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Sábado, 3 de marzo de 2007
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Nota de tapa

Las chicas superpoderosas

Vienen de la ilustración y el diseño y se dedican al character design. Personajes que transfieren a otros soportes para bajar línea y comunicar su forma de ver mundo.

Por Luján Cambariere

Ellas en sí mismas podrían convertirse (si es que ya no lo son) en los personajes a los que dan vida. Todas son frontales, creativas, multifacéticas y sensibles a las problemáticas del mundo, el país y su género. Al común de los mortales nos llegan en forma de pin, remera, utilitario o en la calle apostados en alguna pared o letrero. Además, en plena era multimedia, a través de las marcas que los solicitan como mediadores de branding, juegos electrónicos, diseño web, cartoons, animación 3D, iconos o logos. Un mundo con reglas, códigos y lugares propio, cada vez más poblado por ellas.

Superdd

Su verdadero nombre es Andrea Sagardoy, aunque todos la conocen como Superdd. Nació en 1974 en Santa Fe, estudió diseño gráfico y trabaja de forma independiente en San Jorge, una ciudad de menos de 20.000 habitantes. “Si bien siempre me gustó el dibujo, me tomé más en serio la ilustración a partir de crearme una cuenta en Flickr (http://www.flickr.com/photos/superdd>). Un fotolog donde cada usuario, además de exponer sus trabajos, puede seleccionar grupos de interés y relacionarse con personas de gustos y actividades similares. Poder compartir mis ideas y personajes con gente de todo el mundo me estimuló a seguir dibujando. Además, de esta forma me invitaron a colaborar en sus proyectos”, relata. Participaciones varias como la de Pictoplasma, la enciclopedia mundial del character design que reúne a cientos de artistas e ilustradores, organiza muestras y debates (www.pictoplasma.com) o en la muestra Latex For Fun, Designer toys for poor people de Barcelona, donde artistas de todo el mundo personalizaban globos a partir de esa consigna, entre muchas otras.

“¿Mi inspiración? Surge de la realidad. Dibujo lo que veo, lo que leo, lo que observo. Todo procesado con un toque tragicómico, irónico o naïf, donde cuento una historia. Me interesan todos los temas, desde los políticos a los científicos. Lo bello y lo feo. Todo para mí encierra un mensaje estético que nos dice algo del momento en que estamos viviendo. Me apoyo en la búsqueda constante del conocimiento, a partir del cual se destronan mitos. Utilizo el diseño como herramienta. En este mundo donde todo pasa tan rápido, detenerme a pensar es algo que me da mucho placer. Mayor es mi alegría cuando personas de todo el mundo comprenden y comparten mis ideas. Esto me da la pauta de que existe una comunicación intrínseca entre los seres humanos que va más allá de límites geográficos, culturas, políticos y religiosos, conceptos en los cuales, además, no creo en absoluto. Soy una neohumanista, como me definió un amigo, creo sobre todo en el hombre y en todo lo bueno que pueda hacer mientras dure su paso por esta materialidad”, detalla.

“¿El estilo? Mi alimento visual han sido siempre los cartoon de las décadas del 50-60, la línea negra, los colores planos. A veces recibo comentarios de que mis dibus se parecen a Dexter, sin saber que éste, como la mayoría de los cartoons para niños actuales, son inspirados en aquellos años. Me gusta investigar sobre toda la gráfica y objetos retro y resignificarlos en este nuevo contexto, con las nuevas herramientas que nos ofrece la tecnología”, señala. Por último, ahonda en su técnica: “Generalmente mis dibujos comienzan a partir de bocetos de lápiz en papel, luego los digitalizo y de ahí en más pueden pasar por distintas instancias de ilustración que incluyen los trazos vectoriales, tableta gráfica, coloreado y collage digital, o bien terminar siendo un objeto 3d o animado. También me gusta utilizar texturas que consigo a partir de fotografías digitales o escaneando libros muy viejos que consigo en una biblioteca popular de mi ciudad. El uso de texturas me permite diluir la herramienta digital en favor de lo gestual y expresivo”, remata (Website: www.superdd.ohweb.com.ar).

