Despu茅s de seis a帽os de macrismo en funciones, no hace falta destacar la falta de imaginaci贸n de un equipo pol铆tico que llega al gobierno de esta Reina del Plata y la trata como un recurso a explotar. La pobreza conceptual permite rescatar apenas una medida de gobierno que mejora realmente la ciudad, que es pintar de gris oscuro los sem谩foros, bajando esa nota chillona, amarilla, en el paisaje urbano. Es poco, apenas una gota de cordura en una laguna de mal gusto, negociados y negocios.
El centro de la gesti贸n macrista es doble: que Mauricio Macri se 鈥渓uzca鈥 para ser presidente y que la industria que conoce, la construcci贸n especulativa, gane buen dinero. No es complicado y funciona haciendo obras para las fotos, creando necesidades lucrativas y adaptando los mecanismos de gobierno a esta l贸gica. Se hace el metrob煤s en la Nueve de Julio para la foto 鈥搒obre todo para que salga en los diarios del interior鈥 y para pasarles millones a las constructoras.
Esto de la obra p煤blica se recalent贸 desde que el gobierno nacional limit贸 la circulaci贸n de d贸lares en el mercado inmobiliario. Como se sospechaba, buena parte de lo que se construye no es vivienda sino estacionamiento de d贸lares, con lo que al pedir que las operaciones se hagan en blanco el mercado se contrajo s煤bitamente. De hecho, era asombroso que se compraran departamentos como se compra coca铆na, con valijas de efectivo, algo inimaginable en casi cualquier otro pa铆s. La cosa es que hab铆a que darles trabajo a los amigos afectados por esta 鈥渞ecesi贸n鈥 y se empezaron a asfaltar calles adoquinadas, a metrobusear avenidas y hasta a cambiar cordones de granito por hormig贸n.
Mientras, continuaban funcionando mecanismos m谩s de base, como el de permitir que se demuela pr谩cticamente todo el patrimonio construido de la ciudad con el simple expediente de vaciar el ente regulador. Como se sabe, la destrucci贸n del patrimonio material porte帽o se fren贸 gracias a Teresa de Anchorena, creadora de la Comisi贸n de Patrimonio de la Legislatura y de la ley que protege todo lo edificado antes de 1941. La 鈥渃risis鈥 que le dispar贸 el movimiento patrimonialista al macrismo reci茅n asumido, en 2007, y el hist贸rico amparo de Basta de Demoler, que cerr贸 la trampa de demoler rapidito antes de que se pudiera catalogar un edificio, hicieron que se votara el mecanismo.
Pero el macrismo siempre lo odi贸 y hasta lo dej贸 sin base legal al no renovar lo que era al fin un r茅gimen especial. Con lo que se tom贸 la decisi贸n de imponer la obediencia debida en un oscuro 贸rgano llamado Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales, que recibi贸 de golpe el poder de preservar o permitir la destrucci贸n de edificios. Este CAAP, que era un grupo asesor del Ministerio de Desarrollo Urbano, nunca tuvo mucho que decir porque se activaba s贸lo si se le daba la gana al ministro de turno. Pero a partir de la nueva ley era de paso obligatorio para poder demoler.
Quien lo preside, t茅cnicamente, es el ingeniero Antonio Ledesma, el subsecretario al que el actual ministro le gusta hacerle firmar medidas y m谩s medidas que, alg煤n d铆a, le traer谩n problemas de hacienda y libertad al firmador. Ledesma jam谩s aparece por el CAAP y se lo delega a Susana Mesquida, una funcionaria con d茅cadas de lealtad probada a quien sea que gobierne la ciudad. Entre Mesquida, delegados al Consejo centrales a los intereses del sector como cualquiera que vaya por el Consejo Profesional de Arquitectos y Urbanistas, la presi贸n constante por firmar demoliciones y la ideolog铆a de que todo lo nuevo es mejor, el CAAP se destac贸 por preservar una parte muy, pero muy peque帽a de lo nuestro.
Cuando M贸nica Capano ocup贸 su asiento en la entidad, demostr贸 por el absurdo la blandura del sistema. Pese a que representaba un consejo mixto de la Legislatura y el Ejecutivo, Capano hizo mucho l铆o se帽alando la complicidad del CAAP 鈥搊 mejor dicho, de quienes mandan en el CAAP鈥 con la industria. Por ejemplo, reuniendo ejemplos y m谩s ejemplos de edificios condenados porque les hab铆an cambiado una ventana o pintado el frente, como si nada en este mundo pudiera arreglarse.
Con una suerte de golpecito institucional, el PRO hizo saltar a Capano. Pero ahora viene una novedad que no les va a ser tan f谩cil de neutralizar: la Comisi贸n Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Hist贸ricos acaba de mandarle a Ledesma una tersa nota comunic谩ndole que va a ocupar su asiento en el CAAP, despu茅s de a帽os de indiferencia. El nuevo presidente, Jaime Sor铆n, va a ocupar ese asiento en persona y no lo va a hacer para ver pasar demoliciones. Crucialmente, Sor铆n ocupa un cargo invulnerable a las maniobras legislativas del PRO 鈥揅ristian Ritondo no podr谩 gritarle a nadie para juntar votos y echarlo鈥, con lo que las cosas se pondr谩n interesantes en las reuniones.
