La peruana Vacide Erda diseña desde que tiene uso de razón. Sus papás (él de Estambul) se separaron cuando era pequeña, asà que vivió con su mamá y cinco tÃas en la casa de su abuela en Lima, un ámbito de mucho estÃmulo. Esto era por el amor a los oficios, ya que “allà bordábamos, cosÃamos, ellas tenÃan en el sótano de la casa un taller de joyerÃa donde trabajaban cobre esmaltado que luego horneaban y mi abuelo, que murió cuando yo tenÃa 4 años, tenÃa un taller de carpinterÃa que ellas usaban, mi mamá torneaba piezas desde muy chicaâ€. Y también por el clima a veces explosivo que, según ella misma cuenta, se vivÃa.
–Estudié pintura en la Pontificia Universidad Católica de Perú y me salà en tercer año, sin terminar la carrera, por considerar los procesos muy lentos. Asà que alquilé un taller y empecé a pintar y probar un poco de diseño, que luego se comió a la pintura y es a lo que me dedico desde 1999. Al inicio hacÃa piezas en MDF, pero luego volvà a las telas. En mi casa siempre habÃa una máquina de costura que compartÃamos con mi abuela, mi mamá y mis cinco tÃas. Mis papás se divorciaron cuando yo tenÃa dos años y asà fui a vivir donde mi abuela. Era muy divertido y todas éramos mujeres.
–Hago de todo lo que se me ocurre, carteras, joyas, juguetes, ropa. Si pudiera hacer zapatos, una pelÃcula de cine o una obra de teatro también me encantarÃa hacerlo. Me dedico más a joyerÃa, pero en realidad son joyas que parten todas de desechos textiles; uso todo lo que encuentro para darles un nuevo empleo. Como crecà en una familia de sólo mujeres, el conflicto es lo que reinaba en la casa y siempre quise buscar cómo convertir todo este conflicto en algo que me sea útil. Cuando descubrà que podÃa hacer joyas de la basura encontré la manifestación fÃsica de lo que yo necesitaba sentir. No sé si se entiende lo que quiero decir, pero es que yo no es que trabaje con basura y recicle cosas porque pretenda salvar el mundo, sino que intento salvar mi mundo. Luego de vivir en tanto caos, decidà desarrollar lo mejor que podÃa sacar de todo eso, que es la creatividad de tantas cosas y tantos procesos que he visto a lo largo de mi vida dentro mi casa. Sé coser, bordar, tejer, pintar, un poco de carpinterÃa, un poco de joyerÃa. Como los buitres, que pueden convertir la basura en vida, comen la carne ya podrida pero para ellos es vida. Se alimentan de eso.
–Uso todo lo que encuentro, pero siempre trato de basarme en recoger materiales que ya no se usen, que están destinados para ir a la basura o saldos de cosas, de hilos, de los gorros de fieltro por ejemplo. Todo lo que hago en fieltro lo hago de los gorros que son saldos. Los corto completamente en puntitas, bolitas y los vuelvo a armar. Y los complemento con cosas que sirvan para otra cosa. Es muy divertido probar con los materiales para ver cómo funcionan y todo se basa en prueba y error.
–Bueno, mi modelo estrella es mi abuela, que tiene 87 años. Un dÃa me iban a hacer una entrevista y me pidieron que llevara una modelo para que luzca mis cosas. Como no querÃa poner a la clásica chica linda y no tenÃa de dónde sacar una tan rápido, se me ocurrió pedirle a mi abuela que modelara. Primero le hice unas fotos con mi prima Malisa Cecchet, que ahora se encarga de la dirección de arte. La pintó y peinó, y le hicimos las fotos en el mercado al que siempre vamos, y salieron lindas. Nunca me hicieron la entrevista, pero las fotos quedaron tan divertidas que quise hacer una exposición de las fotos, que son dos sesiones, una en que sale mi abuela yendo al mercado a comprar y puedes ver la carne en su real dimensión. Hoy dÃa uno compra en los supermercados y vemos todo lindo, empacado, pero no te das cuenta del terror que hay detrás de todo, es el horror de lo cotidiano. En la siguiente sesión de fotos sale mi abuela comiendo lo que compró, cabeza de chancho, sesos, patas de pollo, corazón. Entonces, como las fotos eran muy fuertes, decidà servir la mesa completa, pero repetir lo grotesco de cada plato en algo más delicado y bordado, asà que hice a mi abuela y sus cinco hijas tamaño natural, bordadas sentadas a una mesa y les servà a cada una su plato bordado acompañado de las joyas como si fueran una parte más de esta comida. Volvà al inicio, cuando vivÃamos en esta casa de mi abuela, Ãbamos al mercado, mi mamá tejÃa y estábamos todas haciendo algo. Salió muy divertido. Ahora esta muestra la estoy llevando a Brasil, donde se inaugurará el 1º de octubre, en la GalerÃa Nacional, junto con siete diseñadores peruanos.
–Es difÃcil porque los peruanos no compran mucho, son más los turistas que vienen y mucho lo exporto. Vendo mucho a tiendas de museos como el Moma, Mad Museum of Arts and Design también en Nueva York, The Institute of Contemporary Art en Boston, The Textile Museum Shop de Washington, The Art Institute de Chicago, entre otras y a otros paÃses como Kuwait, Canadá. Trabajo con dos chicas en mi taller y mi mamá, que me ayuda en todo. Por ahora me es difÃcil porque tengo tres hijos, asà que sólo voy en las mañanas, y me llevo para hacer a la casa, en las tardes, cosas que puedo avanzar, como ahora que estoy bordando un montón y mis hijas me ven y también quieren, asà que les he comprado sus cositas para que también borden y tejan.
–Pienso que estamos empezando. Hay cosas fantásticas de varios diseñadores, pero todavÃa somos pocos. Viajé a Buenos Aires, luego fui al New York Gift en agosto y hay miles de diseñadores y cada uno es mejor que el otro, lo cual me parece muy divertido porque hay muchÃsima competencia, lo que genera retroalimentación entre todos. Acá no tengo mucho de eso, asà que trato de viajar todo lo que puedo, aunque pienso que en las generaciones que están viniendo sà va a haber mucho más diseño. Nosotros hemos pasado por tantos problemas polÃticos y hemos vivido el dÃa a dÃa por tantos años que ni el diseño, ni el cine, ni el teatro, ni nada cultural era una necesidad. Recién ahora estamos empezando a tener el tiempo, porque ya no tenemos la necesidad del vivir el dÃa a dÃa, ahora sà hay tiempo para crear y están saliendo muchas cosas fantásticas, hay cine, teatro, música, diseño, arte. Somos un paÃs que recién se está despertando, pero que tenemos muchas cosas acumuladas para poder enseñar.
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