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El rey apoya a Carver

En el NY Times, Stephen King escribió recientemente un artículo sobre Raymond Carver, a quien define como “el escritor americano más influyente de relatos en la segunda mitad del siglo XX”, justo ahora que se escucha Carver por aquí y por allá con motivo de varias biografías que lo toman como protagonista. En el artículo, titulado Vida e historias de Raymond Carver, King se detiene especialmente en la sinuosa relación con su editor Gordon Lish: “¿Era Gordon Lish un buen editor? Sin duda. Curtin Johnson, un editor de libros de texto que presentó a Lish a Carver, afirma que Lish tenía ‘un gusto infalible por la ficción’. Pero, como había temido Maryann, fue –en el caso de Carver, por lo menos– mucho mejor descubriendo que desarrollando. Y con Carver, tuvo lo que quería. Quizá sintió una debilidad esencial en el corazón de Carver (‘deseo de agradar’ es como lo llaman los alcohólicos en recuperación). Quizá fue la visión extrañamente elitista que parece haber guiado la escritura de Carver, tachando a sus personajes de `terriblemente ineptos’ y hablando de `su flagrante analfabetismo’, del cual Carver mismo no se daba cuenta. Esto no lo detuvo a la hora de tomar crédito del éxito de Carver; se dice que Lish ha dicho que Carver fue ‘su criatura’, y lo que aparece en la contratapa de ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? (1976) no es la fotografía de Carver sino el nombre de Gordon Lish”.

El dolor

La escritora rumano-alemana Herta Müller, flamante ganadora del Nobel de Literatura, mostró y expresó su dolor durante un discurso previo a la entrega del premio, al que tituló Cada palabra sabe algo del círculo vicioso: “los objetos no saben su propio material, los gestos no saben sus sentimientos y las palabras no saben las bocas que las hablan. Pero para estar seguros de nuestra existencia, necesitamos los objetos, los gestos y las palabras. Cuantas más palabras nos permiten usar, más libres nos volvemos. Puedes defenderte de un ataque, pero no puedes hacer nada contra la calumnia. Cada día me preparaba para cualquier cosa, incluida la muerte. Pero no puedes estar lista para esa perfidia”, afirmó Müller en la sede de la Academia sueca.