La demolici贸n alevosa e ilegal de la casa Benoit en la esquina de Bol铆var e Independencia sigue trayendo cola. Por un lado, la historia es de todav铆a m谩s mala fe de lo que se pensaba. Por el otro, en La Plata est谩n furiosos con que se cargaron la casa de su dise帽ador. Y para terminar, el arquitecto sancionado por Planeamiento tuvo un ataque de inocencia que ya despierta temores, trat谩ndose de un profesional exitoso, maduro y experimentado. Debe ser que el orsay deja a la gente nerviosa. Por partes:
La resoluci贸n 27 de la Subsecretar铆a de Planeamiento porte帽a es una lectura centelleante, porque respira indignaci贸n. Es que la demolici贸n de la casa Benoit fue un intento de meterle el dedo en la boca al gobierno de los que, uno sospecha, antes pasaban sin mayores sobresaltos. Los considerandos de la resoluci贸n son largos y detallados, arrancando con que el 18 de enero un tal Francisco Martignone se present贸 como apoderado de la empresa Agro Bol铆var SA para pedir la demolici贸n urgente de la casa Benoit en Bol铆var 775/787 ya que estaba en 鈥減eligro grave e inminente鈥. Martignone tra铆a un informe t茅cnico del arquitecto Luis Witko, un profesional de larga trayectoria que ahora sufre un preocupante ataque de angelismo. El informe de Witko es una larga lista de peligros inminentes, problemas insolubles y deterioros diversos.
Lo que Witko no mencionaba es que la casa Benoit est谩 en pleno coraz贸n de San Telmo, el Area de Protecci贸n Hist贸rica n煤mero uno, que hasta los chicos saben que no se puede tocar. Pero Martignone s铆 lo sab铆a y su escrito se refiere a 鈥渓as loables razones que llevaron a incorporar a la fachada del bien citado al Patrimonio Hist贸rico de la Ciudad鈥. Aun as铆, el apoderado dice que su cliente considera que 鈥渓a protecci贸n reca铆da sobre el bien resulta una interpretaci贸n excesiva e irrazonable de la excepci贸n a la libre disponibilidad de su patrimonio鈥. La resoluci贸n de Planeamiento no se priva de observar con merecida sorna que Agro Bol铆var pide demoler por una cuesti贸n de seguridad p煤blica, pero en realidad le interesa m谩s disponer de su bien como se le antoje.
Lo m谩s divertido en esta etapa es que Martignone le impone a la Ciudad un plazo perentorio de tres d铆as para que le den permiso de demolici贸n, lo cual es un disparate notable que Planeamiento ignor贸 como es debido. El 28 de enero, el apoderado volvi贸 a la carga con otro escrito en el que declaraba vencido el plazo 鈥搎ue espl茅ndido m谩rmol facial, ese hombre鈥 y repite su pedido. Planeamiento le contest贸 con el dictamen 71 de la DGIUR y le avis贸 taxativamente que 鈥渘o podr谩n darse curso a solicitudes de demolici贸n de edificios inclu铆dos como propuesta o en forma definitiva en el cat谩logo con nivel de protecci贸n cautelar鈥 porque lo proh铆be el C贸digo.
Pero el 31 de enero, la Supervisi贸n de Patrimonio Urbano pidi贸 con urgencia que la Guardia de Auxilio y Emergencias verificara si el inmueble era tan peligroso para el pr贸jimo como dec铆an Agro Bol铆var y el arquitecto Witko. La arquitecta G贸mez Diz, de la Guardia, visit贸 el lugar e inform贸 por escrito que el edificio ten铆a patolog铆as y que hab铆a intimado a los propietarios a demoler un sector del segundo piso y 鈥渁 reparar o demoler鈥 elementos de la fachada que s铆 pod铆an caerse. Como bien se帽ala la resoluci贸n de sanciones, no hay manera honesta de interpretar que G贸mez Diz autoriza, sugiere y mucho menos intima a que el edificio desaparezca. De hecho, Planeamiento recuerda que para demoler un edificio hay que tramitar en dos Direcciones Generales porte帽as. Nada de esto se altera porque el due帽o del edificio tenga apuro o sienta que hay una urgencia. Pero el 19 de abril, relata la resoluci贸n, Agro Bol铆var ya estaba demoliendo el edificio, como surge de una inspecci贸n in situ. Para el primero de mayo, no quedaban ni los escombros.
La resoluci贸n explica que demoler de araca es un peligro que hasta puede enmarcarse en lo que el C贸digo Penal 鈥揺l penal, no el urbano鈥 llama 鈥渋ncendio y otros estragos鈥. Y agrega que el arquitecto Witko exager贸 los peligros del edificio en su escrito y que el ingeniero Angel Esteban Palacios aparece como responsable t茅cnico de una obra manifiestamente ilegal. Y que la empresa de demoliciones de Marcelo Fabi谩n Heredia ni siquiera se molest贸 en pedir las autorizaciones, planos y tr谩mites que tiene obligaci贸n de exigir antes de comenzar una demolici贸n.
