Para el caballero, la dama, el jardĂn y la casa. La estampa, básicamente la artesanal, imprime otro carácter. Permite la huella personal en prendas y objetos. Esa que habla de gustos, preferencias, señas particulares. El paso de una mirada. Si además abreva del color, su presencia es aĂşn más potente. Los casos que hoy presentamos irrumpen en la escena con un shock a la retina. Nos inundan de colores, pájaros, flores. Los caminos de sus creadores son diferentes pero en ambos prima la necesidad de expresar su mundo interior a travĂ©s de piezas que acompañen la vida cotidiana.
Ana Mainar es fotĂłgrafa y ahora estampadora. Hace un tiempo se acercĂł a la serigrafĂa casi de casualidad y le gustaron tanto las posibilidades y, sobre toda la libertad, que le ofrecĂa a ella que ya trabajaba con la imagen, que la adoptĂł como un nuevo medio de expresiĂłn. AsĂ es como empezĂł, vertiginosamente, a estampar a mano con algunos de sus diseños en todo lo que tenĂa a mano. ÂżEl hitazo? Unas hamacas paraguayas extralarge y de tramas y tonos superpuestos que a fuerza de pura belleza traspasan los lĂmites del balcĂłn o jardĂn, colándose en los interiores más variados, haciendo las veces de asiento o hasta de improvisada cama. En plus, Mainar hace almohadones, lonas, banderines, manteles, individuales, bolsos con combinaciones de lo más variadas.
–ConocĂ a la directora de Mucha Tela, a la que le gustaron mis fotos. Hice una muestra en su local. Y ahĂ me empezĂł a picar el bichito de la serigrafĂa e hice un taller. Me encantĂł y empecĂ© a trabajar con ella. DespuĂ©s quise empezar con las hamacas y arranquĂ© con mi propia lĂnea.
–Yo me habĂa traĂdo una, la tĂpica de Brasil, y un dĂa la estampĂ© y quedĂł genial. Sobre todo porque en general las hamacas no son lindas, salvo que las compres en CentroamĂ©rica. Las mĂas son ciento por ciento artesanales, desde la parte de las cuerdas a la estampa. Y eso las hace Ăşnicas. Por eso hay gente que hasta las pone en el living.
–Cuando empecĂ© a hacer los schablones me pase semanas dibujando. Haciendo bocetos y dibujitos. Toda la vida dibujĂ©. Mi familia siempre nos incentivĂł a mis hermanas y a mĂ a andar con cuadernos y pinturas. Era nuestro mayor entretenimiento. Igual hoy, más allá de los motivos, encuentro una particular fascinaciĂłn en el momento de estampar y la magia que se produce en ese instante. Cuando elegĂs los schablones, los colores, y empezás a superponer, este Ăşltimo tiempo es lo que más me gusta y sorprende.
–En hacer un solo lado de una hamaca puedo estar entre tres a cuatro horas entre secar, lavar el schablón, cambiar el color. Poner las tiras es otro tema. Todo es muy artesanal, por eso las hago a pedido. Pero eso las hace especial.
–A mà me gustan mucho los colores y sobre todo los objetos que alegran los espacios. Por ejemplo los banderines, los ponés en cualquier lado y ya es fiesta.
–Y a veces cuesta. Se preguntan si el flúo les va con su paleta de tierras o ese tipo de cosas. Pero bueno, hay que abrir un poco la cabeza. Otros vienen directamente a buscar lo original y eso es lo que me parece más interesante.
–La naturaleza. El yoga, porque hago mucho yo. Ahora hice un schablĂłn con una diosa hindĂş, pero porque me gustaba a mĂ. Por ahĂ la voy a hacer para un bolso. Viste que las mujeres somos de tener que tener siempre el bolsito para ir al gimnasio, llevar el tupper, en fin.
–Yo siento que sĂ. Me pasĂł algo gracioso. Un amigo de yoga me encargĂł una hamaca para una familia que le habĂa hecho un gran favor y yo le puse tanto amor a ese trabajo que quedĂł tan linda que despuĂ©s Ă©l casi no la querĂa dar. Los objetos definitivamente transmiten cosas y la tela más. Lo mágico es la transformaciĂłn, como pasa en la fotografĂa. Además yo me siento más libre con la serigrafĂa porque la fotografĂa para mĂ es aĂşn más interna. En cambio con la estampa soy más libre. Es un juego. Además, como no soy diseñadora de formaciĂłn soy más impune.
