Una de las ideas m谩s positivas que ech贸 ra铆ces en esta maltratada ciudad es que los vecinos no pueden quedarse mirando lo que hace el gobierno porte帽o 鈥搉ing煤n gobierno porte帽o鈥 y aceptar pasivamente el cambio urbano. Esto es porque la ideolog铆a de que demoler lo viejo para construir cosas m谩s grandotas, mucho peores en lo material y conceptual pero nuevas, y aumentar la densidad de personas, de medianeras y de coches, est谩 instalada como 鈥減rogreso鈥. Esto es un invento de despistados y de interesados por partes iguales, con gente que sigue pensando que Brasilia es un modelo de urbanidad y con otros que saben que San Pablo es el modelo de enriquecerse y que los dem谩s se arreglen. Los jefes de Gobierno porte帽os fueron incapaces, fueron indiferentes o son 鈥減aulistas鈥, como el actual, veterano del negocio especulativo. No hay manera de que las cosas salgan bien.
Con lo que los vecinos en pie de guerra son el gran l铆mite a la piqueta y la mezcladora de hormig贸n, y la Justicia result贸 su gran arma. Esta semana, los que se movilizaron para frenar el crimen de lesa urbanidad que iban a cometer en la manzana hist贸rica del convento Santa Catalina de Siena tuvieron la alegr铆a de que la C谩mara porte帽a confirmara el freno a una torre de particular horror. El fallo es tambi茅n un duro cuestionamiento al permiso que la Direcci贸n General de Interpretaci贸n Urban铆stica le dio a la obra, un caso ya t铆pico de privilegiar el negocio por encima de todo d谩ndole la interpretaci贸n m谩s blanda de la ley.
Santa Catalina es uno de los escasos edificios coloniales que se salvaron de la segunda destrucci贸n de Buenos Aires, la que arranc贸 con fuerza a fines del siglo 19 y dej贸 apenas alguna que otra muestra hisp谩nica a la vista. Quien piense que es un macaneo que esta ciudad fue fundada por espa帽oles, s贸lo podr谩 calmarse viendo alguno que otro resto en San Telmo, la iglesia del Pilar en Recoleta y el par de conventos viejos que nos quedan en Independencia y Salta, y en San Mart铆n y Viamonte. Para felicidad general, Santa Catalina est谩 abierto al p煤blico, con lo que es f谩cil comprobar que en nuestro contexto es una verdadera joya.
Pero como esto es la ingrata Buenos Aires, el convento y su linda iglesia est谩n encajonados por un edificio enorme sobre C贸rdoba. Esta pieza es una muestra de las nuevas utop铆as salvadoras, el tipo de zonceras comerciales que el CPAU todav铆a afirma ser谩n 鈥渆l patrimonio del ma帽ana鈥, pero de un tama帽o simiesco. El resto de la manzana iba a correr el mismo destino, porque estaba desperdiciado con un estacionamiento que s贸lo la dictadura pod铆a aprobar y esto era carnada para los especuladores. Con lo que en marzo de 2011, la DGIUR aprob贸 un proyecto para hacer un edificio de sesenta metros de altura y cien de largo, un paralelep铆pedo de vidrio azul que tomar铆a Reconquista entre Viamonte y C贸rdoba, con varios subsuelos pegados al convento y la iglesia coloniales.
El dise帽o del edificio era el aburrimiento habitual 鈥搒emejante presupuesto y ni una idea aunque sea bonita, si no original鈥 y su masividad iba a aplastar el entorno, que tiene adem谩s del conjunto colonial el lindo edificio de la UBA de la esquina y una serie de buenas piezas sobre Reconquista. El tr谩mite resulta particularmente irritante porque la Legislatura estaba tratando en ese momento la creaci贸n del Area de Protecci贸n Hist贸rica Catedral al Norte, ideada por el diputado macrista y actual funcionario a cargo de vendernos los bares en las plazas Patricio Di Stefano. Pese a que el proyecto era del bloque oficialista y hab铆a sido personalmente analizado por el ministro de Planificaci贸n, la DGIUR autoriz贸 el proyectote de vidrio azul.