Guilla, ecléctica y “atypica”

Con la rosarina Guillermina Ygelman se pueden llenar las páginas de varios suplementos. Es y hace un poco de todo. “Diseño desde que tengo uso de razón. Trabajé en imprentas, agencias, marcas de ropa, tuve local de ropa y de decoración. Expuse en la zona emergente del Museo Castagnino, en la Alianza Francesa y en el living de mi casa. Desde hace ocho años tengo mi propio estudio y desde hace tres dirijo atypica, una revista de arte, cultura y tendencias de distribución gratuita (www.atypica.com.ar). Codirijo ClubBlast, una galería de arte urbano, y estoy armando una galería de fotografía emergente. La revis la empecé con un amigo que tomó otro camino a partir del nro. 6 (ahora presentamos el nro. 24). Hoy ya tengo un equipo. Desde el estudio trabajamos sobre todo con marcas de ropa. Soy muy inquieta y los tiempos acá son más tranquis y ayudan a pensar mejor. Aparte si no me aburriría. La mayoría de mis amigos se fueron a vivir afuera y la ciudad termina siendo un pueblo, donde uno tiene que intentar hacer lo que lo hace feliz, aunque sea distinto”, cuenta Ygelman.

–¿Cómo nacen tus personajes?

–Más allá de las formas, hoy intento proponer desde los contenidos. Igual desde el estudio inevitablemente aparecen situaciones y personajes de la vida cotidiana llevados a nuestro mundo de papel (previo paso virtual por la compu, obviamente). Realizamos personajes en algunos trabajos, por ejemplo para “zapartistas”, una muestra de custom de zapatillas para Coveryourbones. Además, tenemos nuestro Gatoperro, nuestra mascota, mi gato Sugar. Como es negro y gordo empecé a jugar con ponerle distintos vestuarios como uno de hiphopero. El es parte de un proyecto donde invitaremos a otros diseñadores a que lo customicen y de la papelería del estudio. Hemos hecho stickers, pins y remeras con su imagen. También editamos un fanzine que se llama Lelalandia con Valentina Paulu-cci, que es el diario de una adolescente enamorada. Además del fanzine empezaron a aparecer las “lelas”, que eran chicas en distintas situaciones como esperando que el novio la llame al lado del teléfono horas. Ahora estamos haciendo unas muñecas con cabeza de animales para una marca de ropa que está basando su campaña de esta temporada en contra de la anorexia. Son unas chicas con imagen muy fuerte y dicen cosas como: “Ser hiperdelgada no es ser hermosa” o “No comer no hace feliz a nadie” con las que intentamos dejar un mensaje.

–¿Cómo es el mundo de los creadores de este tipo de personajes?

–Creo que uno se junta con otros porque los entiende o comprende. Para algunas personas lo que hacemos son sólo dibujitos. Otros podemos ver más allá de eso y entender que ese “personajito” forma parte de la vida cotidiana del otro de alguna manera.

3,21 Diseño y Malota

Yael Frankel es diseñadora gráfica de varias marcas y además, para despuntar el vicio, desde hace algunos años crea sus propios personajes que lanza al mercado mediante líneas de utilitarias y objetos de su etiqueta 3,21 Diseño. Primero fue Matilde, que dio vida a calendarios para armar, libretas, memotest y abecedarios imantados. Después, fue el turno de los Palominos, que animaron juegos de ta-te-ti, sellos y tazones en acero inoxidable. En el 2004, metió mano en la cocina, con delantales de PVC impresos en serigrafía, juegos de individuales en polipropileno, recetarios y libros plagados de originales personajes creados mediante collage digital. Después fue el turno del baño y este ’07 arranca con una colección de accesorios –prendedores, pins, collares, aritos– donde sus princesas, pájaros y “los vegetarianos” son protagonistas. “Joyas caseras o arte en miniatura”, define a su nueva serie de ediciones limitadas que vende a través de una tienda virtual (www.yaelfran.etsy.com y http://yael-joyascaseras.blogspot.com/). Generosa, Frankel confesó su admiración por varias colegas, como la española Mar Hernández alias Malota también diseñadora gráfica e ilustradora de Valencia vende, al igual que ella, sus trabajos –dibujos, muñecos, pins– on line (www.malotashop.com). “Al principio mis personajes se mostraban sólo en pantalla. Pero más tarde, cuando alguien me dijo que le gustaría tener una de mis ilustraciones, decidí imprimirlas digitalmente. Mi inspiración la obtengo de lo que vivo en el día a día. Desde una película de Studio Ghibli hasta una sombra proyectada sobre un edificio. ¿Orgullosa? Estoy de todos, pero por ejemplo Xana y Brownie son especiales porque han pasado de ser 2D a ser personajes 3D, son mis muñecos de fieltro y estarán en abril expuestos en Madrid en la sala Mad is Mad”, señala.