Por ejemplo, cuando la Facultad de Arquitectura, Dise帽o y Urbanismo de la UBA entregue su 鈥渞elevamiento鈥 de patrimonio porte帽o. Sor铆n es perro viejo en la pol铆tica universitaria y no hay nadie que no conozca, con lo que ser谩 dif铆cil que el relevamiento pase sin ser observado con lupa. A la vez, cosas que se ven en el CAAP tambi茅n pasan por la 贸rbita nacional, con lo que hay doble lupa. Y Sor铆n, siendo arquitecto, sabe que si una fachada hist贸rica y patrimonial tiene una ventana cambiada, el error puede revertirse... lo que en el contexto del CAAP lo deja en un lugar casi de genialidad.
El barrio tan afectado por la especulaci贸n de bajo vuelo, de brand points y segundas selecciones que se comen sus edificios, par贸 recientemente el cambio de veredas tradicionales por otras de cemento peinado. Pues esta semana hubo otra alegr铆a por all铆, cuando se supo que el cine Gran Rivadavia va a ganar nueva vida. Y no es la cl谩sica y dif铆cil de sostener idea del 鈥渃entro cultural鈥 sino un proyecto comercial, de espect谩culos. Resulta que el lindo cine-teatro de Rivadavia 8636 fue comprado por Aquiles Sojo, due帽o de la productora de espect谩culos Ake Producciones, al parecer como sala propia. Pese a que el edificio sigue tapiado, se puede ver una limpieza en progreso con paquetes de basura y de revestimientos ca铆dos saliendo del lugar.
En el contexto de obras in煤tiles, excepto para los contratistas, se destacan las de retirada de adoquines para asfaltar calles. El PRO tiene el problema de los amparos, que dificulta a sus socios comerciales cobrar, con lo que quiere legalizar la destrucci贸n de esta infraestructura. Es un tema delicado por lo guarango, tanto que ni pueden justificarlo: una gesti贸n capaz de defender con alg煤n argumento hasta que sus polic铆as baleen manifestantes, es incapaz de encontrar una sola raz贸n para explicar por qu茅 ser铆a bueno sacar los adoquines. Este suplemento le pregunt贸 a media Legislatura si alguna vez hab铆an escuchado a un macrista dar alguna raz贸n, en p煤blico o en privado, y nadie pudo recordar siquiera una.
Lo que explica por qu茅 el PRO demor贸 su siniestro proyecto de levantar todos los adoquines, preservando un m谩ximo de 1800 cuadras, una fracci贸n de las existentes. Es que el proyecto implica reformar la Ley 1227, de patrimonio, adem谩s de cancelar la 65, que custodia los adoquines. El macrismo ya descart贸 el proyecto del diputado Tito Nenna, que les exig铆a un rigor t茅cnico en la preservaci贸n insoportable para gente tan improvisada. Con lo que parece crecer como alternativa el del radical Rub茅n Campos, que no impone un techo para la preservaci贸n y ordena un relevamiento de lo existente a cargo de las Juntas Comunales.
Lo m谩s raro del proyecto es, sin embargo, qu茅 se har铆a con ese relevamiento, ya que las Juntas Comunales tendr铆an que mand谩rselo a la Comisi贸n para la Preservaci贸n del Patrimonio Hist贸rico Cultural de la Ciudad, el ente mixto Legislatura-Ejecutivo que, desde que se libraron de M贸nica Capano, volvi贸 a su dulce estado de sello de goma. Este Consejo no tiene ni el personal ni los fondos ni la capacidad t茅cnica de emitir un dictamen al respecto.
Los adoquines, entonces, podr谩n salvarse por omisi贸n, al menos mientras se espera que aparezca el dictamen. O podr铆an seguir las obras, a ver si zafan de los vecinos y sus amparos. El proyecto Campos tiene consenso y se iba a tratar este jueves, pero a 煤ltimo momento desapareci贸 del temario.
El destino de los vagones de madera belgas de la L铆nea A, que languidecen en las poco interesadas manos de la empresa de subtes porte帽a, sigue siendo materia de debate. Esta semana se reuni贸 la Comisi贸n de Cultura con la de Obras P煤blicas para tratar nada menos que cuatro proyectos sobre estos trenes, de los diputados An铆bal Ibarra, Mar铆a Jos茅 Lubertino, Rafael Gentilli/Mar铆a Rachid y Julio Raffo. Las ideas van de preservar los vagones y volver a usarlos, a guardar algunos de muestra y vender los dem谩s. Peligrosamente, circula un proyecto 鈥渄e consenso鈥 que incluye esta posibilidad.
El menjunje arranca bien, ordenando conservar los vagones y ratificando que son parte del patrimonio cultural de la Ciudad en la categor铆a de 鈥渃olecciones y objetos鈥, seg煤n la Ley 1227. Sigue bien, ordenando que se siga usando 鈥渓a mayor cantidad posible鈥 de los coches, aunque 鈥渇uera del horario comercial鈥, adaptados y puestos en valor. Hasta se ordena que se regale uno al gobierno de B茅lgica y otro a la CGT belga con sendas placas de agradecimiento de los porte帽os a la calidad del producto.
Luego viene una excesiva generosidad con lo nuestro. Es que el proyecto permite donar vagones en comodato a museos, organizaciones sin fines de lucro y organismos porte帽os, siempre y cuando prometan mantenerlos y dar acceso al p煤blico. Pero tambi茅n se permiten las 鈥渃esiones onerosas鈥, que es la frase en burocrat茅s para decir 鈥渧enta鈥 de los vagones, a museos privados del pa铆s y del extranjero. 驴Y qui茅n est谩 cargo de todo esto? Sbase, la misma empresa porte帽a que arm贸 todo este l铆o.
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