Domingo, 28 de septiembre de 2003
Entrevista
Silban las balas
Cuando me mueran quiero que me toquen cumbia es un relato magistral de Cristian Alarc贸n, quien bajo la influencia simult谩nea de Rodolfo Walsh y Pedro Lemebel reconstruye la vida y la muerte de los j贸venes l煤mpenes del conurbano bonaerense.

POR MARIANA ENRIQUEZ
Los pibes chorros, dice Cristian Alarc贸n, no nacieron como un prototipo de joven con la cara tapada, alardeando con un arma en la televisi贸n. Aparecieron por primera vez como cad谩veres. Cuando se encontr贸 con el mito de V铆ctor 鈥淓l Frente鈥 Vital, estaba investigando sobre el aumento del gatillo f谩cil aplicado por la Polic铆a Bonaerense a chicos cada vez m谩s chicos para la secci贸n Sociedad de P谩gina/12. En esa investigaci贸n se encontr贸 con el Escuadr贸n de la Muerte que actuaba en la Zona Norte del conurbano bonaerense. 鈥淐uando empec茅 a investigar el Escuadr贸n, estaba en contacto con la Correpi (Coordinadora contra la Represi贸n Policial Institucional) y la abogada Mar铆a del Carmen Verd煤 me cont贸 que en San Fernando exist铆a el caso de un chico de diecisiete a帽os que fue fusilado bajo una mesa, mientras gritaba: 鈥楴o disparen, me entrego鈥. Dec铆an que hab铆a sido una especie de Robin Hood, y despu茅s de su muerte comenz贸 la construcci贸n de su mito. Me enter茅 de las ceremonias sobre la tumba de El Frente en el cementerio de San Fernando: los chicos le piden ofreciendo lo que consumen, marihuana y cerveza, para que los proteja de las balas de la polic铆a cuando salen a robar. Tambi茅n le piden por otras cuestiones cotidianas. Ese fue el comienzo de la historia del libro.鈥
Ese mito, el de El Frente, es el eje de Cuando me muera quiero que me toquen cumbia, un non-fiction que mientras construye y deconstruye el mito, revela una trama y un territorio; trama donde se cruza la violencia del aparato policial, la relaci贸n entre transas y ladrones, la traici贸n, desamparo y tambi茅n la solidaridad en un territorio devastado, el de las villas San Francisco, 25 de Mayo y la Esperanza de San Fernando. 鈥淢e vi sumergido en otro tipo de lenguaje y de tiempo, en otra manera de sobrevivir y de vivir hasta la propia muerte. Conoc铆 la villa hasta sufrirla鈥, escribe Alarc贸n en el pr贸logo.
Hoy, dos a帽os despu茅s de entrar en ese territorio, la madre de V铆ctor Vital, Sabina Sotello, mantiene un di谩logo pol铆tico con Alarc贸n, que es cofundador de la Asociaci贸n Miguel Bru. El libro no es s贸lo un relato sobre la marginalidad y la acci贸n criminal del aparato policial y el Estado sino que se inserta en una pr谩ctica pol铆tica. 鈥淓s pol铆tica la relaci贸n con los familiares, con Sabina y las mujeres del barrio, que me fueron llevando por los pasillos y me abrieron las puertas de los ranchos. Ellas fueron las gu铆as; despu茅s tomaron la posta los pibes.鈥
驴Fue un desaf铆o darle al libro una dimensi贸n pol铆tica?
鈥揝铆. Se me cuestiona la ausencia de contexto y de declaraciones pol铆ticas. Pero yo nunca dej茅 de relacionar este libro con lo que publiqu茅 en P谩gina/12, a pesar de que mucha gente no quiso escuchar que hubo un Escuadr贸n de la Muerte en la Argentina. Pretendo que sea una interpelaci贸n y no un relato tranquilizador; busco que las contradicciones de los personajes se trasladen a las de los lectores. Pol铆ticamente, el desaf铆o del libro era mostrar la complejidad de esta trama a partir de un peque帽o hecho, y preservar la lealtad con los protagonistas sin caer en la lealtad demag贸gica, tumbera, que no me resulta simp谩tica porque no es m谩s que dominaci贸n pura. Y ahora, con el libro ya editado, el activismo pol铆tico que compartimos no s贸lo se preserv贸 sino que se fortaleci贸.
驴Por qu茅 es tan importante en el relato el tema de la traici贸n?
