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Sábado, 21 de febrero de 2015
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Memoria catalana

Barcelona acaba de abrir las puertas al público de su Museu del Disseny con un impactante acervo de miles de piezas, archivos y publicaciones que revisa y amalgama pasado, presente y futuro.

Por Luján Cambariere
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desde barcelona

“Barcelona inspira”, repite y se multiplica de a millares el slogan del ayuntamiento de una ciudad que tiene como uno de sus caballitos de batalla al diseño. De ahí que se tomaran desde el 2000 para abrir al público su Museo de Diseño, un impactante edificio que alberga el pasado junto al presente de la disciplina. Es un diálogo absolutamente rico con tesoros invaluables en vidrio, textiles y cerámicas que educa de la mejor manera. Emplazado en la plaza de Les Glòries, obra imponente encargada al reconocido estudio de arquitectos españoles MBM (Martorell, Bohigas, Mackay, Capdevila y Gual) el Disseny Hub Barcelona está dedicado a “las artes del objeto y del diseño”.

En la ciudad se encargan de aclarar que, además de albergar bellas exposiciones permanentes, el hub se ofrece como “el” punto de encuentro de la disciplina con espacio para capacitaciones, laboratorios, conferencias, un centro de documentación para la investigación con más de 22.000 documentos entre libros, revistas, archivos de instituciones, empresas y profesionales, colecciones especiales de grabados, fotografía, catálogos de empresas, bases de datos especializadas y una bella cafetería.

“El Museu del Disseny de Barcelona es el museo de las artes del objeto y del diseño, producto de la integración de las colecciones del Museu de les Arts Decoratives (artes decorativas y diseño industrial), el Museu de Ceràmica, el Museu Tèxtil i d’Indumentària y el Gabinet de les Arts Gràfiques de la ciudad. Es decir, el denominador común de todas las colecciones, y entre el ayer y el hoy, es el objeto y todo lo que significa o ha significado y ha aportado: desde su concepción, creación y producción hasta su uso según el tiempo y la sociedad, tanto en la etapa artesanal y preindustrial como en la industrial o digital”, aclaran. De ahí que se comprenda el tiempo en reunir voluntades y organizar acervos tan diversos que, reunidos en el impactante edificio, no sólo dialogan a la perfección sino que dan cuenta del mundo del proyecto desde sus verdaderos inicios.

“El museo –continúan– conserva un fondo de más de 70.000 objetos que tradicionalmente han sido clasificados bajo la denominación de artes decorativas o artes aplicadas, y que abarcan desde el siglo IV a.C. hasta la actualidad, con colecciones únicas y de resonancia internacional, como los tejidos medievales, el vidrio catalán esmaltado del siglo XVI o la cerámica de L’Alcora, entre otros. Estas artes del objeto enlazan con las colecciones de diseño del siglo XX –de producto, gráfico y de moda– de forma natural. En su mayor parte son o han sido ‘objetos para vivir’, es decir, propios de la vida cotidiana, personal o colectiva. A su vez, las colecciones históricas de artes decorativas se vinculan también de forma lógica con las denominadas artes contemporáneas de autor, aquellas expresiones artísticas que adoptan técnicas tradicionales como la cerámica, el vidrio o el esmalte de arte.”

Tres acervos, un diseño

Así el museo reúne en sus amplias salas, pasado, presente y futuro, y todas las especialidades y tipologías. La visita arranca en el primer piso con una amplísima sala dedicada al ‘Diseño de Producto’, aclarando que se trata de diseños que llegan del mundo real al museo. Desde mobiliario creado por las figuras del diseño español o catalán (como siempre se ocupan de diferenciar) a piezas de transporte (autos, bicicletas) y electrodomésticos desde los años ’30 del siglo XX. “Es la primera y única colección a nivel nacional que reúne esta diversidad, y la primera en ser exhibida de forma permanente. Muebles, lámparas, vehículos, recipientes, instrumentos y equipamientos configuran el grueso de objetos de una colección que alcanza las 2000 piezas. Con los cambios en los sistemas de producción y en la propia concepción del diseño producidos a finales del siglo xx, la colección se ha seguido configurando mediante nuevos criterios, incorporando el eco-diseño o la novísima producción de objetos impresos en 3D, de la que el museo ha creado el primer fondo público de producción internacional de toda España. Representativa de nuestro tiempo, es una colección viva que incrementa su fondo de forma regular y que tiene garantizada la contemporaneidad gracias a las donaciones y la recogida de todos los Premios Delta otorgados por la ADI-FAD desde 1961, que, por convenio, a partir de 1995 ingresan la práctica totalidad de las piezas premiadas”, detallan.

¿A saber? La silla Pedrera de Francisco Juan Barba Corsini (1916-2008); la batidora Minipimer MR1 de Gabriel Lluelles, la lámpara de pie TMC de Miguel Milà, las vinagreras de Rafael Marquina y hasta nuestra BKF del Grupo Austral.

