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Sábado, 10 de enero de 2004
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CON NOMBRE PROPIO

Nuevas porcelanas

Ani Alonso toma uno de los materiales más tradicionale y lo saca del motivo floral. El resultado es lúdico y novedoso.

Por Luján Cambariere
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Cosa formal si las hay, la porcelana. En el mejor de los casos, recuerdo de una abuela querida que legó una tetera, siempre de riguroso motivo floral, chino o provenzal. Pero desde hace unos años un encantador personaje, la artista Ani Alonso, se animó de forma totalmente descarada a pintar porcelana como se le da la gana. Después de trabajar algunos años como modelo y luego en publicidad, subió algunos de los personajes de cuentos que ya dibujaba desde la infancia –hadas, princesas y duendes– a piezas de porcelana. Y sobre todo, como un guiño aún mayor de desenfado, imprimió con ellos piezas clásicas, poco vistas hoy en el mercado, como torteros o cubiertos para servir tortas, portaplatos y señaladores de macetas, verduras o especias o pinches de hierro para huertas o jardines. Hoy, su universo contempla tantas líneas que hace unos meses abrió local propio junto a otra pintora, Daniela Baccanelli, donde se dan cita vajilla y piezas especiales.

Magia pura
Así se llama el local y eso es precisamente lo que uno siente cuando traspasa las puertas del universo de Alonso. Por un lado cuelgan duendes y hadas con varitas mágicas, por otro se alinean las teteras, tazas y cucharas inspiradas en simpáticos bichitos, regaderas y mariposas. Hay las más variadas líneas como la de verano con bikinis, reposeras y barcos asomando desde distintas fuentes y platos. Pareciera que todo lo que ella toca se convierte en una pieza única llena de detalles –frases, el sonido de algún insecto o el pétalo de una flor deshojándose. Todo vale.
“Siempre me gustó pintar. Tengo una hermana que es una experta en la materia y después de un tiempo me decidí yo también a dar clases. Enseguida mis alumnas comenzaron a pedirme que les vendiera algunas piezas especiales o que se las hiciera por encargo. Sobre todo, porque les gustaba ese estilo más informal, fresco, casi infantil de mis piezas tan distinto al de la porcelana tradicional”, cuenta Alonso, quien continúa revelando su mecánica de trabajo.
“Primero dibujo el contorno con un plumín, llevo la pieza al horno de cerámica a 780 grados, la saco, pinto el color y después hago nuevas horneadas. Hoy, como un modo de sistematizar el trabajo, dibujo calcos que se imprimen en las piezas y después se pintan a mano”, detalla. Juegos de té, café, platos, fuentes, bandejas, todo tipo de tazas, maceteros, hieleras, ceniceros, cucharas, varas de brochette, pastilleros, sacarineros, carameleras, además de azulejos y bachas, entre otras, son parte de la producción. Además de una línea de hierro o chapa y vidrio líquido también pintada.
“El consumidor argentino suele ser aún muy clásico. Generalmente se inclina por la flor o las rayas. A mí me gusta jugar y divertirme con piezas que tengan algún guiño de humor o una trama que conquisten a todo tipo de usuarios, pasando por chicos y grandes. Piezas con espíritu, que te hagan cómplices de un chiste. Por eso la inspiración suele ser de lo más variada. Desde una servilleta a las guardas de un almohadón o un diseño de moda de última tendencia.” ¿La meta? “Diseñar piezas que ayuden a rodearse de cosas lindas en la vida cotidiana.”

Magia Pura: Libertador 14.141,
Martínez, 4792-7459, magiapura@
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