Para dar una idea de la audacia de la DGIUR, baste decir que no s贸lo se opuso el Consejo Asesor en Asuntos Patrimoniales 鈥揷on una vehemencia rara en 茅l鈥 sino que hasta el anodino Consejo del Plan Urbano Ambiental dijo que no, y eso que se meten a opinar de patrimonio para empujar demoliciones y s贸lo para eso. No extra帽a que el World Monuments Fund pusiera el convento en su lista internacional de patrimonio en peligro a comienzos de este a帽o, otro papel贸n que le debemos a la DGIUR.
Con lo que no extra帽a que se montaran abrazos, estudios, protestas y reclamos y que eventualmente se presentara un amparo para frenar el atentado. Lo firmaron Basta de Demoler, la directora de la revista Todo es Historia, Felicitas Luna, y el arquitecto y docente de la UBA Lucas Terra, con adhesi贸n del presb铆tero Gustavo Antico, p谩rroco y rector del monasterio. Entre muchos otros testigos estuvo el arquitecto Eduardo Ellis, que es el encargado de la restauraci贸n del conjunto.
Entre la irregularidad del tr谩mite y lo guarango del dise帽o, se ganaron las dos instancias. Las juezas de la C谩mara Mariana D铆az y Fabiana Schafrik consideraron que el gobierno porte帽o 鈥渄ebi贸 abstenerse 鈥揺n cumplimiento del marco jur铆dico vigente interpretado de modo global, coherente y sistem谩tico鈥 de emitir actos administrativos cuya puesta en ejecuci贸n pudiera incidir en la zona objeto de modificaci贸n legislativa y, en su caso, tras la sanci贸n de la ley, ordenar la readecuaci贸n de los proyectos constructivos a las nuevas disposiciones legislativamente aprobadas鈥. Este encargo de ser sistem谩ticos y globales supera con mucho el nivel del macrismo, y eso de readecuar los proyectos de obra a las nuevas leyes va contra sus creencias m谩s firmes, sobre todo si se pierden metros... pero por suerte hay jueces.
Con lo que una alegr铆a m谩s.
V. S. Naipaul, el gran escritor nacido en Trinidad de familia hindi, cuenta al pasar en una novela c贸mo un personaje que es su alter ego vuelve a su pa铆s despu茅s de muchos a帽os y se asombra por el deterioro. Una de las cosas que m谩s le llaman la atenci贸n es que ya no hay plazas en el centro de la capital, porque en todas se construyeron ministerios o dependencias p煤blicas. Cuando pregunta por el tema, le explican que por supuesto el gobierno hizo eso, porque despu茅s de todo las plazas son tierra p煤blica.
El macrismo acaba de hacer una variante del mismo tema al aprobar el nefasto proyecto de los bares en las plazas, que tiene hasta visos c贸micos en su redacci贸n. El PRO comulga con la ideolog铆a pavota de que las plazas son lugares 鈥渧ac铆os鈥, donde no hay nada m谩s que pasto y por lo tanto est谩n subutilizados. Esto recuerda el an谩lisis de Rodolfo Livingston sobre las plazas de la dictadura, abiertas como campos de tiro y con l铆neas de hormig贸n como trincheras, estilo que comparte el macrismo cementador.
Seg煤n la ley aprobada, la plaza beneficiada tiene que tener por lo menos 50.000 metros cuadrados de superficie, con lo que la placita de barrio de una manzana se salva. El negocio nunca estuvo en esas peque帽eces sino en los grandes parques, con lo que hay m谩s de 60 candidatos, que van de Plaza Irlanda a la joya de la corona de Palermo. Uno se permite dudar de que el Indoamericano reciba r谩pidamente un caf茅...
Se supone que los bares ser谩n peque帽os, de veinte metros cuadrados m谩s tres ba帽os y un espacio limitado para mesas al aire libre. Lo c贸mico es que se prometa una arquitectura acorde con la historia y el entorno del lugar, dado que todo lo que instal贸 este gobierno que hace la promesa, de las estaciones saludables a las alquiladoras de bicicletas, es amarillo, brilloso, descartable, feo y fuera de lugar. Y hasta resulta sard贸nico que se ponga tanto cuidado en que los pavimentos de los bares no impermeabilicen la superficie cuando se vive levantando adoquines para reemplazarlos por asfaltados, perfectamente impermeables.
