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Jueves, 13 de enero de 2005
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Mavi la camarera, cómic on line

Años mozos

Por Eugenia Guevara
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“Mavi, la camarera” se puede bucear en www.elinterpretador.com. Están los números anteriores desde el 1 al 8, en la Sección “Historieta”.
Desde el primer capítulo de la historieta Mavi, la camarera de Vicky Vitullo (25) –publicada por capítulos mensuales en el sitio de Internet El interpretador– el ketchup que habla se transforma en protagonista. Es el compañero de desventuras de la rubia Mavi, que trabaja en ese restaurante superconcurrido de Palermo, donde explotan a todos, y es también algo así como el concientizador, el agitador de conciencias, el contestatario aliado de los mozos en contra de los patrones y los demandantes comensales dibujados con caras en forma de globo de color chillón. El ketchup arenga la huelga de los camareros que no cobran hace tres meses en el capítulo “Resistiremos” y es quien devela, escondido en el bolsillo de Mavi, lo que ocurre en el salón prohibido: el dueño del bar chupa la sangre de los empleados para transferírsela a su padre.
El ketchup trastorna a todos en el capítulo “El bichito del amor”, después de alojarse unos minutos en el bolsillo de un nuevo runner y encontrarse ahí con unas estimulantes pastillas que lo enloquecen y con él, a todos los que hagan uso de sus servicios. El ketchup drogado, droga a todos, y comensales y mozos saltan juntos en una fiesta descontrolada. El ketchup, más que un amigo de Mavi, es como su otro yo, o el otro yo de Vicky Vitullo, la dibujante, que trabajó ocho años como camarera: un poco en Rosario (donde nació y estudió Bellas Artes y Diseño), mucho en la costa y bastante en Palermo. Precisamente fue ahí, en el último lugar en el que trabajó, donde surgió Mavi. “Me decían Mavi en el restaurante porque había otra Vicky y necesitaban un sobrenombre. De pronto yo era Mavi, la camarera. Y el ritmo de laburo allí era tan intenso, tan desgastante que comencé a transformar todo lo negativo en una historieta divertida, como catarsis y sin ninguna intención de nada, más que compartirla con los compañeros de trabajo”, cuenta Vicky desde la costa atlántica, donde se encuentra pasando el verano, lejos de bandejas y aderezos, vendiendo artesanías que ella misma diseña.
En marzo del año pasado, Juan Incardona del sitio El interpretador, vio la historieta y empezó a publicarla. Además de Mavi, la camarera, que Vicky retomará en marzo, publica otra historieta en la revista gratuita Abrí que se llama Yo Poroto y que a diferencia del colorido despliegue de Mavi, está en blanco y negro. Cuenta la historia de Poroto, poeta y jardinero, enamorado de La Samanta, una bailarina que trabaja de telemarketer y de El Pelele, un guitarrero desafinado, que está siempre entre ellos. Vicky dice que hoy, después de haber sido moza, se dedica no sólo a ser sino también a vivir como artista: “Trato de subsistir con pequeñas cosas que tengan que ver con lo mío. El cómic está más relacionado con el humor. Y en la pintura intento generar un shock visual, con imágenes crudas e impactantes”.

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