Completan la contemporaneidad, la colección de moda de los siglos XX y XXI, básicamente de ámbito español, con algunas piezas internacionales, absolutamente impactante y bella en su puesta y acervo. “La modernidad en la moda apareció con un vestido negro de Balenciaga en 1932. La alta costura está representada en la muestra por una extensa colección de vestidos de Cristóbal Balenciaga de París y España, Pedro Rodríguez, Asunción Bastida, Carmen Mir y Santa Eulalia, y se extiende hasta Josep Font. Paco Rabanne, Manuel Pertegaz, Elio Berhanyer, Antonio Meneses, Margarita Nuez, Roser Marcè, Antonio Miró y Sybilla ejemplifican el fenómeno prêt-à-porter (de 1960 a 1990) de series pequeñas realizadas por creadores de moda. La colección abarca hasta nuestros días, con diseñadores en activo como José Castro, Miriam Ponsa, Josep Abril, Txell Miras, Andrea Ayala, Marina Pujadas, Manuel Bolaño, Marlota, Miriam Ocariz y Amaya Arzuaga. El Consorcio de Comercio, Artesanía y Moda de Cataluña colabora con el Museu del Disseny para incorporar a esta colección los Premios 080 Barcelona Fa-shion de cada temporada. Como complementos, destaca la colección de sombreros de Balenciaga y Pedro Rodríguez, y otras casas de Barcelona como Badia, Dols Martí y Paulina. Más allá de los vestidos, el sistema de la moda se presenta en el museo mediante elementos de comunicación visual como las fotografías e ilustraciones que se publican periódicamente en revistas, catálogos de diseñadores y anuncios. En este sentido, el museo ha formado en los últimos años una gran colección de fotografía de moda que se inicia a principios del siglo XX y se extiende hasta la actualidad”, detallan.

Mientras que dedican la cuarta planta al diseño gráfico, palabras mayores para los catalanes, con colección de carteles como elemento más emblemático de esta disciplina, que incluye a autores de finales del siglo XIX y se extiende hasta nuestros días.

“El fondo de la Colección de Diseño Gráfico se inicia con ejemplos de las primeras décadas del siglo XX, con los grafistas catalanes que iniciaron y convirtieron, en nuestro país, este oficio en una profesión: Pla-Narbona, Antoni Morillas, Joan Pedragosa y Ricard Giralt-Miracle son algunos de los primeros autores de una lista que no se detiene y que pretende abarcar hasta la actualidad. Carteles, calendarios, displays, tarjetas, cajas, estuches, rótulos y todo tipo de impresos y demás soportes gráficos forman parte de este fondo, procedentes de los propios autores o de fondos de agrupaciones de profesionales, como la ADG-FAD con los Premios Laus o la Fundació Comunicació Gràfica”, describen.

Capítulo aparte, y destacadísimo, merecen los espacios (tercer piso) dedicados en el museo a las artes decorativas. Paseo obligadísimo para los nuevos proyectistas porque la belleza y factura de las piezas realmente shockean. Formada a partir de 1888, cuando Barcelona celebró la Exposición Universal y adquirió conciencia de su labor patrimonial, el fondo de la colección comprende desde la época bajomedieval hasta principios del siglo XX, tiene un ámbito europeo y hace hincapié en las producciones españolas y catalanas. Las colecciones históricas presentan distintas tipologías de objetos y técnicas artísticas. Uno de los grupos más completos y relevantes es el de mobiliario, que reúne desde arquetas medievales hasta cajas con cajones, escritorios renacentistas y barrocos, sillerías, camas, cómodas catalanas, salones completos y varios muebles representativos del Modernismo, el Novecentismo y el art déco. También se destaca la colección de vidrio, con piezas catalanas esmaltadas (siglos XVI-XVII), la de relojes personales (XVI-XIX), la de jofainas (XVI), la de retratos en miniatura (XVIII-XIX), la de carruajes (XVIIIXIX) y otras como las de marfil, orfebrería, guadamecíes y abanicos. Y los textiles e indumentaria formados por fragmentos de vestidos, ajuares y dos túnicas (siglos III-XI) procedentes de distintas excavaciones en Egipto (1888-1920). También se conservan tejidos hispanoárabes (XII-XV), algunos de ellos integrados en importantes ornamentos litúrgicos de renombre internacional, así como tejidos góticos, renacentistas, barrocos y neoclásicos que servían para tapizar muros y muebles y como indumentaria civil y litúrgica. Cabe destacar también los tapices flamencos (XVI). Asimismo, la colección conserva otras técnicas textiles, como los bordados (XII-XIX), y el fondo de indianas, que incluye estampados fabricados en Cataluña y Francia (XVIII-XIX), entre ellos algunos pañuelos conmemorativos. Los encajes y puntas de aguja proceden de centros productores europeos, incluidos los catalanes, con un notable conjunto de mantillas, sábanas y manteles. El fondo de indumentaria histórica (del siglo XVII a 1920) contiene prendas internacionales y españolas (XVIII-XIX), así como vestidos modernistas y art déco catalanes, en su mayor parte procedentes de la gran donación de Manuel Rocamora (1969). Los complementos como guantes, sombreros y calzado, y accesorios como bastones, sombrillas, bolsos y abanicos (XV-XX) también cuentan con su representación. Es igualmente remarcable el conjunto de corsés, polisones y miriñaques.

Por último, los amantes del diseño gráfico tienen verdaderas perlitas de estudio como matrices, tipografías (con los tipos, punzones y matrices de importantes conjuntos del siglo XVIII al XX), clichés de fotograbado y planchas calcográficas de varios autores locales. Sobresalen de entre la colección los modelos tipográficos de la Imprenta Real (siglos XVIIIXIX), los de autores fundamentales como Eudald Canibell (1858-1928) y tacos xilográficos, muy importantes cuantitativa y cualitativamente, con autores como Josep Obiols (1894-1967).

* Pl. de les Glòries Catalanes, 37-38, 08018 Barcelona.

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