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Sábado, 19 de noviembre de 2005
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LA CASA DE MEMBRILLAR

Demolición suspendida (por ahora)

El macrista Santiago de Estrada va a tener que esperar un poco más para poder demoler la casona histórica de la calle Membrillar. Ya quedó en claro que al vicepresidente de la Legislatura porteña no le importa redactar un proyecto de ley que premie un delito. Este miércoles, también quedó en claro que no conoce muy bien los mecanismos por los cuales la Legislatura que conduce debe aprobar las leyes.

La historia comenzó hace cinco años, cuando la Legislatura creó el Area de Protección Histórica 15 en Flores, y protegió 31 predios y lugares. Entre ellas está la casona de los Piana, uno de los últimos edificios realmente añejos en un barrio que supo tenerlos por cientos. Para esa época, la casona alojaba una librería religiosa y el bar La Subasta.

Para septiembre de 2001, la casona estaba vacía y, justo en la noche del 21, comenzaron a demolerla en secreto. Para cuando los vecinos se despertaron, el edificio ya no tenía techos.

Los vecinos de Flores se movilizaron inmediatamente y pararon físicamente la obra, que era un delito, y lograron que la Ciudad la clausurara. Así quedó el tema, con el negocio inmobiliario congelado y amenazado por el castigo que la ley indica que debe tener una demolición de un bien protegido: sólo se da permiso para construir a nuevo un 70 por ciento de lo demolido. Esto parece poco, pero es la diferencia entre una torre de departamentos y una casita.

Los dueños/demoledores la tenían difícil, porque sus actos eran evidentemente ilegales. Aquí entra el macrista Santiago de Estrada, que presenta ante la Legislatura un proyecto de ley que premia al delincuente. Lo que pide Estrada es que se levante la protección al caserón porque el dueño es un privado y no debería protegerse un bien privado si el dueño no quiere. Lo que no dice Estrada es que esta ley destruiría todo el sistema de protección de edificios, ya que crearía el recurso de demolerlos de noche y luego pedir la eximición. Estrada tampoco dice que su interés en el tema pasa en realidad porque el caserón de Piana pertenece a la Iglesia, una institución con la que este ex embajador en el Vaticano tiene excelentes relaciones. Es evidente que el macrista está haciendo un favor o devolviendo viejas atenciones.

Este miércoles se realizó la audiencia pública que manda la ley y Estrada mostró que no conoce muy bien los temas patrimoniales. Ante una hinchada traída por la parroquia de Flores, tuvo que admitir que no podía realizar la audiencia si no había presentes por lo menos tres diputados de la comisión de Planeamiento. La hinchada de la parroquia rezongaba de viva voz, pero Estrada no encontró argumentos para rebatir a la ex legisladora Lilia Saralegui, que dirige el centro cultural instalado en la casa de Marcó del Pont, también en Flores, y que sí conoce los procedimientos. Es más, Saralegui le señaló a Estrada que tampoco publicó un aviso en por lo menos dos diarios convocando a la audiencia, como es obligatorio.

El macrista hasta salió a buscar diputados de Planeamiento y dejó a todo el mundo esperando. Tuvo que volver y suspender sin fecha la audiencia, porque encontró sólo dos y le faltaba uno. Con un poco de suerte, Estrada usará el tiempo ganado para recapacitar que su proyecto de ley –que extrañamente avala el kirchnerista Miguel Talento– servirá para premiar un delito, el de demolición clandestina. Y tal vez para que los dueños de la casona histórica piensen en algún otro uso rentable para su propiedad.

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