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Jueves, 9 de octubre de 2008
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Converse con Marky Ramone

Ramone’ eran los de ante’

Alejado de su carrera solista, Marky se dedica a homenajear a su ex banda. Acompañado por músicos argentinos, está de gira por el país, como lo hizo CJ Ramone hace dos meses atrás. “Hoy me apena mucho no contar con Joey, Johnny y Dee Dee”, dice Marky, que llega al país auspiciado por las zapatillas.

Por Juan Ignacio Provendola
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Los acosan a toda hora y en todo lugar. Pretenden huir del hotel por otra salida, pero es imposible. Los fans, que saben que es la última gira antes de la separación y tal vez no haya otra oportunidad para saludarlos, se arrojan en masa sobre la camioneta. Algunos tocan las ventanas. Otros, directamente, las golpean con los puños. Adentro, todos se ponen paranoicos. CJ siente adrenalina: para él, todo se convirtió en una aventura. Johnny piensa en voz alta lo oportuno que sería tener a mano un gas paralizante. Una chica le dice a Joey que lo ama y le pide un beso. El flaco duda y Marky le grita: “¡No abras la ventana!”. El micro se abre paso entre la multitud a pura velocidad y los músicos temen pisar a alguien. Muchos los siguen en taxi, otros en bicicleta y hasta algunos se animan a correr, pese a que llueve y el piso está resbaladizo. La escena se repite por cuadras y cuadras. “¡Por Dios, es imposible perderlos de vista!”, brama Johnny, como si nunca hubiese venido a la Argentina.

Es la postal común en la mayoría de los 26 shows que Ramones hizo en nuestro país. Esa beatlemanización que el público local sentía por los cuatro de Queens no tenía correlato en ningún otro rincón del planeta. Basta con chequear las tibias reacciones de los fanáticos del mundo en Raw, el DVD que el propio Marky editó con las imágenes de gira que registraba en handycam.

–En el DVD se los ve realmente asustados por el acoso de los fans argentinos. ¿Llegaste a temer por tu vida?

–Amo a los fans argentinos y nunca sentí miedo por ellos. Yo vivo cerca del World Trade Center de Nueva York y vi cómo se desplomaban las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001. Te juro que he visto con mis prismáticos gente tratando de volar. Estaban quemados, o directamente muertos. Olí carne humana, tela y metal quemado durante las dos semanas siguientes. Tuve que deshacerme de mi auto porque se llenó de hollín. A partir de eso, creo firmemente que debemos eliminar el miedo de nuestras vidas.

–Usás tu apellido artístico, el logo de la banda y hacés casi 30 temas de Ramones. ¿Cuál es el límite entre el homenaje y la copia?

–Es imposible copiar la guitarra de Johnny o la voz de Joey. Muchos creen que es fácil tocar un tema de Ramones, pero luego se dan cuenta de que no es tan así. Muestras de eso son los grandes grupos del rock mundial que, en distintos discos tributo, no lograron recrear nuestro verdadero sonido. La idea de esta gira es que los jóvenes conozcan esa magia y sepan que hace treinta años ya se hacía música rápida y fuerte. Lo seguiré haciendo hasta que me aburra y me canse.

–Bono dijo: “Lo mejor que nos dio Nueva York fue Ramones. Sin ellos, muchos nunca hubiésemos empezado”. ¿Cómo recibís ese reconocimiento de músicos que no vienen del punk?

–Creo que fuimos reconocidos tardíamente. El punk es actitud y nosotros no cumplíamos con reglas determinadas. Fuimos originales, auténticos, únicos. Hoy todo eso es difícil: las compañías ya no arriesgan en nuevas bandas.

–¿Cómo te llevás con las nuevas generaciones de bandas punks?

–No entiendo de qué la van esos tipos que andan con gorras, bermudas y remeras anchas. ¡Quisiera haberlos visto en el CBGB explicándole a Dee Dee que lo que hacían era punks!