Jimena Pum Pum

Al cierre de esta nota (como suele suceder) apareció Pum Pum, una de las chicas del street art local que actualmente está exponiendo su trabajo en la muestra colectiva Chicas Chicas Chicas, reafirmando la nueva presencia femenina (www.hollywoodincambo dia.com.ar). Ella es Jime, sin apellido, diseñadora gráfica, docente de la UBA e ilustradora. Hace unos años empezó a pintar “pumpunes” en las calles, los tachos de basura y algunos stickers. Comenzó a subir trabajos a un fotolog (http://www.fotolog.com/pum_pum ) y al flickr (http://www.flickr.com/pho tos/pum_pum) y, hoy, es una de las referentes en un ámbito monopolizado, hasta ahora, por varones.

–¿Por qué Pum Pum y eso de no dar tu apellido?

–Me bautizó un amigo. Era porque yo siempre estoy re tranquila hasta que me saco y ahí soy medio cabrona y empiezo a los tiros. Así quedo y lo tomé para firmar mis dibujos. Empecé a hacer dibujos por la calle como algo divertido. Siempre que salgo tengo al menos un marcador en mi cartera. Camino mucho o voy en bici y es inevitable ver superficies lisas y dejar algún pum pum. En cuanto a no dar mucha data mía, en parte puede ser porque al ser algo “público” lo que hago, no sé si dar datos. Pero básicamente es porque no necesito explicar nada. Yo soy una excusa para los personajes, los colores. Ellos hablan por mí. De hecho la “big flequi” soy yo.

–¿Trabajás en otros soportes?

–Me gusta mucho pintar canevas (bastidores) de pequeño formato. Pinto también sobre cajas desplegadas que después vuelvo a armar. Me encanta customizar objetos: mochilas, bolsos de amigos, remeras, pero hasta ahora nada en línea profesional. Es la idea poder invertir y hacer soportes usables con mis dibujos algún día.

–¿En qué te inspirás?

–En mi infancia. Fue una época genial, hermosa, alegre. Una época que creo aún no abandoné del todo. Dibujar me hace sentir una alegría casi infantil. Un descubrimiento, una experimentación constante. El mundo de niña con Hello Kitty, Rainbow Brite, referentes inconscientes... o conscientes.

–¿Cuál es la intención cuando salís a la calle?

–En verdad no hay intención definida. Es placer. Salir a la calle a veces no es más que salir a cualquier plan del día (trabajar, salir con amigos) pero acompañada de makers. Después hay salidas planificadas en las que coordinamos varios un lugar y llevo mis latas y pinceles. Me parece que suma algo de color a la ciudad, aunque muchos lo vean como que ensucio. Llama a agudizar el ojo del que viaja todos los días en el bondi y logra detectar pequeños seres coloridos en los tachos de basura, en los postes de luz o en las paredes abandonadas.

–¿Y siendo mujer?

–No siento diferencia por eso. Generalmente son más hombres y me llevo súper bien con todos con los que pinté hasta ahora. Si bien ahora hay mujeres también y por ejemplo para la expo estuvimos las cuatro pintando juntas, preparando todo y estuvo buenísimo.

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