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El gobierno porteño firmó ayer un convenio que va a salvar y darle una nueva vida a un edificio recontra-super-requete histórico, el del Patronato de la Infancia. El pobre edificio tiene un record mundial, ya que es el único que empezó a ser demolido por un jefe de gobierno en persona. Fue el inolvidable Aníbal Ibarra, que logró sacar a los intrusos que habían ocupado el Padelai y lo llevaron al borde del derrumbe a fuerza de construir adentro. Para festejar, Ibarra decidió demolerlo y posó para las cámaras de casco y maza, pegándole a la escalinata de mármol. El escándalo fue inolvidable y fue lo que salvó al edificio.
La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo va a tomar el Padelai, tanto el edificio histórico como el no tan antiguo sobre San Juan, para abrir su Centro Cultural en Buenos Aires. Los españoles se comprometieron ante la Subsecretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura en restaurar con todo el conjunto, que incluye un jardín, mantenerlo y operarlo en comodato por treinta años. La SCA administrará el concurso de obras para poner en valor la obra de 1895 del italiano Juan Antonio Buschiazzo.
El proyecto le va a dar una sede digna y grande al CCE en esta Ciudad y también incluye un centro de interpretación del casco histórico de 400 metros y un cine con programación armada por el Museo del Cine porteño. Lo mejor de todo es que San Telmo se va a estirar un poco más: el deterioro de la cuadra es tal que parecería que la calle Humberto Primo terminara en Balcarce, ya que nadie tiene ganas de bajar una cuadra más hasta el Bajo. Con el CCE, el centro del casco histórico, un cine y un Buschiazzo neoclásico restaurado, la cuadra va a brillar.
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