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Jueves, 11 de enero de 2007
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CATUPECU MACHU INAUGURO TEMPORADA

Playa oscura

Por MARIO YANNOULAS
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Desde Villa Gesell

¿Será que cada vez hay menos espacios? El rock se ha vuelto raro últimamente. Son cada vez más extraños los lugares donde se puede pretender ver a una banda en vivo, situación que se profundiza día a día por el efecto post-Cromañón. Y acá en Villa Gesell son todos pibes, así que es probable que muchos de ellos quieran rock. Hace dos miércoles, unos cuantos se sacaron la arena de los pies, degustaron algún aperitivo en su casita de alquiler o en el camping, dieron una vuelta por la “3” y se tomaron el 504 hasta Pueblo Límite que, si bien está a algunos metros del arco de bienvenida, es el complejo bolichero más top de la ciudad. Pero iban a ver a Catupecu Machu, cuya presencia se anunciaba como la inauguración de una sucursal de The Roxy dentro del complejo.

Y lo raro es que no hay mochilas negras; sí alguna que otra flamante remera con el dibujo de El número imperfecto, pero nada más. El resto, pilcha salidora. Mientras la plataforma que conforman las tres barras y la tarima del disc jockey se va llenando de gente —hubo cerca de 1500 personas—, en un rincón dos promotoras excitadas hacen de referí para unos penales virtuales que parecen ser más fáciles hacerlos que errarlos. El que los meta todos, se lleva una remerita. El clima es playero, distendido, hasta parece que a la gente no le interesara demasiado bailar sino juntarse en grupitos y charlar de vaya uno a saber qué. Mientras los pateadores se suceden, cinco minutos después de las tres de la mañana, las luces de la plataforma bajan, y todas las pupilas apuntan hacia ese escenario en las alturas.

Minutos después se planta Catupecu, que brinda, como siempre, una sobredosis de energía. Con un aporte cada vez más fuerte de Macabre (dueño de sintetizadores y guitarra), que en algunos pasajes le permite a Fernando desplazarse por el escenario sin cargar la viola, aparecieron notables versiones de Le di sol, Perfectos cromosomas, Persiana americana, como un homenaje a Zeta Bosio, bajista de turno y ex Soda, y la multiarenga interminable de Dale! que hace, obviamente, saltar a todo el mundo. Así, luego de aproximadamente una hora y media de descarga, con una solapada e insorteable dosis de angustia por la ausencia de Gabriel Ruiz Díaz, el show termina, y el Roxy queda inaugurado, prometiendo, para las siguientes jornadas, la presencia de Las Pelotas, Los Tipitos, A77aque, Pier y Almafuerte, entre otros. Salud, playeros, a clavar sombrillas.

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