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Domingo, 13 de marzo de 2016
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Paula Bomer

HIJOS NUESTROS

La norteamericana Paula Bomer se ha afirmado en una línea de narración realista e íntima sobre los lazos familiares en dos libros de cuentos y una novela. Ahora se publica en Argentina su primera colección de relatos, Bebé y otros cuentos, catálogo de estragos en el cuerpo e infelicidades en el alma que las parejas se propinan cuando se convierten en padres y madres.

Por Damián Huergo
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La llegada de un bebé a una casa sacude las columnas arquitectónicas y emocionales que la hacían posible, aún aquellas que nos narrábamos sólidas, inmunes en nuestra fantasía a la consolidada era de la liquidez. Desde la aparición de las dos líneas de color rosa en el test de embarazo, en un proceso gradual pero veloz, se transforman los cuerpos, se suspende o clausura el sexo en las parejas, se altera el sueño y los ánimos. Y, sobre todo, como si esa criatura risueña y llorona fuese un aleph que enfoca sólo nuestra dimensión horrorosa, nos empuja a reproducir lo que denostábamos de la crianza de sobrinos o de hijos de amigos cercanos. Es dentro de esa zona íntima y visceral donde se mueven los cuentos de la escritora norteamericana Paula Bomer, incluidos en Bebé y otros cuentos. Diez tornados domésticos que rebotan de pared a pared rompiendo todo lo que tocan; dejando tambalear los modos de maternidad, paternidad y familia que abrazamos en el nuevo siglo para no llorar en soledad.

“Lo que se descubre sobre uno mismo cuando se educa a los hijos no es siempre agradable o atractivo”, escribió Jonathan Franzen en la monumental novela Las correcciones. La frase podría ser la cita de arranque de cada uno de los cuentos de Bomer o del libro en general. Con olfato de cazadora, la autora intuye que detrás de las fotos de familias sonrientes que circulan por Facebook o que ocupan espacio en escritorios gerenciales, hay vidas desdichadas, insatisfechas, culpógenas por confundir deseo con mandato. Bomer, sin contemplar el grado de la herida que rasga en sus lectores, apunta y muerde a mujeres que se descubren mezquinas al diferenciar el amor entre sus hijos; a hombres resignados que corrompen lo que ya no tienen; a hijos adultos infantilizados por el fantasma –vivo o muerto– de su madre.

Baby and other stories fue el primer libro de Paula Bomer, publicado originalmente en 2010. Luego le siguieron el libro de cuentos Nine Months (2012) y la novela Inside Madelaine (2014). En su mayoría, los cuentos –traducidos por Lolita Copacabana– mantienen una estructura clásica y están narrados en tercera persona, saltando aleatoriamente, de cuento a cuento, del punto de vista femenino al masculino. Los personajes que los habitan son hombres y mujeres que se quedaron huérfanos al interior de sus familias; que ven agotadas sus fuerzas hasta enfriarse delante de los suyos, como ocurre en “Una infección galopante”; que sólo encuentran en el pasado –sin niños– las proyecciones de felicidad socialmente consensuadas que supieron aspirar.

En el cuento inaugural “La madre de sus hijos”, Ted Staton se entusiasma hasta la excitación al tener un viaje de trabajo que lo aleja unos días de sus tres “apestosos, ruidosos y demandantes” hijos. En “Bebé”, Lara, que pasa sus días sola con sus pensamientos, sin adultos a su alrededor, siente crecer su “odio líquido” hasta relajarse con la idea de explotar la cabeza de su hijo contra la pared. En “Un apretón de manos de mierda” una chica del Midwest deja de sostener la farsa hogareña, arrastrando en su caída toda esperanza de bienestar que no entre un vaso de whisky. Todos ellos, en sus cabezas o con sus acciones y gestos, en algún momento –sea ante el word, la barra de un bar o la cama de un amante– se detiene y se hace una pregunta: ¿Puedo construir un común sin amar a mis hijos, sin amar a mi familia, sin amar la vida que vivo con ellos y que tanto –económica y anímicamente– me cuesta sostener?

La literatura norteamericana, al menos la que venimos leyendo –con homogeneizadoras traducciones ibéricas– en este hemisferio desde el siglo veinte, está poblada de jóvenes y adultos white trash. Desde las viviendas remolque de Carver, pasando por los paisajes etílicos de Cheever y Yates, hasta el humor incómodo de Lorrie Moore y la paranoia de Palahniuk –por nombrar unos pocos de la larga lista–, hemos tenido noticias del lado b del sueño americano, como si en la verdad ficcional fuese su única cara posible. Bomer también trabaja sobre esa línea larga y sucia como la barra de un bar, con la diferencia de que en sus cuentos la basura blanca suele ser calificada: treintañeros hiper-escolarizados de Harvard, periodistas del New Yorker que renuncian para estrenar su maternidad, directores y diseñadores de la industria digital, mujeres que buscan nuevas amigas en la franja del consumo ABC1. Aparecen en fila, cuento a cuento, marchando hacia una forma vulgar del matrimonio, hacia una vida convencional, miedosa y repetitiva, en donde el otro no potencia sino que succiona. Tal como sucede en “Una caminata al cementerio”, en donde la voz que narra el paseo trunco de Greta y su hijo dice: “cada día de cada año, de todos los años de su matrimonio con Richard, se convertía, poco a poco, en una peor persona”.

Bebé y otros cuentos. Paula Bomer Momofuku 166 páginas

La cartografía de la decadencia y del agujero negro del matrimonio retratado por Bomer, queda marcada en los cuerpos de los personajes. Tanto en los hombres como en las mujeres, sobresalen cuellos con papadas, calvicies prematuras, tetas caídas, y estómagos que simulan a “un neumático flácido de grasa alrededor de la parte media del cuerpo”. En boca de sus personajes Bomer arma una conciencia sincera, frívola, triste y nostálgica del cuerpo, que eclosiona en su sensología cuando el sexo entre los matrimonios se vuelve mecánico o forzoso hasta la violación.

En Bebé y otros cuentos el cuerpo es el primer territorio invadido y conquistado por los hijos; un lugar propio que se abrió y fisuró por otros. Un sitio enajenado por la maternidad; diezmado por el paso de los niños-tornados que estamos obligados a cuidar y a amar hasta que la muerte nos separe.

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