Este mi茅rcoles se realiz贸 una reuni贸n entre asociaciones barriales y legisladores porte帽os en el lindo Sal贸n Montevideo de la Legislatura. El tema eran las torres, el Plan Urbano Ambiental y, en general, el ambiente a far west que caracteriza la construcci贸n en Buenos Aires. Fue un encuentro notable por la enorme irritaci贸n y dureza de los vecinos.
La reuni贸n fue inaugurada por la Asamblea Permanente por los Espacios Verdes Urbanos, que la defini贸 con exactitud y econom铆a: era contra la proliferaci贸n indiscriminada de edificios en la ciudad y para hacer que los vecinos sean escuchados por el gobierno porte帽o. Para la Asamblea, el rechazo al Plan Urbano Ambiental 鈥揷riatura que goza del raro acr贸nimo de PUA鈥 se basa en que es una excusa para no discutir ciertos temas e ignorar a los vecinos. 鈥淓l PUA es un marco, del que puede derivar cualquier cosa. Si el Plan no es taxativo, las inmobiliarias pueden hacer lo que quieran鈥, explicaron desde la Asamblea.
Tienen absolutamente toda la raz贸n, ya que si algo caracteriza al PUA es su cauta ambig眉edad. Ya es sabido que el gobierno porte帽o es capaz de cualquier cosa con tal de no frenar las demoliciones de edificios patrimoniales y que frenar las torres simplemente no entra en su concepto de utop铆a. Pero en la reuni贸n se se帽al贸 adem谩s que la misma Constituci贸n de la ciudad aut贸noma le ordena hacer participar a los vecinos, por medio de mecanismos ignorados con minucia.
La Asamblea, en cambio, se expres贸 con claridad envidiable. Primero pidi贸 que siguiera la veda de permisos de obra hasta fin de a帽o. Luego que se frenara la 鈥渓icuaci贸n鈥 de los procedimientos de evaluaci贸n de impacto ambiental de las torres, que funcionan de hecho como un construya ahora, pague despu茅s. Y tambi茅n que se hiciera algo dr谩stico y r谩pido para que nuestra ciudad no se quede sin tierras absorbentes, de modo que alguna inundaci贸n no se la lleve como al arca de No茅. Resulta que Buenos Aires tiene 240 hect谩reas ferroviarias y 100 de otras entidades como el Mercado de Hacienda, que siguen b谩sicamente abiertas al cielo y est谩n marcadas como 鈥渦rbanizaci贸n futura鈥. Como m铆nimo, los asamble铆stas quieren que eso pase a ser 鈥渦rbanizaci贸n parque鈥 y que se ordenen la preservaci贸n y reciclado de todos los edificios patrimoniales, con o sin transferencia al gobierno porte帽o.
Los dem谩s vecinos que hablaron, a t铆tulo personal o como voceros de grupos, denunciaron la industria de la venta de excepciones y permisos. Y todos se deshicieron en insultos hacia el ya famoso PUA: 鈥減antalla para especuladores鈥, 鈥渆nga帽oso鈥, 鈥渂urdo鈥, 鈥減anfleto de bur贸cratas鈥, 鈥渃reador de una legalidad trucha鈥, 鈥渉erramienta para que cualquier funcionario de cuarta le pase por encima a la ley鈥. Otro punto de amarga queja es el argumento de que el boom inmobiliario crea trabajo, lo que impl铆cita o expl铆citamente aparece contrapuesto al derecho a vivir en un lugar que no envenene. Como se帽al贸 un vecino con precisi贸n de cirujano 鈥揳unque result贸 ser abogado鈥 no se puede oponer un derecho a otro.
Los vecinos avisaron que no faltar谩n denuncias penales si el PUA alguna vez es sancionado. La legisladora Teresa de Anchorena, que preside la Comisi贸n de Patrimonio, pidi贸 hablar y explic贸 que en lo que a ella respecta el Plan no va a tener despacho jam谩s. Pero avis贸 que pocos legisladores les prestan realmente atenci贸n a estos temas, por lo que los vecinos tienen que ayudar a impulsar leyes que protejan los espacios p煤blicos, el patrimonio edificado y el n煤mero total de habitantes de la ciudad.
Por el nivel de ferocidad de los vecinos, la Legislatura tal vez tenga que empezar a ponerse al d铆a con estos asuntos. Raramente se ve tanta pasi贸n en temas legales como el de esta gente que ve que se destruye su ciudad.
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