–En Raw hay muchas escenas divertidas, pero ninguna con los cuatro juntos...

–Joey era muy tranquilo. Yo solía estar más con Johnny: salir, divertirnos, en fin, esa clase de cosas. Todos éramos buena gente, pese a tener momentos de furia. De todos modos, lográbamos encontrar el punto para llevarnos bien y que la banda funcionara. Hoy me apena mucho no contar con Joey, Johnny y Dee Dee. A veces iba al cementerio a verlos, pero dejé de hacerlo porque me parecía una situación muy mórbida. Es muy importante recordarlos por medio de la música y sus videos, que es lo que los mantiene vivos, pero debemos dejar de capitalizar los legados sólo en ellos tres. No quiero celebrar sus muertes, porque eran mis amigos. Sólo deseo que puedan descansar en paz.

–Muchas veces Dee Dee aparecía arruinado. ¿Creés que irse de Ramones lo ayudó en algo?

–Era un tipo muy solitario e individualista. Traté de llevarlo con gente que podía ayudarlo en su recuperación, pero él no quería. Para salvarte tenés que tener voluntad, y él no la tenía. Sólo vos podés resolver tus problemas. El fumaba mucho porro y un buen día murió de una sobredosis de heroína. Yo había estado con él tres semanas antes, así que fue un dolor de huevos. Era mi mejor amigo.

–Cuando Ramones hizo su último show en la Argentina, en 1996, Dee Dee ya no estaba en la banda, pero vivía en el país. En su autobiografía, dijo que desistió de tocar como invitado porque ustedes lo trataron muy mal en los días previos...

–No sé si lo trataron bien o mal, pero él tenía un problema: era adicto. Veo a lo que llegan personas que tienen adicciones, cambian completamente y vos lo podés ver. Siempre quise sacarlo de ese mundo, porque creo que si yo pude hacerlo en su momento, cualquiera puede.

–¿Recordás aquel show bastante criticado que hiciste junto a Misfits en la Argentina durante 2001?

–Sí. ¡Y recuerdo que nunca más lo volvería a hacer!

Muchas bandas tributo proliferaron por estas zonas. Algunas, como Expulsados, se convirtieron en virtuales Ramones acompañando a Marky en una gira homenaje por Europa. Otras apelaron a todo tipo de anagramas para bautizarse (Romanos, Romanes, Senomar y hasta Ramonees), aunque ninguna de ellas con la originalidad de la agrupación mexicana La Venganza de Punk Ramón, que utiliza la cara de Don Ramón y punkea la versión original de La vecindad del Chavo.

Terminado el vínculo con Expulsados, el cupo nacional de la banda de Marky lo completan El Niño Khayatte (bajo) y Tucán Barauskas (guitarra) de Violadores, más el novato cantante norteamericano David Brooks. Con esa formación está de gira por el país desde el martes pasado y hasta el miércoles próximo, homenajeando a Ramones y alejado de la carrera solista que alguna vez intentó encarar bajo la premisa de buscar “la melodía pegadiza”.

–¿Qué ha sido de tu proyecto en solitario?

–Hubo discos de los que no me gustaron ni la producción, ni el sonido de las guitarras. Podría decirte que fueron maravillosos, pero tengo que serte sincero. Fue muy vergonzoso y me equivoqué haciéndolos.

–¿Y qué hacés, más allá de los temas de Ramones?

–Tengo un DJ set que hago en un programa de radio de Estados Unidos y que espero mostrar en la Argentina el año próximo. También estoy diseñando mi propia línea de ropa, asociado a Tommy Hilfiger. Diseño camperas, pantalones y remeras con precios muy accesibles.

–Acá no creo que sean tan accesibles...

–Eso lo veremos cuando se lance en enero de 2009.

* Marky Ramone & Friends: viernes en El Galpón (Rosario), sábado en El Teatro de Flores (Capital), domingo en 565 (La Plata) y miércoles en Homero Disco (Mendoza).

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