourdieu entrelazando los dedos, acomodando papeles, sosteniendo la mirada tímida y aguda frente a un televisor de tubo. En la pantalla observa en directo a un auditorio a oscuras ubicado en la Universidad de Chicago. Entre murmullos y pasos a tientas se va llenando de gente que se acomoda para escuchar la videoconferencia. La escena es interrumpida por Edward Said, quien presenta a Bourdieu como “uno de los sociólogos más importantes del mundo”. Luego –en el documental– la cámara lo muestra caminando por las calles de París, siendo demorado por una chica verborrágica que le dice que “tiene dos mitos vivos, Cavanna y Bourdieu”. También aparece dando una conferencia en un aula magna del Collège de France; entrevistado en programas de radios comunitarias y en el hall de un museo; manteniendo una correspondencia con Godard que “no entiende”, y como si fuese una especie de combustible regenerativo que produce con su mirada y su decir, se lo escucha cuestionando –y cuestionado por– la sociedad que habita. Pierre Carles, el director del film, logra un encadenamiento de lugares, escenas, situaciones y prácticas, que no necesariamente hacen al trabajo del sociólogo pero que, sin dudas, lo completan. Algo similar ocurre en Intervenciones políticas, una compilación de textos de Bourdieu realizada por Franck Poupeau y Thierry Discepolo –antiguos colaboradores suyos–, donde se materializan en manifiestos, artículos, seminarios y entrevistas las imágenes de barricada que se ven en el film que tiene como protagonista al último clásico que dio la sociología.

El libro que la editorial Siglo XXI acaba de distribuir en las librerías argentinas se publicó por primera vez en el 2002 en Francia, al poco tiempo de la muerte de Bourdieu. Poupeau aclara en el prólogo que su aparición no corresponde a un homenaje póstumo, sino que viene a finalizar una recopilación que el propio Bourdieu inició con sus colaboradores en el momento que más lo criticaban por su agites políticos y militantes. Desde varios sectores –partidarios de ambas alas, intelectuales, periodistas, etc.– se lo acusaba de haber abandonado el rigor científico y, en particular, de haber mutado en uno de esos intelectuales jacobinos que había criticado en varios de sus escritos iniciáticos. Intervenciones políticas, entre otras muchas cosas, viene a desmentir con evidencias –tal como exigía Bourdieu– los acuses de participación tardía ligados a cierto oportunismo calculista. “Bajar a la calle” no fue una novedad del último Bourdieu, por lo contrario –como se muestra en el libro–, fue parte de su extensa historia personal e intelectual cargada de “irreverencia a todos los poderes”.

Intervenciones políticas puede leerse como una especie de autobiografía intelectual escrita a seis manos. La estructura cronológica de los textos propuesta por los editores no está ligada sólo a lo temporal, sino que da cuenta del desarrollo profesional y metodológico de Bourdieu; además de brindar una aproximación a las áreas de interés que fue abarcando y problematizando. El libro está ordenado en series temáticas que recorren toda su obra, acompañadas por un preciso punteo del contexto de producción y circulación de los textos realizado por los editores. Empieza desde su conversión en sociólogo tras las investigaciones hechas en territorio sobre la guerra en Argelia; se focaliza en sus análisis más populares sobre la educación y las dominaciones estructurales, y concluye en la construcción del intelectual colectivo, ese experimento político-social que –en cierto punto– se vio reflejado en La miseria del mundo: una maravillosa cartografía de voces y sensibilidades que mostró hacia dónde se dirigía el avión estrellado del neoliberalismo.

Hay dos virtudes que con el tiempo se le fueron adjudicando a Bourdieu. Por un lado, selló la discusión iniciada por Durk-heim acerca de la cuestión científica de la sociología. Un debate que fue perdiendo asidero con la profesionalización de la disciplina, y que Bourdieu tuvo más presente que nunca cuando sacó sus investigaciones de las cuevas académicas. Las exigencias propias del conocimiento científico fue una marca de su obra y, en Intervenciones políticas, se pueden leer textos como “Método científico y jerarquía social de los objetos” que acompañan la reflexión.

Por otro lado, Bourdieu fue uno de los sociólogos que más trabajó para impulsar ese género extraño que es la “divulgación científica social”. En Intervenciones políticas se observa la iniciativa desde la misma multiplicidad de dispositivos de enunciación –panfletos, ensayos breves, entrevistas, declaraciones, artículos, etc.– que utiliza para hacerse –y hacer– oír. Tal como escribe en el prefacio a Contrafuegos 2, “Cueste lo que cueste hay que entrar en el debate público, donde las conquistas de la ciencia están trágicamente ausentes.” En este sentido, Bourdieu fue un claro exponente de lo que los sociólogos Michael Burawoy y Ruy Braga llaman sociología pública. Es decir, “una sociología comprometida con la verdad –en sentido leninista–”, que rompe con las visiones individualistas, que practica una vigilancia crítica del Estado. Una sociología que se dirige a un público que excede a los claustros académicos, sin perder “la interdependencia e interconexión de la sociología profesional, crítica y pública –y para políticas públicas– como hilo conductor en la defensa de la humanidad”.

Bourdieu solía decir que, para bien o para mal, tenía la gimnasia de “incomodar a sus interlocutores”. No es casual que la mayoría de sus estudios hayan estado enfocados a ambientes que transitaba, como la educación media y superior, los intelectuales, el campo artístico (Las reglas del arte es un libro fundamental para aquellos que aún aspiran a convertirse en genios creadores encerrados en su torre de cristal), el periodismo, etc. Respecto a los intelectuales le interesaba ponderar su autonomía y pensar sus posibles vínculos con el Estado. En los textos escritos durante la década del ochenta esta tensión se pone en juego cuando critica al Partido Comunista Francés –con el cual compartía afinidades– por el silencio ante los crímenes del PC en Polonia, o cuando participa en la realización de informes especiales sobre educación para el gobierno. En ambos casos logra una participación no orgánica del intelectual en las estructuras del Estado, sin abandonar su autonomía.

Intervenciones políticas. Un sociólogo en la barricada. Pierre Bourdieu 353 páginas Siglo XXI

Al igual que los cursos de Michel Foucault (uno de sus compañeros del viaje intelectual del SXX) en el Collège de France, recientemente Anagrama acaba de publicar Sobre el Estado, las conferencias que dio Bourdieu entre 1989 y 1992 armando un teoría del Leviatán. Cuando ya se creía que sus aportes a las ciencias sociales estaban confinados a temas específicos, sorprendió con el riesgo tomado en sus cursos, proporcionando armas “que pueden usar contra mí”, tal como dijo en la conferencia inaugural. En ese gesto combativo, sincero, vigente, reflexivo y locuaz, reside la graduación de Bourdieu a clásico, a pesar de que sería un mote que –más por consecuencia que por humildad– no estaría de acuerdo en cargar.

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