En el t铆tulo de su primera novela, Vera Fogwill juega con el legendario film de Ettore Scola que retrataba con funesto humor la decadencia moral de una familia proletaria italiana. Pero as铆 como en el caso de Scola el titulo funcionaba como una descripci贸n literal, en el de Vera Fogwill, esta caracterizaci贸n es tan ir贸nica como ambigua. Los sujetos que el t铆tulo predica son seis, y seis mundos se abren con ellos: el de los coleccionistas de armas, el de la excavaci贸n de petr贸leo en el desierto argentino, el de las preocupaciones adolescentes que van de las cirug铆as est茅ticas a la salvaci贸n del mundo, pasando por la importancia crucial de la playstation; el de la industria de la inseguridad; el de la industria de la autoayuda a gran escala; el del amor en la tercera edad; el de los ex combatientes de Malvinas, entre otros, muchos otros (algunos, si no todos, puede apreciarse, mundos muy 鈥渇ogwillianos鈥). Si algo tienen en com煤n los seis personajes es que est谩n sosteniendo una apariencia. Son buenos, pero quieren dejar de serlo; est谩n limpios, pero eso significa un esfuerzo gigantesco; son lindos, pero no para ellos mismos.
La novela, como una suerte de tragedia kitsch, nos cuenta el final de estas ins贸litas historias, al principio. Los personajes est谩n muertos ya. Lo que leemos es lo que los llev贸 hasta ese final, en casi todos los casos, algo pat茅tico. El relato nos llega por parte de una narradora tambi茅n personaje, tambi茅n muerta, que como un dios, todo lo sabe y todo lo ve. Y quien conozca un poco el mundo de Vera Fogwill no le costar谩 demasiado relacionar a esta chica, madre joven con un pasado de rock y noche porte帽a, con la antihero铆na de Las mantenidas sin sue帽os. Ambas est谩n retratadas con una gran sensibilidad para el exceso, visto desde el punto de vista del l铆mite que significa un ni帽o a cargo. Con la diferencia de que esta madre sola con su hijito en un departamento no es una adicta, sino que est谩, directamente, muerta.
Decir que se trata de una historia coral es poco: es una novela hiperb贸lica, un h铆per relato, que en cada pliegue abre una nueva capa de detalle y de sentido. La autora es tambi茅n una investigadora obsesiva, capaz de introducir seis p谩rrafos con diferentes modelos de armas con sus caracter铆sticas, o la demanda judicial que le inician a un empresario senil y delirante sus hijos; o transcribir el discurso capitalista- evang茅lico de un l铆der de la autoayuda en pleno trance carism谩tico. Pero lo pormenorizado no pasa solamente por los objetos y las cifras (驴cu谩ntas toneladas pesa un ca帽贸n que fue llevado a la Guerra de Malvinas? 驴Cu谩ntas personas mueren en un a帽o en la ciudad de Buenos Aires? 驴Y en un mes? 驴Y en un d铆a?) sino fundamentalmente, por el retrato de las psiquis de los sujetos. No hay cavilaci贸n que nos sea ajena.
Esta maquinaria encuentra su punto l铆mite. No estamos s贸lo frente a t铆teres a punto de perder la cabeza. A la exuberancia narrativa que constituye finalmente la voz de Vera Fogwill, una voz que avanza sin detenerse en casi cuatrocientas p谩ginas, llega a un momento de abismo. La narradora omnisciente de pronto pone en duda todo. Prevalece el sentir al saber, y es puesta en cuesti贸n la misma matriz que ha construido el relato. Como si de pronto comenzara a preguntarse 驴de d贸nde saqu茅 estas historias? 驴Son ciertas? 驴Me las invent茅? 驴Pero qu茅 clase de preguntas son 茅stas?
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