Domingo, 25 de mayo de 2003
Este sÃ
Poemas inéditos de Marguerite Yourcenar
Fue durante el verano del año 1983 en el Maine. Marguerite Yourcenar me habÃa invitado a viajar a los Estados Unidos a fin de releer con ella la traducción que yo habÃa efectuado de sus obras de teatro. La costa sudeste de los Estados Unidos se asemeja al de la Bretaña en Francia; el aire es húmedo, con el cielo transparente y la luz lÃmpida que sube del mar.
De mañana, si el tiempo lo permitÃa, ella escribÃa en el jardÃn, bajo el pino, o sino en su escritorio, o en la mesa de la cocina mientras preparaba algún plato sabroso. Marguerite escribÃa y pensaba continuamente. Por la tarde, en general, repasábamos mi traducción; yo le leÃa en voz alta mi versión en español mientras ella la seguÃa con los ojos sobre las hojas. Algunas veces me preguntaba el significado de una palabra.
Regresé a ParÃs con la traducción aprobada y el sentimiento de que ella estaba satisfecha con mi trabajo. Al cabo de un tiempo, como solÃa hacerlo con frecuencia, la escritora partió de viaje, a la India esta vez si mal no recuerdo. De vez en cuando, me enviaba una postal. Luego se editó su Teatro en Barcelona con mi traducción. Un dÃa, en ParÃs, recibà un manuscrito llamado Les trente-trois noms de Dieu. Eran poemas brevÃsimos, sin puntuación, a veces con una sola palabra en medio de la hoja. Los acompañaba una carta de Marguerite en la cual me decÃa que pensaba que sus poemas me gustarÃan ya que eran breves como los mÃos. Me decÃa que tenÃa la intención de publicarlos en la revista N.R.F. de Gallimard. Me sugerÃa que los tradujera al español. En el mismo instante, antes de haber terminado su lectura, ya me habÃa puesto a traducirlos.
Marguerite Yourcenar no tuvo tiempo de leer Los treinta y tres nombres de Dios en español. El destino no lo quiso asÃ. Los he conservado durante muchÃsimos años, religiosamente, en un cajón de mi escritorio en ParÃs. Hasta que, como un viaje más de la escritora, esta vez a Córdoba, me pareció natural ofrecérselos a la editorial Alción, que ahora los publica.
Silvia Baron Supervielle*
1
Mar de mañana
2
Ruido de la
fuente en
las rocas
sobre los muros de
piedra
14
La garza que
esperó toda la
noche, casi helada,
y que al fin
apacigua su
hambre al alba
* Silvia Baron Supervielle es traductora y escritora. Vive en ParÃs desde 1961, donde ha publicado su obra poética en francés. Incansable difusora de la literatura argentina en Francia, ha traducido a Borges, Macedonio, Roberto Juarroz, Silvina Ocampo y Arnaldo Calveyra. En Alción
editora publicó sus recopilaciones poéticas El agua extraña y Después del paso. La valenciana editorial Pre-Textos distribuyó hace poco su novela La lÃnea y la sombra.
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