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Jueves, 17 de agosto de 2006
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ENTREVISTA EXCLUSIVA: RON ASHETON, DE LOS MITICOS THE STOOGES

La casa está en desorden

El guitarrista de la banda que inventó el punk-rock cuenta cómo fueron aquellos años frenéticos, cuando –a fines de los ’60– Iggy Pop todavía tiraba manteca de maní desde el escenario. Los de-sencuentros. El reencuentro. El nuevo disco ¡33 años después! Su visita a la Argentina. Y el riesgo de haber aprendido a tocar.

Por Roque Casciero
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La guitarra destroza el aire desde los parlantes: es el sonido más sucio y crudo que se haya escuchado en una banda de rock. Estamos en 1969 y The Stooges, un cuarteto de delirantes de Detroit, acaba de inventar el punk rock. Frente al micrófono se sacude, frenético, un escuálido muchachito llamado James Osterberg, pero al que todos conocen como Iggy Pop. Desde la batería vienen machaques primitivos, viscerales, a cargo de Scott Asheton, que marcan el pulso con los graves del bajo de Dave Alexander. Ron Asheton, el guitarrista, apenas se mueve, pero se ve cool con su pelo largo y lentes. Y cuando toca los acordes asesinos de I Wanna Be your Dog con el Marshall en 10, el impacto de su sonido primitivo y crudo le cambia la cara al rock para siempre. Pero, en este momento, son muy pocos los que se dan cuenta.

La historia sigue con dos discos monumentales, The Stooges y Funhouse, una pila de drogas (que llevan a la muerte a Alexander), conciertos míticos en los que Iggy camina por encima del público tirando manteca de maní, agotamiento y separación. Hasta que David Bowie conoce al cantante y le ofrece producirle un disco: vuelan a Londres con el guitarrista James Williamson y, después de hartarse de las audiciones de bajistas y bateristas, Iggy decide llamar a los hermanos Asheton. Mascullando bronca por haber pasado de miembro de la banda a poco más que acompañante, Ron se hace cargo del bajo en Raw Power, y sigue firme hasta que, después de un concierto legendario registrado en el semi pirata Metallic KO, los Stooges se separan e Iggy, con muchos altibajos, se convierte en estrella por mérito propio.

Fast forward al 2003. Suena el teléfono en la casa de Ron Asheton en Ann Arbor: es Iggy, que pregunta si los hermanos estarán interesados en “un proyecto”. “Me dijo que no tenía que negarme en ese momento, que podía pensarlo un par de semanas, pero en el acto le contesté que sí”, recuerda el mayor de los Asheton en conversación telefónica con el NO. “Con mi hermano habíamos querido hacer una reunión a los 20 años de la separación, así que Scott habló con Iggy unas cuantas veces y hasta llegaron a tocar algo, pero Iggy estaba muy metido con su propia carrera. Y yo pensé que nunca íbamos a reunirnos. Pero la gente cambia. Llevó diez años más, pero sucedió.” El resultado inmediato de esa reunión fueron cuatro canciones para el disco Skull Ring, el último solista de Iggy Pop, y un show que se suponía único en el Coachella Festival. Pero las relaciones funcionaron y el sonido estaba intacto, así que los viejitos chiflados se dedicaron desde entonces a atronar escenarios por todo el mundo. Y eso seguramente harán el 22 de septiembre, cuando cierren el segundo día del Pepsi Music.

En la misma casa de Ann Arbor en la que hace una semana los Stooges (que ahora completa el bajista Mike Watt, ex Minutemen) ensayaron las quince canciones que irán a su primer disco de estudio en ¡33 años!, Ron Asheton asegura que tenía temores de que la reunión, como en tantos casos, no resultara bien. “Cuando viajé a Miami a ver a Iggy por primera vez, hacía muchos años que no estábamos frente a frente, así que estaba un poco nervioso”, recuerda. “Pero una vez que comenzamos a trabajar en el estudio fue como si todo ese tiempo desapareciera, como si continuáramos lo que habíamos dejado ayer. Todos nos llevábamos bien y trabajábamos bien juntos. Es más que una reunión: es como si la banda se hubiera tomado un pequeño descanso.”

–¿Pequeño?

–Ok, un largo descanso. Fue para que cada uno pudiera hacer sus proyectos paralelos antes de volver a la banda (risas).