Es por eso que Witko y Palacios no podr谩n firmar ni el cambio de azulejos en el ba帽o de sus se帽oras t铆as durante quince a帽os, y Heredia puede ir despidi茅ndose de trabajar en la Capital. Agro Bol铆var SA s贸lo podr谩 construir el 70 por ciento de lo que demoli贸 clandestinamente y tendr谩 que pagar una multa.
La empresa de demoliciones de Heredia se empez贸 a justificar cuando los camiones todav铆a retiraban los escombros, y lo hizo con un recurso muy argentino: la obediencia debida. El joven cordob茅s que estaba a cargo dec铆a cosas como 鈥測o qu茅 s茅, es problema del cliente鈥, 鈥測o no tengo nada que ver鈥, 鈥渁 m铆 me llaman para un trabajo y yo lo hago鈥. Lo hac铆a con una mezcla de esa irresistible necesidad argentina de no tener nunca la culpa de nada y de la experiencia de que efectivamente nunca nadie tiene la culpa de nada en estas demoliciones.
El arquitecto Witko dijo m谩s o menos lo mismo, pero con otra cultura. El profesional explic贸 que 茅l no hab铆a hecho ning煤n tr谩mite sino un estudio privado para un cliente privado, y que no era cosa de 茅l qu茅 hac铆an con su escrito. Es rar铆simo, porque Witko se recibi贸 de arquitecto hace exactamente treinta a帽os y presenta en su curr铆culum bancos, hospitales, comercios, hoteles y vivienda colectivas. Con semejante carrera y habiendo dejado la inocencia de la infancia atr谩s, se puede asumir que el arquitecto alguna vez oy贸 hablar de San Telmo y tiene alguna noci贸n de que existen las leyes de protecci贸n urbana.
De hecho, hay pruebas de que s铆 sabe que existen, porque Witko fue uno de los profesionales de SEPRA, el estudio de S谩nchez El铆a, Peralta Ramos y Agostini, que remodel贸 la mansi贸n Duhau en la avenida Alvear para hacer un hotel. Esta obra fue centro de un memorable combate con los vecinos, que no le dejaron pasar ninguna a SEPRA y le dieron un verdadero seminario de legislaci贸n cautelar y patrimonial.
Entonces: 驴no se daba cuenta el arquitecto Witko de que su escrito era una justificaci贸n para demoler lo prohibido? Planeamiento piensa que s铆 y que adem谩s exager贸 los problemas de la casa Benoit para lograrlo, y por eso le impuso una sanci贸n in茅dita, dur铆sima.
Pedro Benoit fue el dise帽ador de la famosa planta de la ciudad de La Plata, esa llena de diagonales. La Plata es una de las tres ciudades planificadas de las Am茅ricas: Washington la precede por un siglo, Brasilia la sigue por otro. Benoit era hijo de un inmigrante franc茅s que se mud贸 a Buenos Aires en 1818 y del que se rumoreaba era noble y hasta de sangre real. Pedro naci贸 porte帽o en 1836 y debe ser el mayor urbanista argentino, porque no s贸lo traz贸 la planta de la capital bonaerense sino tambi茅n las de Quilmes, San Pedro, Mercedes y Magdalena, adem谩s de pueblos m谩s peque帽os como Uribelarrea. Tambi茅n dise帽贸 la catedral platense, el hoy museo Etnogr谩fico 鈥搎ue fue la primera facultad de Derecho鈥 y el canal rectificado del Riachuelo, entre 1800 obras que realiz贸.
Gracias a nuestro editor pan贸ptico Jorge Cohen, no extra帽a que el intendente de La Plata Pablo Bruera organizara un acto de repudio a la demolici贸n en la esquina de San Telmo donde vivi贸 el arquitecto y exigiera que se la reconstruyera. En su ciudad, proliferaron los editoriales y los vecinos empezaron a pedir que se conservara el patrimonio propio. Por ejemplo, la otra casa de Benoit, una casilla en el parque Saavedra que ahora parece un galponcito medio quemado, vandalizado y cubierto de grafitis.
Esa casilla era una suerte de obrador durante los primeros trabajos de construcci贸n de la ciudad y funcionaba como oficina de Benoit. Seg煤n las cr贸nicas, buena parte de los elementos que caracterizan a la ciudad fueron dise帽ados all铆 mismo. La casilla estaba en comodato con la Sociedad Argentina de Escritores, que manten铆a hasta una biblioteca. Pero la casa fue repetidamente robada y vandalizada, con lo que la SADE la abandon贸.
En fin, la demolici贸n de Bol铆var e Independencia parece estar disparando una reacci贸n en cadena que incluye un severo r茅gimen de sanciones para futuros casos que est谩n consensuando los ministerios porte帽os de Planeamiento y Cultura con una bronca que se entiende. Tal vez alg煤n d铆a hasta le agradezcamos a Agro Bol铆var SA su avivada ilegal y al ingeniero Palacios y al arquitecto Witko su mansedumbre ante lo evidente. Hasta Heredia, demoledor con obediencia debida, puede ganarse un lugar en la historia, como catalizador de un proceso que haga respetar tanto el patrimonio como la misma ley.
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