Las ciudades contempor谩neas se caracterizan por un ritmo de vida acelerado. Buenos Aires no es excepci贸n a ello como tampoco lo es en materia de renovaci贸n edilicia: nuevos edificios, nuevos pobladores, nuevos artefactos. Las veredas se pueblan de calefones, computadoras, cocinas, colchones, ba帽aderas y sillas usadas que fueron cambiadas por nuevas. 驴A d贸nde van a parar estos artefactos y muebles? Algunos se los llevan los cartoneros, limitados por el peso, que cargan a pulso. Pero a los m谩s grandes y pesados es dif铆cil encontrarles destino, a no ser... el 鈥渂otellero鈥. Es un personaje de otras 茅pocas pero del cual todav铆a queda alg煤n ejemplar, que suele transportarse en camioneta, con un parlante en el techo con el que ofrece comprar y llevarse todo tipo de artefacto.
El botellero no s贸lo presta una funci贸n social intermediando entre grupos sociales diversos, sino que tiene un estimable valor ambiental ya que posibilita que la vida 煤til de los artefactos y otros residuos voluminosos se prolongue y no vaya a parar, por lo menos en lo inmediato, al 鈥渞elleno sanitario鈥. Hace unos cuantos a帽os, los botelleros fueron expulsados de Buenos Aires por la ordenanza que prohibi贸 el transporte de carga a tracci贸n animal en la ciudad. Hoy d铆a pareciera m谩s que sensato estimular su presencia y actividad (sin animales de carga) por el 鈥渟ervicio ambiental鈥 que prestan al conjunto de la sociedad. Qui茅n dice que en un futuro no demasiado lejano los botelleros no sean pagados por el presupuesto de gobiernos que, interpretando bien la Ley Basura Cero, en lugar de contribuir a las arcas de grandes empresas de higiene urbana que no se interesan en ese servicio de acarreo porque es de reducida utilidad, lento y trabajoso.
驴Paradoja del siglo XXI? No, apenas un poco de sentido com煤n para resolver una necesidad urbana actual.
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