–Antes dijiste que la gente cambia. Pero, en realidad, vos no cambiaste tu actitud respecto de The Stooges: en 1972 le dijiste que sí a Iggy cuando te llamó desde Londres después de haber desarmado la banda y en el 2003 le dijiste que sí enseguida otra vez.

–Es cierto. Estaba decepcionado cuando él se fue por su lado, después de los primeros dos discos de The Stooges, y cuando me llamó para Raw Powerno consideraba que eso fuera The Stooges: era el proyecto de Iggy y nosotros éramos como acompañantes. Pero estuvo bueno, me alegra haberlo hecho, no me quejo. Y lo de ahora es real. Mi hermano y yo sentimos lo mismo: siempre quisimos esto, nunca quisimos separar la banda. Incluso después de la separación seguí pensando que después de un descanso volveríamos a juntarnos, porque nos veía continuando, como los Rolling Stones. Sé que suena cursi, pero quería que fuéramos la versión norteamericana de los Stones: una banda de rock’n’roll perpetua. Igual, nosotros no éramos muy populares en esa época. Es como si, de algún modo extraño, al mundo le hubiera tomado treinta años para engancharse con nosotros. Los tributos de otras bandas que hicieron versiones de nuestras canciones e incluso el hecho de que Iggy tocara canciones de Stooges en sus conciertos mantuvieron la antorcha encendida.

–Bueno, pero además está el hecho de que los dos discos que hicieron juntos son geniales. Funhouse es uno de los mejores discos de la historia del rock.

–Es grandioso que la gente piense eso, incluso personas como Jack White, de los White Stripes, o Alice Cooper. Cuando conocí a Alice en Nueva York sólo tenía diez discos y dos de ellos eran copias de Funhouse porque había destruido una de tanto escucharla. Me dijo: “Es uno de mis discos favoritos de todos los tiempos”. No escucho muy seguido ese disco, pero cuando lo hago pienso en qué bueno que se haya convertido en eso. Estoy muy orgulloso de que la gente piense eso.

–Es un disco que suena muy moderno: muchos artistas de hoy quieren sonar así.

–¡Cool! Nadie me lo había dicho antes, pero es cierto: suena moderno aunque haya sido hecho en 1970. Tiene un feeling moderno. Y eso es muy cool porque supongo que la buena música no tiene fecha. El disco pasó la prueba del tiempo.

–Leí que Jack White iba a producir algunas de las canciones del nuevo álbum.

–No, va a hacerlo todo Steve Albini (Pixies, Nirvana), pero Jack va a hacer el concepto del arte. Quizás haga coros o algo así, pero eso depende de Iggy.

–¿Cómo suenan las nuevas canciones que irán al nuevo disco?

–Creo que todo el mundo va a sentirse gratamente sorprendido porque todavía somos los Stooges, aunque tiene algunas vueltas de tuerca. Cuando empezamos a componer, Iggy nos dijo que seguramente sería un desafío que sonáramos a los Stooges porque, lógicamente, ahora tocamos mejor nuestros instrumentos y hemos hecho distintos tipos de música. Pero todavía sueno a mí mismo. Hay algunas canciones bonitas y otras que te golpean. Las letras de Iggy son muy buenas, como de costumbre: disfruto mucho de escuchar lo que compone, es divertido, y mejora todo el tiempo, así que nos lo pasamos riéndonos. Básicamente es rock’n’roll simple. Y eso es lo que somos los Stooges.

–Además, encontraron al bajista adecuado.

–Sí, tenemos a Mike Watt. El estaba en The Fog, la banda que J Mascis armó después de Dinosaur Jr. Yo había trabajado con Mike cuando hicimos unas canciones para la película Velvet Goldmine y entonces terminé tocando canciones de los Stooges con The Fog. Ellos ya hacían un par y cuando yo me uní terminamos tocando como seis. Entonces J dijo: “Tendríamos que hacer algunos shows sólo con canciones de los Stooges”.

–Eso fue The Stooges Project.

–Así es. Lo gracioso fue que en algunos shows nos presentaban como “la banda tributo a los Stooges”. ¿Cómo podía ser un tributo si dos de los músicos eran parte de The Stooges? Pero así fue como empezó la cosa. Hacíamos clubes medianos y se llenaban. Ese fue el catalizador para comenzar con esta reunión, porque Iggy fue lo suficientemente piola como para darse cuenta de que la gente quería escuchar a los Stooges.