Melina Zevaoglu se formĂł en Bellas Artes, pero muy joven, a los 19 años, decidiĂł jugarse por lo suyo y partiĂł rumbo a Londres a estudiar diseño de indumentaria. VenĂa de familia de textileros, asĂ que el rubro no le era ajeno, pero su elecciĂłn pasĂł por formarse en las grandes ligas. No se anduvo con chiquitas y aplicĂł al Central Saint Martins Collage of Art & Design, cuna de algunos de los talentos más renombrados del fashion mundial. Lo suyo fue mucho empeño porque, confiesa, en un primer intento no la aceptaron porque su portfolio era muy artĂstico. InsistiĂł, hablĂł, pidiĂł y viajĂł en tiempo record justo antes de las inscripciones, a hacer un curso de portfolios y finalmente la aceptaron y entrĂł a la especialidad Fashion Prints. Su trabajo de graduaciĂłn fue un desfile inspirado en Frida Kahlo. Lo apodĂł Viva la vida, como la Ăşltima obra de la gran artista mexicana, y si bien hizo furor en Londres, decidiĂł, como lo tenĂa en mente desde el primer momento de viajar al exterior, volver a la Argentina para formar su familia. No te enrosques, Flor de viaje, I like dreams, algunas de las colecciones que siguieron a la primera, siempre con la energĂa arrolladora del color y su sello personal.
–Es una modalidad totalmente distinta. Impensada desde acá porque no tenés clases. Son todos proyectos con tutores. Ya desde el vamos entrás a laburar. El primer proyecto es un desfile.
–Porque era lo más afĂn a lo que yo habĂa estudiado y a mis gustos personales y porque es la de gente más sensible de la universidad. Además la tutora era una artista increĂble. Estuve cinco años estudiando y trabajando. Trabaje para Alexander Mc Queen como un año y medio. En otro momento una de las tutoras era jefa en John Galliano y trabajĂ© tambiĂ©n ahĂ. Me convocaron con motivo de un vestido que estaban haciendo para la cantante Björk para el que habĂa que coser 10.000 campanitas. Es un mundo fascinante. DespuĂ©s me quedĂ© dibujando para ellos. Yo pintaba, por ejemplo, un caballo de un carrousel y al mes estaba el suĂ©ter con los 300 hilos con los colores en los locales. Cosas que acá son imposibles.
–Siempre me gustĂł pintar, ilustro mucho, pero no más que eso. Pero allá se abriĂł un mundo de posibilidades para mĂ. Si vos no querĂ©s ir a la facultad no vas, no usar máquinas no usás. Libertad y responsabilidad total. Desde el primer dĂa fue pura inspiraciĂłn. Trabajás en la misma sala con los principiantes y los que hacen el master. AprendĂ©s de los procesos, tiempos, tecnologĂas y, por supuesto, de la diversidad cultural de todos tus compañeros. Chinos, japoneses, hindĂşes.
–SĂ, porque vas buscando la manera de llamar la atenciĂłn y para mĂ era con lo mĂo. Lo latino, que en Londres esa inspiraciĂłn todavĂa no estaba tan vista. Yo estudiĂ© del 2002 al 2006. Mi etiqueta, Viva la vida, surge de mi tesis final, una colecciĂłn inspirada en Frida Kahlo. TratĂ© de no ser literal, sino de llevar su estilo al hoy, más gráficamente y más vanguardista. Su Ăşltimo cuadro antes de morir, la Ăşltima vez que agarra el pincel sobre una sandĂa, puso “Viva la vida”. Y yo rescato eso siempre. Siempre vale la pena vivir todos los dĂas, y disfrutarlos desde los colores, las texturas y ese mundo de sensaciones. Esa fue mi tesis y ahĂ surgieron mis muñequitas, mis Friditas con tocados y vinchas. A raĂz de ellas me pidieron una colecciĂłn de tocados para Vogue. Y otros trabajos para Galliano, pero decidĂ regresar a formar mi familia acá.
–Alas, pájaros, mucha naturaleza, flores.
–El color transmite, energiza. Lo vivo en carne propia. Cuando uso uno de mis pilotos naranja flĂşo genera una sensaciĂłn impactante en la gente. A mĂ siempre me fascinĂł la estampa. Pucci, Marimeko, los grandes. Volviendo a transmitir, me interesa comunicar alegrĂa, valores. La colecciĂłn “No te enrosques” tiene que ver con eso. TomĂ© a las vĂboras que tienen mala fama, pero justamente para enroscarse el cuerpo, no la mente.
–Yo armo un sketchbook, librito que es de algĂşn modo mi cerebro, donde pongo todas las fuentes de inspiraciones. Fotos, recortes, papeles, telitas. Voy mucho a la naturaleza, donde busco formas, texturas, colores. Voy trabajando la idea y cĂłmo transferirla al textil. AsĂ hoy sigo vendiendo en Londres, Tokio, ParĂs, y por supuesto aquĂ.
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