Domingo, 1 de junio de 2003
Rese帽a
Baumann > Avatares de la modernidad
Modernidad l铆quida
Zygmunt Baumann
Trad. Mirta Rosemberg y
Jaime Arrambide
Fondo de Cultura Econ贸mica
Buenos Aires, 2003
232 p谩gs.

Por Paula Croci
Gran parte de la producci贸n te贸rica e historiogr谩fica que pretende periodizar el siglo XX coincide en que despu茅s de la Segunda Guerra Mundial cambiaron las coordenadas, vigentes desde el siglo anterior, que reg铆an las distintas pr谩cticas sociales. Muchos coinciden en llamar modernidad a la experiencia de espacio y tiempo compartida en el marco de la modernizaci贸n, resultante de los procesos tecnol贸gicos de avanzada propios de las primeras d茅cadas del siglo y plasmados en las maquinarias pesadas, la aceleraci贸n, los grandes monumentos est茅ticos y, principalmente, en un excesivo desarrollo industrial. En otras palabras, la modernidad se caracterizaba por estar bien plantada en un paisaje que, en t茅rminos de Zygmunt Baumann, ya anunciaba el cambio y la inestabilidad a pesar de la proliferaci贸n de bases firmes: conquista del espacio, expansi贸n territorial, consolidaci贸n de fronteras y comunidades, emancipaci贸n, etc茅tera.
Pero el tiempo de las certezas, de lo s贸lido y lo durable, vio su fin cuando el mundo qued贸 dividido por bloques articulados en torno de los flujos econ贸micos. La supervivencia de comunidades globales exigi贸 la demolici贸n de barreras, la integraci贸n de las diferencias entre el centro y la periferia y la libre circulaci贸n de los capitales. 脡sta es la etapa actual de nuestra existencia moderna y su met谩fora regente es la liquidez, dice Baumann en su trabajo Modernidad l铆quida, publicado en 2000 y recientemente traducido al espa帽ol. Los fluidos, sostiene, 鈥渘o se fijan al espacio ni se atan al tiempo鈥 sino que se desplazan con facilidad, fluyen, se derraman, se desbordan, salpican, se filtran, gotean, inundan, pero sobre todo, emergen inc贸lumes de sus encuentros con los s贸lidos, a los que adem谩s alteran.
No obstante, Baumann sostiene que la modernidad, desde sus inicios, no fue otra cosa que un proyecto de licuefacci贸n de los viejos s贸lidos en el af谩n imperioso de reemplazarlos por otros nuevos y mejores; y en este sentido, el Manifiesto comunista, que aparece en un momento culminante de la modernidad, llamaba a la noble tarea. Entonces, siguiendo los argumentos del soci贸logo y profesor em茅rito de las universidades de Leeds y Varsovia, el instante en que la disoluci贸n de los s贸lidos adquiere la forma de escisi贸n de los v铆nculos entre las elecciones individuales y las acciones colectivas merece una nueva car谩tula y la consecuente semantizaci贸n de la misma. Lejos de avenirse a la denominaci贸n gastada e improcedente de 鈥減osmodernidad鈥, Baumann prefiere hablar de 鈥渕odernidad l铆quida鈥.
Nuestro presente l铆quido est谩 habitado por lo que Ulrich Beck llama 鈥渃ategor铆as zombis鈥 e 鈥渋nstituciones zombis鈥, es decir, entidades que est谩n muertas y todav铆a vivas como la familia, el vecindario y la clase. La pregunta que se hace Baumann, para la que Modernidad l铆quida es una respuesta, es si resulta posible resucitar tales zombis o darles un funeral y una sepultura decorosos.
Responder le exige tomar algunos de los conceptos b谩sicos de la anal铆tica de la condici贸n humana: emancipaci贸n, individualidad, relaci贸n tiempo y espacio, trabajo y comunidad (a cada uno le dedica un cap铆tulo); y se帽alar los cambios que 茅stos sufrieron en el camino de la licuefacci贸n. El recorrido por tales entidades le permite sostener que si bien lamodernidad no se ha terminado, como muchos pensadores se empe帽an en lamentar o celebrar, ha cambiado de fase. 鈥淟a sociedad que ingresa al siglo XXI no es menos 鈥榤oderna鈥 que la que ingres贸 al siglo XX; a lo sumo, se puede decir que es moderna de manera diferente.鈥
Como Conrad (otro polaco de nacimiento e ingl茅s por opci贸n), Zygmunt Baumann toma el punto en el que el presente es un tiempo de forma cambiante y el porvenir un continente todav铆a en tinieblas que se vislumbra pero no se ve. Si bien Baumann no descubre nada que ya no se haya mencionado en las discusiones m谩s encarnizadas sobre la clausura de la modernidad, de la mano del fin de la historia y la muerte de las ideolog铆as, la novedad l茅xica de llamar a las dos grandes etapas de lo moderno con los ep铆tetos 鈥渟贸lido鈥 y 鈥渓铆quido鈥, emergentes de la caracterizaci贸n que otros pensadores como Frederic Jameson, Perry Anderson e incluso Marshall Berman, Cornelius Castoriadis y J眉rgen Habermas hicieron con mayor o menor suerte, resuelve de manera elocuente un debate ya acabado. Y en lugar de eso, se dedica a prever el futuro en los s铆ntomas actuales de la sociedad.
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