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Jueves, 29 de marzo de 2007
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EL ANFITEATRO DE RADIO NACIONAL ES DEL PALO

Estado benefactor

Por Cristian Vitale
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Tras Cromañón, océanos de tinta han corrido responsabilizando al Estado por los problemas que tienen las bandas indies para tocar. La falta de espacios que deviene de normativas imposibles de cumplir, provoca un vacío de lugares alarmante. Nada que no se sepa. Las opciones son: o entrar en la ruta del monopolio o hundirse en el pantanoso devenir del under. En este contexto, el anfiteatro de Radio Nacional emerge como un oasis. Por iniciativa del joven equipo que dirige y coordina Faro —la más nuevita de las cuatro que funcionan en el edificio de Maipú 555—, la elegante sala se ha convertido en un epicentro indie, en una alternativa para decenas de bandas que no pueden conseguir otro espacio para propagar lo que hacen.

“Las radios están muy acotadas a lo que les bajan las discográficas, los artistas de rock son artistas conocidos por el cansancio de escucharlos constantemente en la Hit, la 100, Rock & Pop y La Mega. Nosotros estamos convencidos de que lo más importante y arriesgado pasa por otro lado. Por eso, el fin es ofrecer el espacio a bandas que difícilmente suenen en otras radios”, sostiene Francisco Aquino, 25 años y director artístico de la 87.9. El ciclo Faro Deslumbra se originó en 2006 y, durante todo el año, permitió que tocaran unas 30 bandas. Entre ellas, Los Alamos, Astroboy, Fútbol, Rosal, Gabo, Flopa, Valle de Muñecas, Degradé, Mataplantas, Doris, Coiffeur, Bauer y El Robot Bajo el Agua.

“Sabemos que el mayor problema que tienen las bandas hoy —sigue Aquino— son los gastos. Por la cantidad de gente que llevan, difícilmente puedan cubrir lo que cobran los lugares, que es mucho más que antes de Cromañón.” En rigor, Faro no sólo ofrece la sala gratis sino que se encarga del sonido, la iluminación y el viático de los músicos. Además, los shows se emiten en vivo por la radio, salen por Internet en www.nacionalfaro.com.ar y por las 40 filiales en el interior. “Grabamos los recitales, les damos una copia a los músicos y otra queda para el archivo. En el último disco de Los Alamos hay dos temas que se grabaron acá”, se entusiasma Pancho. Este año, el ciclo cambió de nombre (“La más maravillosa música”) y será todos los martes de 10 a 12 de la noche. Se mantiene el “valor” de la entrada (dos alimentos no perecederos destinados a un comedor de La Matanza y una parroquia de Once) y el equipo planea incluir géneros meta—rockeros. “Hay programada una fecha con Zo’Loca Trío y Gordo Loco Trío, dos grupos de jazz muy distintos entre sí. También queremos meter tango”, prevé Aquino. No todo es como en el Leviatán.

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