Menos mal que toda ley puede ser revocada.
Como si no tuvieran problemas con su asfixiado espacio urbano, los vecinos de ese barrio tan sufrido que es Once se est谩n teniendo que movilizar contra un proyecto que ya cost贸 una manzana casi completa de patrimonio edificado y que ahora puede complicarles la vida. Quien pase por Jujuy entre Moreno y Belgrano ver谩 los restos de una cosa poco com煤n en Buenos Aires, un frente continuo de viviendas y locales en estilo afrancesado. Lo ver谩, esto es, en ruinas porque la piqueta ya se carg贸 todo el interior de la manzana, empezando hace cuatro a帽os y llegando hasta Catamarca, de modo que no haya vuelta atr谩s. Lo que se prepara para el lugar es todav铆a peor que la megatorrezota que todos esperaban: es un microestadio.
La Asociaci贸n de Vecinos y Comerciantes de Balvanera Sud sali贸 al cruce con una movilizaci贸n el s谩bado pasado con una fuerte cr铆tica del proyecto. Resulta que el emprendimiento tendr铆a capacidad para 18.000 personas, con tres subsuelos de cocheras y conexi贸n directa a la flamante estaci贸n de la L铆nea H. Un estadio genera un tipo de movimiento masivo, desparejo y puntual, que en este caso significa que hasta 18.000 personas se presentan todas juntas al mismo tiempo para un evento, y luego se van. La zona donde se inserta este proyecto ya tiene problemas masivos de tr谩nsito, con Jujuy doble mano 鈥搊tra idea incomprensible鈥 y un nivel de ruido y humos notable hasta en Buenos Aires. Es de imaginar el caos de un evento.
Pero estas cuadras son tambi茅n un muestrario de problemas sociales y abandono que un microestadio de ninguna manera va a solucionar. Como para darse una idea, en la siguiente cuadra por Belgrano est谩 el atroz edificio del Hospital Espa帽ol, que fuera uno de los tesoros Art Nouveau de esta ciudad, parcialmente demolido y reemplazado por una obra de nula calidad arquitect贸nica y escasa calidad material. Lo que resta del edificio original yace en ruinas, terminando de hundir la zona.
Los vecinos y los comerciantes empezaron a juntar firmas para quejarse ante el Ejecutivo, que por supuesto ya aprob贸 alegremente todo, ante la Legislatura, la Auditor铆a porte帽a y hasta el Banco Ciudad, que parece que va a financiar el proyecto.
SOS Caballito hizo un pedido especial a los legisladores porte帽os para que no aprueben el proyecto de Normas Especiales para los terrenos ferroviarios de su barrio, que tiene el nombre oficial de Expediente 2513-J-2013 y agregado antecedente 1604-J-2011. El tono del escrito es preocupado, porque los vecinos del barrio saben que es su 煤ltima chance de tener un parque que descomprima la zona m谩s congestionada de la ciudad. Es que Caballito tiene 7 kil贸metros cuadrados con 180.000 habitantes, casi el doble que el promedio porte帽o, un tr谩nsito simplemente inconcebible, tres millones de metros cuadrados de construcci贸n nueva en lo que va del siglo y 150 cent铆metros cuadrados de verde por persona, cuando lo recomendable es 10 metros.
Como se sabe, la Legislatura mostr贸 un apuro y una energ铆a notables en incluir el proyecto de shopping, oficinas y viviendas en las sesiones del a帽o pasado y de 茅ste. Esto muestra abiertamente que las grandes empresas tienen una coronita que los vecinos s贸lo pueden envidiar y que las necesidades urbanas m谩s claras se posponen por los emprendimientos. Por eso, SOS Caballito pide que se archive el proyecto, se revise c贸mo fue que la empresa del shopping se hizo de los terrenos, que se haga un parque con servicios necesarios al barrio como una escuela y un centro de salud. Para ver la propuesta completa, que es mucho m谩s extensa y detallada, ir awww.soscaballito.com.ar
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