鈥揈l cronista siempre puede portar la traici贸n como estigma, en tanto se infiltre en un territorio o en la vida de alguien para contarla. Pero, al margen de lo personal, empec茅 a darme cuenta de que, en el caso de la villa, con la desintegraci贸n social y la miseria, la traici贸n empieza a ser una situaci贸n m谩s recurrente. Pero no quer铆a que fuera lo m谩s importante. Primero ten铆a que construir el mito del 铆dolo pagano para poder contar la transici贸n que se dio entre 1998 y 2002, el tiempo que narra el libro; si hac铆a eje en la traici贸n, estaba traicionando la historia que hab铆a elegido. Aunque s铆 es cierto que la historia comienza con una muerte que tambi茅n es una traici贸n, pero del Estado hacia los civiles, una traici贸n vengada en una batalla campal que dura una tardeentera, bajo una tormenta. Esa batalla es el primer cap铆tulo, y el escenario para entrar a una historia que es much铆simo m谩s dura que esa batalla. Despu茅s todo se complejiza. No es una de tiros.
El cronista est谩 involucrado en el relato,y va cambiando de posici贸n...
鈥揌ay una decisi贸n pol铆tica de sostener la subjetividad como una condici贸n para que el lector se haga responsable de que en ese recorrido est谩 en juego lo propio. A m铆, convivir con ellos me provoc贸 decenas de cuestionamientos. En el libro no es terminante una posici贸n a favor o en contra. A veces tengo verg眉enza, otras miedo, otras cierto recelo o bronca. En muchos casos no estoy de acuerdo con lo que est谩 ocurriendo, y no hago una hermandad con la violencia. Uno est谩 en conflicto con esa violencia cuando est谩 tan cerca. El cronista tambi茅n es ambiguo; voy cambiando de posici贸n. En alg煤n momento tambi茅n estuve fascinado, y la fascinaci贸n es lo que m谩s me perjudic贸 para armar el relato.
驴En qu茅 momento abandon贸 la mirada fascinada?
鈥揈ntrevist茅 muchas veces a un mismo grupo que est谩 subdividido, tiene muchas internas y relaciones cruzadas. En un mismo territorio se juegan tantos intereses diferentes, de poder sobre todo, que no hay manera de sostener la fascinaci贸n. Eleg铆 evitar toda disquisici贸n sociol贸gica o antropol贸gica porque me compromet铆 con el non-fiction, con una estructura vertiginosa que el lector no pudiera dejar de leer. Pero esa informaci贸n yo la manejo, y la fascinaci贸n dura hasta ah铆. Uno comprende que no todo es pobreza y miseria, que hay actitudes y voluntades que no est谩n coartadas por las condiciones materiales de existencia. Entend铆 que El Frente Vital no era un Robin Hood: era un pibe que no pod铆a gastarse el dinero en casa de su madre, porque ella no aceptaba dinero robado, y por lo tanto hac铆a ostentaci贸n y era un demagogo; lo repart铆a de otra manera entre sus pares. Tampoco era un actor pol铆tico que decid铆a un distribucionismo impecable. No hab铆a en 茅l una voluntad de ser justo en t茅rminos sociales; era arbitrariamente justo. En vez de comprar caramelos ten铆a la obsesi贸n de comprar yogur para los chicos, por ejemplo. De la misma manera, pagaba zapatillas Nike para su grupo, o el tenedor libre y la bailanta.
驴Cu谩l es la tradici贸n de la cr贸nica que lo influencia?
鈥揗e da pudor decir Capote, Walsh y Hammet, pero 茅sas son mis lecturas. Y, por otro lado, la literatura latinoamericana. Me marc贸 especialmente Walsh, en lo referente a deconstruir y reconstruir un hecho pol铆tico para darle un sentido despu茅s con lo narrativo. Pero respeto en lo que me relataron los protagonistas cierto texto y subtexto melodram谩tico. El libro es una especie de ensamble entre el v茅rtigo de un policial negro en sus escenas m谩s crudas, y el melodrama, donde mi referente es Manuel Puig. En el camino de hacer es ensamble, dej茅 el melodrama para el subtexto, quiz谩 porque en el melodrama estaba implicado yo: fui a los bautismos, a los cumplea帽os y a los funerales de los protagonistas del libro. Supongo que el t铆tulo tiene que ver con eso. Est谩 tomado de una cumbia colombiana, la canci贸n favorita de El Frente. Lo defin铆 con Pedro Lemebel: estuvimos dos horas hablando de por qu茅 uno busca el t铆tulo en una canci贸n, como lo hizo 茅l en Tengo miedo, Torero. Tambi茅n es una reivindicaci贸n del melodrama: la cumbia es un ritmo de alegr铆a expl铆cita que encierra una tristeza tremenda. Es un bolero disfrazado.
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