La flamante Area de Protecci贸n Hist贸rica que ampli贸 los l铆mites a la especulaci贸n inmobiliaria hasta Plaza San Mart铆n tiene una excepci贸n de las grandes. El terreno que toma toda la cuadra de Reconquista entre C贸rdoba y Paraguay, y que avanza media cuadra sobre sus laterales, va a ser el sitio de un alarmante edificio. Justo atr谩s del convento de Santa Catalina, justo enfrente del rectorado de la UBA, una mole de sesenta metros de alto y cien de largo va a enanizar todo su entorno.
La ley que expandi贸 la protecci贸n urbana de Parque Lezama a Plaza San Mart铆n fue impulsada y creada por el entonces diputado del PRO Patricio Di Stefano, cuando presid铆a la Comisi贸n de Patrimonio de la Legislatura porte帽a. El proyecto original era dur铆simo y proteg铆a decenas y decenas de edificios y lugares, una lista que fue podada en persona por el ministro de Desarrollo Urbano Daniel Cha铆n. El funcionario, se sabe, es un celoso defensor del valor y el uso de los terrenos, y se tom贸 la molestia por el precio de oro de la zona a custodiar. En la volada cay贸 este enorme terreno, que hasta ahora ocupa un estacionamiento.
La imagen de esta nota muestra en rojo la 鈥渋nserci贸n鈥 del proyecto en la ciudad actual, equiparable en t茅rminos de urbanismo a la de una invasi贸n extraterrestre. Fuera de toda escala posible, el edificio a construir agrega un peligro claro e inminente: por debajo se cavar谩 y cavar谩 para hacer varios pisos de estacionamiento. Todo esto, al lado del invaluable convento colonial.
Santa Catalina es una verdadera rareza en esta ciudad arrasada una y otra vez, uno de los muy contados edificios coloniales que nos quedan sin remodelar. La licencia para construirlo fue emitida en Madrid en 1717 y las obras comenzaron en 1727 con planos del arquitecto jesuita Andr茅s Blanqui. A este gran italiano le debemos alguna de las encarnaciones del Cabildo, la iglesia de San Ignacio, la de San Francisco, la de La Merced y la del Pilar. Y tambi茅n lo que puede ser el mejor edificio argentino de esa 茅poca, la catedral de C贸rdoba.
Lo que dise帽贸 Blanqui, sin embargo, no pudo ser. Las obras se paralizaron y en 1737 el proyecto se traslad贸 al lugar actual, incre铆ble descripto en los documentos de la 茅poca como 鈥渕谩s tranquilo鈥 y 鈥渃on buena vista al r铆o鈥. El edificio se termina entonces en 1745, enteramente realizado en ladrillo y cal, con entrada directa sobre la calle San Mart铆n, por el port贸n que hoy se ve tapiado. El altar de la iglesia se completa en 1770 y la siguiente reforma del templo se realiza reci茅n en 1910, cuando se coloca la estatua de la santa en el frente y se abren ocho ventanas con vitrales. La municipalidad restaura el atrio y se compromete a mantener el jard铆n all铆 creado.
Santa Catalina es monumento hist贸rico nacional desde 1942 y en 1964 el arquitecto Rodolfo Berbery realiz贸 una extensa obra de remoci贸n de agregados y de restauraci贸n de 谩mbitos y materiales. Todo el conjunto recuper贸 su blancura tradicional, con manos de cal aplicada a la antigua, con manoplas de cuero. La 煤ltima restauraci贸n, ya con el monasterio desactivado, fue a fines de siglo.
Este tesoro ya fue agredido otras veces por obras nuevas. Cuando se ampli贸 la avenida C贸rdoba, el convento perdi贸 edificios de servicio y... su cementerio. Luego le hicieron en el terreno as铆 鈥渓iberado鈥 una torre de fealdad particular, casi pensada para oscurecer el entorno. Y ahora, en esta Buenos Aires donde cavar ocasiona derrumbes, los cimientos coloniales se tendr谩n que bancar al menos tres niveles de subsuelo para cocheras. Es que si bien el edificio estar谩 retirado del monasterio 鈥損ara crear la 鈥渃alle privada鈥 que se ve en la imagen鈥 el estacionamiento va a aprovechar cada cent铆metro posible, no sea cosa.
La casa de Puan 123 ser谩 demolida, pese a la oposici贸n f茅rrea de los vecinos y a la llamativa irregularidad con que pas贸 por el Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales. Esta semana, la bien llevada residencia apareci贸 tapiada y con uno de esos telones que anuncian demoliciones, como se ve en la foto. Hab铆a un amparo que no despeg贸, al parecer por problemas m谩s formales y legales que otra cosa, ya que nunca se lleg贸 a tratar el tema de fondo. Es que el d铆a en que el Consejo trat贸 el caso de Puan hubo un muy sospechoso empate, causado 鈥揷omo se puede ver en el acta del d铆a鈥 porque termin贸 votando un representante de una instituci贸n que tiene voz pero no voto. El supuesto empate, ileg铆timo, fue a parar al escritorio del director general Antonio Ledesma, t茅cnicamente el jefe del Consejo y con voto desempatante. Como Ledesma nunca, pero nunca va a las reuniones que le maneja de hecho y sin mandato por escrito la arquitecta Susana Mesquida, no debe haberse dado cuenta de que no hab铆a empate alguno, que el Consejo en realidad hab铆a votado por preservar el edificio. Ledesma, con suma coherencia, vot贸 por permitir destruirlo.
