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Jueves, 19 de julio de 2007
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EXCLUSIVO: DIMITRI FROM PARIS VIENE A BUENOS AIRES

Touché

Embajador de la electrónica francesa. Integrante del llamado “french touch” de los ’90. Arquitecto, compilador y DJ de las pistas galas. Alquimista del remix y filántropo de las bandejas. Un “tocado”.

Por Yumber Vera Rojas
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Con el reciente rescate y compensación al status de leyenda del dúo Black Devil Disco Club, se comprueba nuevamente lo señalado en alguna ocasión por el mago galo de las bandejas Laurent Garnier: el mayor poderío sonoro de Francia sucedió en los ‘70, en la era de oro de la música disco. Y es que particularmente los productores franceses fueron los responsables de la reverberación de exponentes indispensables del género como Village People, Richie Family o The Gibson Brothers –el padre de Thomas Bangalter, de Daft Punk, fue artífice de su éxito–. Como legatario de esa tradición y simbolizando al mismo tiempo su evolución hacia el house, Dimitri from Paris se tornó en uno de los arquitectos, compiladores y DJs esenciales de la escena dance francesa.

Con un cuarto de siglo batuqueando las pistas de baile, en junio ubicó en las bateas su nuevo trabajo: el exquisito recopilatorio Cocktail Disco. Nacido en Turquía, de padres griegos y radicado desde su infancia en París, Dimitri reseña en exclusiva para el NO desde París: “Este álbum se diferencia del resto porque no es un CD de mezclas y porque se concentra en un estilo particular de la música disco. Durante años de recolección encontré grabaciones que pese a que estaban orientadas a la discoteca, parecían más bien extraídas de un show de Broadway. Se trata de un trabajo kitsch, encantador y atractivo, que decidí llamarlo así porque su estilo tiene también una onda lounge. Siempre pensé en sacarlo. Luego de una década, finalmente lo pude hacer”.

Cocktail Disco aparece tras la publicación en 2006 de los compilados In The House of Love y Super Disco Friends –junto a DJ Muro– y se convierte de esta manera en la más reciente de sus producciones bajo este formato, una historia que se remonta al año 2000 cuando lanzó el demoledor A Night at the Playboy Mansion. Este trabajo, que tiene su segunda parte en After the Playboy Mansion (2002), le valió la fantasía de estrenarlo en los dominios del mismísimo Hugh Hefner. El productor y DJ, quien vendrá por primera vez a la Argentina para presentarse el 29 de septiembre en Pachá, recuerda: “En un Winter Music Conference estaban los de Playboy con la idea de esponsorear clubes. Querían buscar un público nuevo para transformarlo en lector de la revista y me propusieron la idea, pero en ese momento no tenía material. Entonces quedamos en que cuando tuviera listo el disco el lanzamiento se haría en la Mansión Playboy, y así fue”.

Sobre el valor de los recopilatorios en su discografía, Dimitri justifica: “Me encanta ser DJ, es mi trabajo, así como remezclar. Mi hobby, en cambio, es componer y producir música. Para ello necesito tiempo y la verdad es que justamente es lo que me falta. No paré de tocar en todos estos años, por eso tengo apenas dos producciones con temas míos. Además no pretendo que cada álbum sea más exitoso que el anterior. Con que a mí me guste el proyecto, es lo más importante”.

En 2003 salió a la venta la segunda de sus producciones con repertorio propio, Cruising Attitude, un trabajo que combina el jazz funk norteamericano de los ‘70, el easy listening, el pop nipón de los ‘90 y que incluye vocalistas invitados como Omar y la ex Pizzicato Five Maki Nomiya. Dimitri from Paris apunta: “Quise hacer un álbum con 14 canciones enteras, por eso este disco se pierde en las clasificaciones. Acá me concentré en otros ritmos, igual de festivos, pero más orgánicos. Por eso elegí cantantes, porque me ayudaron a hacer de éste un trabajo relajado y para el disfrute”.

