Sábado, 20 de noviembre de 2004
MOMA: El museo m谩s grande
Hoy se reabre el Museo de Arte Moderno de Nueva York, con un 66 por ciento m谩s amplio. El proyecto de Taniguchi es moderado, respetuoso y alejado del protag贸nico de un Calatrava o un Gehry.

La entrada del nuevo MOMA.
Hoy se inaugura el nuevo Museo de Arte Moderno de Nueva York. Con un presupuesto de 858 millones de d贸lares, la refacci贸n es simplemente el mayor emprendimiento cultural privado del mundo y se compara con soltura a cualquier aventura estatal. Con el dise帽o del arquitecto japon茅s Yoshio Taniguchi, el MOMA crece un 66 por ciento en su espacio de exhibici贸n y logra un nuevo recorrido porque sus salas se interconectan de un modo mucho m谩s flexible.
El MOMA fue fundado en 1929 en un piso de oficinas en el centro de Nueva York, como una trinchera para lograr una mayor aceptaci贸n del arte abstracto. En 1939 se mud贸 a su sede propia en la calle 53, a metros de la quinta avenida, cuya fachada es uno de los iconos del modernismo norteamericano. El museo fue ampliado por C茅sar Pelli y hace cinco a帽os se compr贸 un hotel vecino, que fue demolido para hacer lugar.
Taniguchi, autor de varios museos en Jap贸n, descart贸 expl铆citamente realizar una obra para el asombro, como las de Frank Gehry o Santiago Calatrava. 鈥淯n museo es una taza de t茅鈥, explic贸 el japon茅s, para indicar que lo que importa, lo que tiene el protag贸nico, es el contenido y no el edificio. El nuevo MOMA es un edificio de baja intensidad, respetuoso de lo preexistente y con ampl铆simos espacios abstractos que destacan y no compiten con las obras.
As铆, en el hall de entrada se puede ver un Monet de 16 metros de largo, raramente exhibido por falta de espacio y que ahora gan贸 lugar permanente. Y en el quinto piso est谩 el F111 que pint贸 James Rosenquist en 1965, de 20 metros de largo y nunca exhibido en el museo por falta de pared tan grande.
En los cinco pisos de exhibici贸n 鈥搎ue incluyen la colecci贸n permanente y varios espacios para muestras especiales鈥 las galer铆as cambiaron totalmente. Anta帽o, el MOMA parec铆a un pasillo serpenteante y cronol贸gico en el que era imposible saltarse etapas. Las galer铆as se suced铆an unas a otras y la historia del arte moderno era presentada como un crecimiento del impresionismo y el post-impresionismo, inexorable y l贸gico. Las nuevas galer铆as tienen m谩s de una entrada y una salida, lo que invita a disfrutar de la 鈥減orosidad鈥 del arte, vagando de un lado a otro.
De hecho, el 茅nfasis es m谩s parejo. En su viejo edificio, el museo pod铆a mostrar poco m谩s que piezas de los a帽os cincuenta y sesenta. Hoy los dos primeros pisos est谩n dedicados al arte m谩s reciente, y hay que subir para ver las piezas m谩s antiguas.
La obra tom贸 cuatro a帽os, que el MOMA pas贸 exiliado en una vieja f谩brica de Queens, instalaci贸n que ahora se transformar谩 en talleres y dep贸sitos del museo. El nuevo edificio cuenta con tres restaurantes, una librer铆a y una tienda.
El detalle tal vez m谩s asombroso del proyecto es su costo estratosf茅rico: 858 millones de d贸lares. Esto incluye comprar el hotel, demolerlo, construir el nuevo edificio, modificar el antiguo, comprar la f谩brica en Queens, transformarla para su nuevo uso y ahorrar un fondo especial para los gastos superiores de mantener semejante museo. El MOMA, que tiene en su cuerpo de directores algunas de las grandes fortunas de EE.UU., tuvo bastantes dificultades para reunir semejante suma, particularmente teniendo en cuenta que a poco de empezar Nueva York sufri贸 el atentado a las Torres Gemelas, lo que paraliz贸 las donaciones.
El gobierno municipal puso 65 millones 鈥損rimera vez en su historia que el MOMA acepta dinero p煤blico鈥 y el resto se junt贸 pidiendo y pidiendo, yemitiendo obligaciones negociables que fueron prontamente calificadas como A1. A煤n as铆, el museo est谩 endeudado en 128 millones, que no logr贸 reunir.
Tanto dinero tuvo una consecuencia directa: la entrada al museo de arte moderno neoyorquino es la m谩s cara del pa铆s, veinte d贸lares. Y no hay m谩s d铆a gratis, apenas cuatro horas los viernes al anochecer. Una artista pl谩stica, Orly Cogan, ya est谩 instalada en la entrada de la calle 53 repartiendo volantes en los que exige que los lunes vuelvan a ser gratis en el MOMA.
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