Result贸, por suerte, una versi贸n y nada m谩s que eso. La renovaci贸n de la ley que protege el patrimonio anterior a 1941 no fue tratada sobre tablas este jueves pasado, en la sesi贸n de la Legislatura. Ser谩 tratada despu茅s del feriado largo con tr谩mite especial.
Que los porte帽os estemos sin esta ley tan b谩sica, tan d茅bil, tan pobrecita es una muestra del odio que le tiene a cualquier l铆mite la corporaci贸n inmobiliaria. La ley apenas crea un tr谩mite especial para los edificios anteriores a 1941, cuya destrucci贸n no es autom谩tica como era antes, sino que tiene que pasar por el ya mencionado Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales. Esta entidad, como lo indica su nombre, era un grupo asesor sin mayores poderes ni deberes, que recibi贸 este fuerte encargo vinculante.
El actual Ejecutivo porte帽o jam谩s consider贸 siquiera crear la estructura para que hiciera su trabajo en serio. Al contrario, lo degrad贸 con trampitas como los barridos y, ahora, las revisiones que constituyen una apelaci贸n para los amigos y los bien conectados que 鈥渟ufrieron鈥 la catalogaci贸n de alg煤n lote a construir.
No alcanz贸: a fin de a帽o, el PRO hizo otra trampa y no permiti贸 que se votara la renovaci贸n de la ley, como se ven铆a haciendo regularmente. Un r谩pido amparo orden贸 que la ley siguiera vigente hasta que la tratara la Legislatura, mientras que una contrachicana de la diputada Mar铆a Jos茅 Lubertino fue presentar un proyecto para simplemente catalogar todo lo construido antes de 1941. En estos d铆as se ver谩 hasta d贸nde el macrismo est谩 dispuesto a comprarse otro problema may煤sculo para defender a su principal clientela, los especuladores inmobiliarios.
Este mi茅rcoles se realizaron las anunciadas audiencias p煤blicas sobre varios temas de gran importancia que est谩 tratando la Legislatura. Las audiencias son un mecanismo por el cual los diputados de la Ciudad escuchan a los involucrados en un tema a tratar, y es una chance de los vecinos para hacerse o铆r directamente. Varias ONG organizaron hasta una reuni贸n previa para movilizar para estas audiencias en particular, que tratan temas de gran porte.
Uno es desactivar un jugoso regalito que les hizo esta ciudad a las constructoras durante el p谩nico de la crisis de 2001. Fue entonces que se cre贸 el concepto de Area de Desarrollo Prioritario, con extras de todo tipo para los especuladores. La idea qued贸 en apenas un ADP enorme, que toma todo el sur porte帽o siguiendo el eje de la avenida San Juan y sus continuadoras, hacia el Riachuelo. El proyecto original hasta pon铆a algunos l铆mites para lo que se pod铆a hacer, pero esos l铆mites fueron cayendo y lo que se vot贸 era muy simple: un 25 por ciento de metros de m谩s por encima de la zonificaci贸n.
El a帽o pasado, Mar铆a Jos茅 Lubertino, Eduardo Epszteyn, Mart铆n Hourest, Sergio Abrevaya y An铆bal Ibarra presentaron un proyecto para retirar este regalito de una parte sustancial del ADP. Este nuevo per铆metro incluye La Boca y buena parte de Barracas, barrios que alojan buena parte del patrimonio construido de la ciudad.
El otro proyecto que se discuti贸 y que inicia ahora su vida legislativa, es el de transferencia de la capacidad constructiva, que por una vez crea un potencial negocio para el patrimonio. La idea es que los que se vean 鈥渁fectados鈥 por una catalogaci贸n, como les gusta decir a los que se oponen al tema, puedan vender los metros que podr铆an construir si les permitieran demoler su edificio. Estos metros potenciales se transforman en reales por medio de un instrumento legal, que luego se puede vender.
Los compradores ser铆an las constructoras que hasta ahora reciben gratuitamente muchos metros de m谩s de parte de un gobierno complaciente. Por ejemplo, todos los que van a construir un edificio de altura X al lado o entre medio de otros m谩s altos. Las alturas permitidas son, en muchos casos, menores ahora que antes y por eso los constructores piden un 鈥渆nrasamiento鈥. Como en el gobierno porte帽o 鈥揺n todos los gobiernos porte帽os鈥 odian los serruchos, siempre les dicen que s铆, que suban para que quede parejito, reglando metros cuadrados sin costo alguno. Estos metros, y los que surgen de otros trucos por el estilo, tendr谩n que pagarse presentando certificados de compra de metros virtuales de edificios catalogados.
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