Sin embargo, fue su debut, el brillante Sacrebleu (1996), el que lo estableció de inmediato como uno de los referentes esenciales de la escena house francesa, que en ese entonces preparaba su abordaje hacia otros confines. A dos lustros de su edición –que vendió 300 mil copias–, el también llamado “Dapper Frenchman” (“Francés Apuesto”), debido a su impecable estética y su relación con el mundo de la moda –ha confeccionado música para desfiles de Chanel, Jean-Paul Gaultier e Yves Saint-Laurent–, rememora: “Creo que cautivó porque usé muchos clichés franceses. Era un momento en el que nadie, ni adentro ni afuera, le prestaba atención a la música que se gestaba en Francia. Usábamos nombres en inglés pensando que de otra manera no nos iban a aceptar. Algunos incluso creían que el que hacía esos temas era un británico, cuando en realidad era yo”.

Mientras el house disfrutaba de un nuevo bramido en los ‘90, la prensa británica bautizaba con el nombre de “French Touch” a la avanzada electrónica francesa que se había cocinado durante esos años. Aunque se aplicaba al house tallado con espíritu de música disco, el adjetivo se expandió hacia la exquisitez creativa de las propuestas galas, que comprendían el filter house de Daft Punk, el jazz house de St. Germain, el trip hop con brío pistero de The Mighty Bop, la psicodelia groovera de Air, la cadencia negra de Motorbass y el disco astral y cocktail music de Dimitri from Paris. Debido a su impacto, la escena de Francia quedó prensada a este calificativo. Así como muchos de sus protagonistas, Dimitri toma distancia del mote: “En realidad, el nombre se lo pusieron los periodistas. Mucha de la música que hacíamos era diferente: Daft Punk estaba en lo suyo, yo hacía otra cosa. Teníamos distintos sonidos. Quizás el tiempo que más se asocia al French Touch fue cuando Daft Punk se transformó en una de las bandas que más vendió en esa época”. Pese al desapego que manifiestan las figuras que fueron involucradas a esta movida, lo cierto es que gracias a ella el dance y la electrónica de esta nación europea logró su repercusión en todo el mundo. Ante las analogías y diferencias del carácter del sonido francés con respecto al alemán o al inglés, el productor y DJ se limita a responder: “No tengo la menor idea, yo me dedico a lo mío”.

Partícipe de la comunidad dance francesa desde los ‘80 por intermedio de sus sesiones en las emisoras Radio 7, Skyrock y NRJ, el refinado deejay evoca su llegada a la picardía del beat: “En 1977, la música disco y el punk eran lo que más sonaba. A mí no me gustaba el punk, me parecía ruidoso. Así que elegí aquello que tenía sustancia y melodía. El house llegó diez años después, fue una evolución natural”. Con el posicionamiento de la música electrónica orientada a la pista, la figura del DJ alcanzó los extremos de la sobrevaloración. Por eso Dimitri from Paris advierte: “Hoy todos quieren ser DJs, pero pocos son exitosos. No seré famoso como Paul Oakenfold, aunque tampoco quiero porque de estar en su posición no sería libre de hacer lo que deseo”. Si bien su cualidad es distintiva, pues puede deambular por el jazz, el samba y el house, se consiguen afinidades entre su estilo y el de artistas como Joey Negro –con quien curó el compilado The Kings of Disco–; “Little” Louie Vega y su compatriota Bob Sinclar. No obstante, Dimitri marca distancia: “Con Joey existe una relación como productores y tiene más influencia de la música disco que yo, con Vega nos respetamos mutuamente y Bob Sinclar es comercial. Así que no hay nada en común”. Alquimista del remix (Björk, Crystal Waters, Next Evidence) y productor del álbum Superpop Venezuela de Los Amigos Invisibles, acerca de su visita a Buenos Aires, además de prometer una sobredosis de house, este filántropo de las bandejas confiesa: “Espero con impaciencia descubrir la escena argentina”.

* Dimitri from Paris toca por primera vez en Buenos Aires el 29 de septiembre en Pachá.

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