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Sábado, 20 de septiembre de 2014
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El macrismo se quiere vengar

Basta de Demoler molesta con amparos que obligan a ser rigurosos, algo que el gobierno porte帽o detesta. Para callarlos, les hace una absurda demanda millonaria.

Por Sergio Kiernan
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El gobierno porte帽o decidi贸 amordazar a las inc贸modas ONG que le hacen amparos, a los vecinos que protestan y, si alcanza, a m谩s de un pol铆tico cr铆tico. Como blanco eligi贸 al grupo m谩s simb贸lico de la defensa del patrimonio, Basta de Demoler, que se gan贸 la gratitud general por cosas como crear antecedentes legales potent铆simos y ponerles freno a varios desmanes de los grandes. Como el macrismo no puede tratar a los de Basta como trata a los homeless, de noche y con grandotes de remera negra, eligi贸 la v铆a judicial. Hace algo m谩s de una semana, present贸 una absurda y bizantina demanda por 24 millones de pesos contra el grupo, acus谩ndolo de paralizarle la ilegal obra de la estaci贸n de subte en Recoleta.

Basta de Demoler naci贸 como un grupo de vecinos hartos de ver de-saparecer lo mejor de esta ciudad y verlo reemplazado por edificios sin el menor m茅rito, excepto el econ贸mico y para el desarrollador. Entendiendo que esto era especulaci贸n y un vac铆o del Estado, la ONG 鈥搎ue todav铆a ni lo era鈥 sali贸 a tratar de frenar la dolorosa demolici贸n de La Mutual, en Callao entre Paraguay y Marcelo T. de Alvear. No lo lograron, pero poco despu茅s, en v铆speras de la asunci贸n de Mauricio Macri, tuvieron un acierto estelar con la casa Bemberg, en la calle Montevideo. Fue nada menos que liquidar para siempre un truco viejo de d茅cadas, el que hac铆a que alguien en la Legislatura 鈥搚 antes en el viejo Concejo Deliberante鈥 se ganara una buena propina avisando que se iba a catalogar un edificio. El due帽o lo demol铆a rapidito y enfrentaba a los legisladores con el hecho consumado. Con buena letra de la entonces diputada porte帽a Teresa de Anchorena, Basta plante贸 que eso era un conflicto de poderes, porque si el Ejecutivo daba permiso de demolici贸n, el Legislativo no pod铆a hacer lo suyo. Ganaron y ganaron la apelaci贸n tan bien, que el principio se extendi贸 a toda la ciudad y todos los casos.

Luego vinieron muchos casos m谩s, incluyendo el tambi茅n estelar de frenar la horrenda torre que se iba a hacer en la media manzana de Reconquista entre Viamonte y C贸rdoba. Lo que hizo Basta fue endurecer la visi贸n ciudadana sobre el facilismo de permisos de demolici贸n y de obra, la complicidad tradicional entre intereses econ贸micos y funcionarios municipales. El ejemplo se extendi贸 y otros grupos aprendieron a usar el recurso del amparo para frenar arbitrariedades. El macrismo en funciones se encontr贸 con el insoluble problema de justificar sus permisos a privados y sus obras p煤blicas ante un juez. Eso exige coherencia y argumentos, cosas evidentemente escasas en este gobierno porte帽o, lo que explica el 茅xito de los amparos en su contra.

Que los abogados de la Ciudad y de su controlada empresa de subtes hayan elegido justo el caso de la estaci贸n Recoleta del subte H es francamente pintoresco. La Procuraci贸n porte帽a y Sbase acusan a Basta de Demoler de algo as铆 como haberlos emboscado: 鈥淟os hoy demandados esperaron el inicio de las obras y la intervenci贸n de la plaza鈥 para presentar su amparo. Tambi茅n dicen los abogados que Basta dej贸 鈥渧oluntariamente鈥 la demanda una vez que ganaron la primera instancia, lo que demostrar铆a una intencionalidad pol铆tica que transforma al amparo en 鈥渦na traba abusiva e infundada鈥 de la gesti贸n macrista. Y como todo esto genera gastos extra, Basta de Demoler en general, su vicepresidente Santiago Pusso y la paisajista y arquitecta Sonia Berjman le deber铆an al gobierno porte帽o los casi 24 millones de pesos de sobrecostos que les tuvieron que pagar a las constructoras Techint y Dycasa.

Un disparate de punta a punta.

Basta de Demoler present贸 un amparo en febrero de 2012, cuando se comenz贸 a cavar en la plaza Intendente Alvear porque, como todos los vecinos de Recoleta, se sorprendi贸 por el pozo. Resulta que la ley que origina la obra del subte H dice claramente que la estaci贸n ten铆a que construirse enfrente, cruzando Pueyrred贸n, en la Plaza Francia. La Intendente Alvear no s贸lo no es la Plaza Francia sino que es el primer trabajo p煤blico de Carlos Thays en Argentina, un parque de los viejos, una pieza patrimonial indudable. Como admitiendo que estaban en orsay, los constructores cerraron el obrador con un muro alto de chapas, amarillas PRO, por supuesto, para que no se supiera si estaban arreglando el parque o cavando una estaci贸n.

