Las universidades estadounidenses conforman un atractivo circuito para las bandas de rock; por sus auditorios, sus radios propias y por lo imbécil de las camperas de colores, las novatadas y las fraternidades. En las facultades de la Argentina no existen espacios similares, aunque es en el seno de la U.B.A. donde nació Franja Dorada, el secreto mejor guardado del rock universitario argentino: una agrupación de militantes que se aprovechan de las instalaciones de la facultad para difundir lo que ellos definen como “rock combativoâ€. “Es que combatimos cualquier oposición democrática y crÃtica por parte de estudiantes independientesâ€, explican.
“La banda surgió porque gracias a la mensualidad que nos pasa el Comité, tenemos tiempo para estar al pedo en la facuâ€, cuenta Lautaro Batalla, bajista de Franja Dorada. “Y con lo que nos queda del tema de las fotocopias compramos un bajo Höffner del ‘68, una Gibson Les Paul y una baterÃa que era de Keith Moon, y que conseguimos en una subasta en Londres por 11.000 libras esterlinasâ€, agrega.
Aunque todos tienen más de 35 años, niegan ser “estudiantes crónicosâ€: “No queremos apurar la carrera, y encima el rock y el golf nos quitan algo de tiempoâ€, admiten. Además de la música, también desempeñan otras tareas en las distintas sedes de la U.B.A., como regentear locutorios y bares, vender autopartes, organizar bingos y pijama-parties, y moler a palos a quienes se oponen a su conducción (“Son unos violentosâ€, apunta Lautaro). Su único disco, titulado ¿Parásito yo? (1994), defiende su modo de entender la experiencia universitaria, como el hit Educación púbica: “Para nosotros, las aulas/ vienen a ser como jaulas./ Rosqueando por los pasillos/ nos llenamos los bolsillos./ Vivimos en amplios lofts/ tras la gestión Shuberoffâ€.
* Cualquier similitud con la realidad obedece a intereses del sector privado en contra de la educación pública.
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