–La reunión de Stooges comenzó en el 2003. ¿Pensaste que iba a durar tanto?–

Tenía la esperanza de que sucediera, aunque Iggy nunca dijo que ésa fuera la idea. El puntapié fue que, mientras estábamos grabando y mezclando, se supo que estábamos tocando juntos y entonces los organizadores del Festival de Coachella llamaron al manager de Iggy para ofrecerles que tocáramos. Mi hermano y yo dijimos que sí, queríamos hacerlo, y que conocíamos al bajista indicado, Mike Watt. Iggy tenía a su bajista, Pete Marshall, pero Watt sabía las canciones y ya había tocado con Scott y conmigo durante algún tiempo. Entonces Iggy dijo que iba a pensarlo, hasta que un día me preguntó: “Vos y tu hermano realmente quieren hacer el show, ¿no es cierto?”. Le contesté que sí y dijo: “Ok”. Era sólo un show y Mike tendría la chance de tocar. Lo que pensé fue que, si salía bien, quizá podríamos hacer un show más. Antes de salir a tocar estaba muy asustado, porque hacía mucho que no estaba frente a tanta gente, pero todo salió bien. Y cuando terminó estaba al lado del trailer con Mike Watt, mi hermano, Thurston Moore (Sonic Youth) y Jack White, entonces llega Iggy y le dice a Mike: “¿Te interesaría hacer algunos shows más? ¿Tenés tiempo?”. Para mí fue la confirmación de que seguiríamos adelante y de que Mike Watt había pasado la prueba. Y ya no paramos.

–¿Por qué no tocan canciones de Raw Power? ¿Todavía te molesta haber tenido que tocar el bajo en ese disco?

–En realidad, estoy feliz de haber tenido esa oportunidad. Cuando era chico tocaba la guitarra, pero después me junté con Dave Alexander y él tenía una guitarra y un amplificador, y como queríamos armar una banda, yo dije: “Bueno, supongo que tocaré el bajo”. Esto fue antes de que conociéramos a Iggy. Después toqué el bajo en The Prime Movers, donde Iggy era el baterista, pero todos tocaban mucho mejor que yo. Y entonces armé mi banda de secundaria, The Chosen Few, con la que tocábamos todas las semanas. Hacíamos covers de los Beatles, los Stones, e incluso de los Kinks y los Yardbirds: como la gente no conocía esas canciones, pensaba que eran nuestras. Volviendo a Raw Power, estoy agradecido de haber tocado el bajo en el disco y la verdad es que lo disfruté: al menos existe una gran grabación en la que toco el bajo. Cuando Iggy me llamó, creo que aludió al hecho de que quizá yo podría tocar la guitarra con James Williamson, pero eso nunca sucedió. De todos modos, me encanta tocar el bajo. Tuve que tocarlo en Skull Ring.

–Entonces, ¿qué te pasa con las canciones de Raw Power?

–Es que no las sé. Nunca las toqué en guitarra. Y además son canciones de Iggy con James Williamson, no siento una conexión con ellas. Me gustan muchas y me parece que es un buen disco. Además, sucede que cuando estábamos juntos y las cosas empezaron a ir barranca abajo, las toqué millones de veces en bajo. Tocábamos casi todos los días y me llevó varios años sacarme esas canciones de la cabeza. De vez en cuando alguien grita que quiere escuchar Search and Destroy, que es una de mis favoritas, pero era James quien tocaba la guitarra. Yo podría tocarla, probablemente, pero James tenía su estilo único. Por otra parte, Iggy nunca sacó el tema, no dijo: “Ey, ¿por qué no hacemos Gimmie Danger?”.

–Muchos guitarristas reconocen tu influencia, pero no tuviste muchas oportunidades después de la separación de los Stooges. ¿Creés que esta reunión es como tu reivindicación?

–Después de la separación hice algunos intentos, pero siempre estaba en el momento y el lugar equivocados. Nunca dejé de tocar: armé New Order (nada que ver con los ex Joy Division) poco después de que se desarmaron los Stooges de Raw Power, después volví a Detroit y armé Destroy All Monsters y Dark Carnival con (la cantante) Niagara. Pero a nadie le interesó. Siempre estaba como fuera de sintonía con los tiempos. Ahora sí me siento afortunado por poder hacer lo que quise toda mi vida: salir y hacer buenos shows frente a mucho público, ser aceptado por los críticos y por el público. Así que, sí, me siento reivindicado.

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