Con lo que lejos de una emboscada deliberada, hubo un zafarrancho de parar otro error/descaso/abuso de las autoridades de la Ciudad.

El caso lo recibi贸 el juez en lo Contencioso Administrativo Guillermo Schleiber, un hombre alto y tranquilo cuya paciencia termin贸 siendo puesta a prueba por los funcionarios del macrismo. Una escena notable y un buen ejemplo de la improvisaci贸n reinante se vio un d铆a caluroso de ese verano de 2012, cuando se hizo la inspecci贸n ocular. El juez, acompa帽ado por una secretaria judicial y un polic铆a, le dio la palabra a Mar铆a del Carmen Usandivaras, de Basta de Demoler, como amparista. Cuando escuch贸 que estaban directamente en la plaza equivocada, Schleiber la interrumpi贸 y le pregunt贸 al titular de la empresa de subtes, Juan Pablo Piccardo, que por favor le explicara eso. Piccardo lo mir贸, dud贸, dio vueltas y admiti贸 al fin que era cierto, que estaban en la plaza equivocada. 鈥淧ero, doctor, si bien 茅sta es la Intendente Alvear... todos le dicen Plaza Francia, 驴no?鈥 El juez lo mir贸 por algunos segundos, como decidiendo si le estaba tomando el pelo, un desacato feroz. Finalmente, decidi贸 que no.

La raz贸n por la cual estaban en la plaza Intendente Alvear y no en la Francia yace abajo del cruce de Pueyrred贸n y Libertador. Es una gran obra del sistema de aguas porte帽o, un ca帽o de buen porte, que los dise帽adores del subte ignoraron o no conoc铆an, pero que a la hora de hacer la curva de la l铆nea hacia Retiro encarec铆a la obra. Nada de esto fue admitido por Sbase ante el juez, con lo que no tuvieron argumento alguno.

Fue el juez Schleiber el que suspendi贸 la obra, no Basta de Demoler. Una ONG no puede suspender una obra p煤blica, s贸lo un juez puede hacer eso.

Lo curioso del asunto fue que ni el gobierno porte帽o ni la empresa de subtes apelaron el fallo, ni pidieron que se levantara el amparo. Como ofendidos, taparon el pozo y anunciaron en los medios que no iban a hacer la estaci贸n ah铆. De hecho, se dieron el gusto de ofenderse p煤blicamente a trav茅s de sus medios amigos y hasta discutieron hacer la estaci贸n cerca de la Facultad de Derecho, creando un nodo de transporte con una futura estaci贸n de trenes que le sirviera tambi茅n al Centro de Exposiciones, obra que ya planeaban hacer. Por eso la causa fue cerrada y caduc贸. Basta de Demoler no ten铆a nada que seguir, una vez anunciado que el gobierno porte帽o se allanaba al objeto del amparo.

La frivolidad de la demanda llega a extremos como se帽alar que el paisaje de plaza pudo ser restaurado al suspenderse la obra, lo que probar铆a que la obra no da帽aba el paisaje. De hecho, que no se hiciera la obra fue lo que permiti贸 subsanar el da帽o hecho, tapando el pozo y no teniendo que bancarse escaleras y respiraderos en medio del proyecto de Thays. La inquina del macrismo es tal, que incluyen el gasto de tapar el pozo y replantar la plaza en la cuenta de 24 millones que quiere que le pague Basta de Demoler. Y hasta tratan de convencer a la jueza Patricia L贸pez Vergara de que la ONG les pague una suerte de lucro cesante por las fichas que podr铆a estar ganando la estaci贸n...

Este disparate fue bien interpretado por Pusso como 鈥渦n ataque a la democracia, porque busca amedrentar y silenciar la acci贸n de los ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil que hacen uso de herramientas constitucionales como el derecho al reclamo y al acceso a la Justicia鈥. Sergio Abrevaya, ex legislador porte帽o y actual titular del Consejo Econ贸mico Social de la Ciudad, coincidi贸 diciendo que 鈥渆s un disparate intimidatorio para infundir temor de usar nuestros derechos鈥. El ex ombudsman adjunto Gerardo G贸mez Coronado se帽al贸 que 鈥渘o fue Basta quien par贸 la obra sino la Justicia, con un fallo dentro de la figura del amparo. No hay nada que reclamar ni base para una demanda鈥.

Es incre铆ble que un gobierno que fue elegido democr谩ticamente y dice representar una 鈥渘ueva pol铆tica鈥 d茅 semejante paso. El golpe es realmente duro, desproporcionado, y muestra la debilidad del macrismo en funciones, siempre dudando entre la mala fe y la incompetencia.

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